Chukwueze destroza al Real Madrid y liquida la Liga

Las resacas son un peligro. Sobre todo las que no te dejan dolor de cabeza. También las expectativas. La sensación de euforia después de una gran noche y antes de otra que promete es tan plena como poco recomendable a la hora de encarar la rutina. Hablo de fútbol, por supuesto. No hay dedos para tantos ejemplos. El Real Madrid cayó en ese calor de satisfacción y éxtasis, baile y puro, que supuso la eliminación del Barça de la Copa. Venía de una fiesta y, descamisado y embriagado, se encontró con que en su casa había otra. La que montó Chukwueze y un Villarreal crecido.  

El nigeriano asaltó el Bernabéu con dos golazos, la generación de otro y un partido que figurará en los libros de memoria del Villarreal. Vinicius intentó tirar de un Madrid renovado con seis cambios y, por momentos, caótico. Pero no gozó de suficiente compañía. Asensio tuvo un destello y la defensa no tuvo su día, Tchouameni dejó claro por qué Camavinga es intocable, Benzema ofreció su versión mortal. Hasta el VAR alzó la mano para pedir su cuota de pantalla (dio validez al 2-2 y anuló bien un penalti de Alberola por mano de Mandi). Este tropiezo del Madrid le deja en bandeja el alirón al Barça, que puede marcharse a 15 puntos si gana el lunes al Girona. No es algo que no tuvieran asumido. El campeonato ha pasado a la trastienda y ahora en Chamartín solo importan las Copas y el miércoles esperan al Chelsea. Todos los pensamientos blancos están ahí. El Villarreal, para el que la Liga sí tiene sentido, aprovechó la somnolencia blanca, empató hasta en dos ocasiones y puso patas arriba el Bernabéu.

Chukwueze torturó al Madrid con dos goles y el parto del otro. Lo que hizo el nigeriano en el Bernabéu retumbará por tiempo en los recuerdos de los aficionados del Villarreal. Este futbolista es el peta-zeta del Villarreal, la chispa para un Setién que le está sacando su mejor versión. Con el cántabro en el banquillo, Samu está jugando el mejor fútbol de su vida. En lo que va de curso suma 11 asistencias y 13 goles. Los dos últimos no los olvidará. Ni él ni Nacho, que rozó la contractura de cadera en la jugada del primero y el segundo lo verá en pesadillas.

En el informe forense figurará lo siguiente. Con 1-0 y el Villarreal agobiando al Madrid, Lo Celso conectó en la corona del área con Chukwueze, amagó hacia un lado, se marchó por el otro y batió a Courtois para empatar el choque. Una definición extraordinaria. En el 70' originó la jugada del 2-2 de Morales, en la que Militao echó por tierra el fuera de juego, y diez minutos después batió a Courtois con un zurdazo espectacular desde fuera del área.

Chukwueze no paró de torturar a Nacho, que sudará ante cada mención sobre el nigeriano, a Courtois y a los nervios de Bernabéu. Extremos de su calidad y agresividad con la pelota en los pies escasean en LaLiga. La misión del Villarreal es que este jugador, que ahora tiene 23 años, consolide su crecimiento. Con él el sueño de Europa es más que posible.

Setién es un hombre acostumbrado a vivir con el sonido envolvente del runrún. Salvo en determinados periodos de etapas concretas, al entrenador amarillo le acompañan siempre las dudas hacia un carácter y una manera de entender el fútbol que da tantas satisfacciones como problemas. Con la reputación acuchillada tras salir de un Barça sísmico, no cayó bien en el Villarreal. Sustituir a alguien como Emery, de la noche a la mañana, no es sencillo. El vestuario receló. La eliminación en Copa y en Conference le tenían sentenciado, pero ha sabido agarrarse a la Liga hasta soñar con Europa, apoyarse en un ramillete de apuestas que le están sosteniendo y subido a una convicción: todo tiene sentido con el balón.

