El beticismo se despide del Benito Villamarín y del Betis de 'Antonio de Triana' con un hasta pronto... y soñando despierto con la Conference
El choque ante el Valencia ha sido el último partido oficial del actual estadio, que será demolido. La fiesta por la primera final europea... espectacular.

"¡Te quiero, Betis!". Un cántico. Un sentimiento. Un recuerdo eterno de aquel lugar donde cientos de sufrimientos valieron la pena por ver a las trece barras tocar la gloria. Aquel estadio que es historia. De nuestro fútbol. Del de ellos, del de los locos de la grada. Aquel feudo que defendió como ninguno a su equipo y que, con sus cimientos en las últimas, le dio el último empujón para hacer historia en el viejo continente. Aquel Benito Villamarín.
96 años de historia. Estadio de La Exposición, Municipal de Heliópolis, Manuel Ruiz de Lopera o Benito Villamarín. Distintos nombres. Mismo sentimiento. Mismo escudo, con dos colores siempre: el verde y el blanco. La casa del Betis dirá adiós. Y su gente, a su vez, le dijo "Hasta luego" en voz muy bajita. Porque aunque el Betis-Valencia, con más de 51.000 espectadores, fue el último partido oficial que se jugó en el actual estadio, queda un último baile.
El próximo miércoles, el Benito Villamarín 'acogerá' la final de las finales. El Betis-Chelsea, el último escalón para alcanzar el primer título europeo en la historia del club, también se vivirá en el estadio. En la casa de todos los verdiblancos. Una televisión de 360º le mostrará al último lleno absoluto en la historia del actual feudo cómo su equipo lucha por tocar plata. Se espera un ambiente de locos.
Pero para ambiente, el del último baile oficial. Que sirvió para despedir al Benito Villamarín... y para desearle suerte a aquellos futbolistas que guiarán al Betis en la Conference. "¡Betis, Alé! ¡Real Betis Balompié! ¡Tienes que ganar la Copa, a Plaza Nueva hay que volver!". "¡Dale, dale, dale Betis, Alé! ¡Vamos, Balompié!". Los cánticos que más sonaron fueron de fiesta. De saber que quedan pocos días del calendario para que llegue el momento que todos aquellos 'locos y engorilaos' de verde y blanco esperan. Sólo un reclamo: "¡Betis, échale huevos!".
Y para el final, Antony. Antonio de Triana y el Betis. Su, ya, Betis. Pasará lo que tenga que pasar. Pero esta historia ya será siempre, valga la redundancia, para la historia. Por sus ganas. Por el amor incondicional de una grada que se rompe la garganta cada vez que le mira su brasileño favorito. Por la cesión más bonita del fútbol español. Por los dos. Por su 7 (con Antonio de Triana debajo).
No fue un adiós, fue un hasta pronto. Hasta el miércoles a ti, Betis. Hasta 2027 a ti, Benito Villamarín. Hasta entonces, La Cartuja, el estadio de la última Copa del Rey, acogerá momentáneamente a los béticos. Se lo tomarán como un Sicue. Lo llenarán. Seguro. La fiebre verdiblanca no tiene fin.