VILLARREAL

El partido del Centenario dejó la calidad de Riquelme y Forlán, los pitos a Setién y el protagonismo de Mateu Lahoz

El partido de leyendas del centenario del club dejó varias anécdotas reseñables.

Forlán y Riquelme juntos. /Villarreal.
Forlán y Riquelme juntos. Villarreal.
Nacho Sanchis

Nacho Sanchis

No fueron pocos los detalles que dejó el partido de leyendas en el centenario del Villarreal. La cita arrancó con el masivo recibimiento a Palermo y Riquelme por parte de los aficionados argentinos que se desplazaron a la provincia castellonense, pero siguió con diferentes homenajes a los jugadores amarillos (Pau Torres fue condecorado como el 'jugador insignia' del club) o el XI ideal del club histórico, que no distó del que Fernando Roig desveló en Relevo.

Había mucha expectación por volver a ver a Juan Román Riquelme de corto y el argentino no decepcionó. No es que se moviera demasiado, pero cada vez que la tocaba dejaba magia y combinaciones en profundidad que hicieron a los 20.000 aficionados levantarse de su asiento.

Pero para curiosa, la estampa de Quique Setién jugando contra el que actualmente es su club. El cántabro ejerció de capitán de las leyendas de España y tuvo que escuchar desde un inicio algunos pitos de la que es su afición... Aunque progresivamente estos fueron desapareciendo y siendo sustituidos por aplausos, al menos por parte de la mayoría del estadio.

Otra de las sensaciones del encuentro fue Diego Forlán. No ha cambiado nada el uruguayo que todo sea dicho. Fue el futbolista más en forma de las leyendas del club amarillo. Intentó marcar gol de todas las maneras, pero se topó primero con Ricardo y luego con Contreras, que le realizaron sendas paradas que bien podrían haber firmado en su etapa en activo.

El partido concluyó con triunfo de las leyendas de la selección española por 1-0, aunque el resultado fue lo de menos. La tarde dejó además tímidos pitos a un Mateu Lahoz que se tomó tan en serio el partido, que en algunos momentos acaparó el protagonismo por ser excesivamente riguroso en las faltas y en los fueras de juego, lo que evitó que se viera algún gol más.