Así jugó en el Bernabéu el Villarreal, viviendo del control del juego, de la generación de situaciones ventajosas a partir de la pelota, con Reina acertado, un Chukwueze atómico y un Parejo que ha hecho de la pausa un arte. Si el nigeriano es la explosión, el madrileño representa el slow motion. A su alrededor se juega a su dictado. Ni los goles en contra afectaron a la filosofía del Submarino, que se marchó del Bernabéu con tres puntos que le saben a gloria, un Chukwueze entronizado y 16 puntos de los últimos 18...

Con Benzema en su versión pálida, el Madrid siempre se agarra a Vinicius. Todo se reduce a él cuando los caminos se militarizan porque no hay un jugador en LaLiga tan libre para correr, para atacar y para coger los partidos por las solapas sin contar con el respaldo del resto como Vinicius. Si hubo alguien que se preguntó por qué Ancelotti no le reservó para tenerle fresco ante el Chelsea, el brasileño respondió. Con el empate en el marcador, el Villarreal apretando y el Madrid en un momento de desconexión, se echó el encuentro a los hombros, como la espaldinha que dejó para los highlights, y tiró del equipo con un golazo en el arranque de la segunda parte, metiéndose en el área entre Chukwueze y Mandi como el soldado escapando del fuego de morteros. Fue el 2-1. Un golpe en la mesa silenciado por un trueno nigeriano.

Cuando todo se complica todos miran al '20', que parece haber nacido con la camiseta del Real Madrid puesta. Y con la Liga finiquitada, los títulos pasan por el estado de gracia en el que se encuentre Vini.

La Liga se han convertido en terreno abonado para Asensio. Con una nueva cumbre el miércoles, la ida de los cuartos de Champions ante el Chelsea, y con la final de la Copa en la billetera, Ancelotti abrirá la mano en el campeonato y trasladará el foco a futbolistas que no tengan en su cabeza abandonarse. Es el caso del balear, que a dos meses de acabar su contrato cada jugada es una reivindicación o un currículum.

Su partido ante el Villarreal fue de mucho a menos. Comenzó en la mediapunta que para el balear es un parque infantil. Y ahí, una arrancada suya desde el campo madridista, de esas galopadas tan elegantes como difíciles de parar, le abrió la cremallera al rival. Condujo con maestría, llegó a la línea de fondo tras combinación con Vinicius y su centro (chut) golpeó en Pau Torres para batir a Reina. Después, con el Villarreal adueñado del balón, descendió. Aun así, tuvo el 3-2 en un remate precioso que detuvo Reina. Asensio fue lo que viene siendo en el Madrid. Un destello. Vive un buen momento de forma, aprovechando las últimas ventanas que le ha abierto Ancelotti y aprieta con argumentos para decir que merece una renovación.

Los onces titulares mandan señales. Sobre todo a partir de abril, cuando se recrudecen las guerras y los equipos se juegan títulos y alegrías. "Lo importante no son las diez primeras jornadas sino las diez últimas", solía decir Luis Aragonés, a quien no le apodaron el Sabio por capricho sino por sentencias como esta. Los entrenadores, desde primavera, afilan su estrategia en la gestión de esfuerzos y en la reactivación de recursos para afrontar con garantía las batallas que importan (si es que hay garantías en esto del fútbol). Por eso, mirar el once de Ancelotti ante el Villarreal facilitó llevar a cabo un ejercicio de futurología con el mínimo riesgo de fallo de cara al encuentro del miércoles contra el Chelsea, duelo al que todos miran.

El italiano se reservó de inicio a Carvajal, Camavinga, Militao, Kroos, Valverde y Modric. Seis jugadores que son fijos en la siguiente alineación. A ellos seis hay que incorporar a Courtois, Vinicius y Benzema, intocables, y a Alaba, sustituido al descanso porque así estaba previsto. Como la sustitución de Karim en el 58'. Así pues, sólo quedaría una posición libre. Rodrygo, Tchouameni o incluso Nacho se la jugarán. Todo depende del pie con el que cojee Ancelotti para esa noche que ya anuncia que "será distinta a la de hoy".