OPINIÓN

Este Barcelona señala nuestra injusticia

Raphinha se abraza a Fermín después de uno de sus dos goles. /EP
Raphinha se abraza a Fermín después de uno de sus dos goles. EP

Hacía una década que el Barça no marcaba cinco goles en un primer tiempo. Eso sucedió en los años más felices del culer, cuando el club gozaba con la plenitud de Messi, Suárez y Neymar en un equipo implacable. Esto no volvió a suceder hasta que en una noche rutinaria de enero el FC Barcelona de Flick se esforzó en aplastar al Valencia, que huele a descomposición, cuando pocos minutos antes del inicio el culer entonaba aquello tan suyo: "Patirem". Viendo las rotaciones y que Pedri, el Santo Grial, no estaba, todos intuían lo peor. Lo presenciado en los primeros 45 minutos tiene que servir para ver todo aquello que el Barça podría ser en un futuro no tan lejano cuando la madurez ya le haya alcanzado para no dormirse en la rutina.

El gran logro de Hansi puede que sea el de haber disociado el nivel de los nombres, logrando que el aficionado esté en un estado de tranquilidad perpetuo, sabiendo que aún con las bajas o rotaciones, el Barça será fiel a lo que se viene viendo y a aquello en lo que el equipo cree, porque lo que es evidente es que Flick ha insuflado un nivel de fe enorme entre los futbolistas permitiendo que se suavicen las bajas o que se noten menos los bajones. Sin Pedri ni Olmo, los reyes del control orientado, fue Fermín quien demostró que es ahí donde reclama su sitio, y sin Araújo ni Íñigo, fue Eric el encargado de bastir junto a Cubarsí un mediocentro antes del mediocentro.

Parece un oxímoron el hecho de que el Barça haya marcado más goles sin su máximo goleador, pero esta es la realidad del equipo sin Lewandowski. Ante Mallorca, Betis y el primer tiempo ante el Valencia, los culers han sumado 15 goles... sin que el polaco haya sumado ni un minuto. Ya no son los tantos anotados, sino el ritmo y la cadencia en las acciones del equipo. Por su naturaleza, el Barça de Flick es un equipo programado para correr y jugar a pocos toques, siempre con el cuchillo entre los dientes por si hay que matar antes de empezar a andar. Con Fermín, Raphinha y Ferran, el Barça es agresivo, vertical y sobre todo: genera más movilidad para Lamine Yamal. Para el delantero polaco es una bendición contar con Yamal... pero no al revés.

Flick habla de los 5 goles en la primera mitad. LaLiga

Sirva este inicio de 2025 como muestra de nuestra impaciencia, y en consecuencia de una injusticia que nace de la velocidad con la que esperamos que pase todo. A Alejandro Balde lo aburrimos rápido porque emergió con una fuerza que no fue correspondida en su segundo año, y en vez de ver en esto el proceso lógico de todo jugador joven, muchos empezaron a sentenciar a quién apenas sumaba un puñado de partidos.

En este inicio de 2025, Balde está mostrando aquello que lleva dentro y que nos dice lo que puede llegar a ser en su plenitud: un magnífico lateral con desborde abajo y arriba que además es capaz de sumar cifras de forma regular. Hay quienes se sorprenden porque en realidad no esperaban ver una evolución, como si Balde hubiese nacido ya definido y no por hacer. El lateral es la metáfora de este Barça, porque no hay que olvidar que no es lo que vemos lo que importa, sino lo que podrá llegar a ser.