REAL MADRID 1- GETAFE 0

Asensio fulmina al Getafe y el Real Madrid reza por Camavinga

El balear acabó con un partido que no pasará a la historia. El francés se marchó lesionado en la rodilla a cuatro días del partido ante el City tras una entrada durísima de Iglesias.

Asensio celebra su gol al Getafe. /EFE
Asensio celebra su gol al Getafe. EFE
Sergio Gómez

Sergio Gómez

Venció el Madrid al Getafe con un gol de Asensio, sin artificios y con un susto. Camavinga se fue lesionado en el minuto 82 tras una entrada durísima de Iglesias y el madridismo ahora reza por su recuperación a cuatro días de viajar a Mánchester para jugarse la Champions. No se explica que Ancelotti insistiera en exprimir al francés en un partido sin ningún peso porque el del Bernabéu era un entreacto para los blancos. Un engorro interpuesto entre los encuentros que acumulan gloria. Ni el entrenador madridista guardó las apariencias con la alineación, con ocho cambios. El Getafe, en cambio, perdió pero tampoco contaba con el triunfo. Lo que sí se percibe es que la llegada de Bordalás le ha devuelto las ganas y las estrategias para pensar en quedarse en Primera. Su Liga empieza ahora.

No fue uno de esos días de presencia insultante del Real Madrid, que salió con Hazard en el once 130 días después. El belga estuvo gris, como la primera parte. Unos parecían tener la cabeza en el City, los otros en el descenso y el resto, en Eurovisión. La segunda parte, cuando Ancelotti metió a Vinicius, Kroos y Modric, mejoró su aspecto. En esa crecida local, se agigantó Asensio y su pie izquierdo. Un zapatazo desde fuera del área batió a David Soria después de golpear en Maksimovic. Ahí pareció acabarse el encuentro. Tres puntos para los blancos, de nuevo segundos en la clasificación y una alegría antes del Etihad. Pero todo se torció a la vez que lo hacía la rodilla de Camavinga. Por delante quedan días en los que más de uno se los pasará agarrado a un rosario.

ASENSIO

💯 Mis 'dieses'

Marco Asensio, diez puntos. El balear, en un partido que estaba siendo un cante, rompió los bostezos con un pum, un cañonazo. Sucedió en la segunda mitad, poco tiempo después de que Ancelotti agitara el equipo introduciendo la gracia de los titulares. Modric, Kroos y, sobre todo, Vinicius (al que anularon un gol) pusieron alegría a un encuentro que estaba anestesiado. Hasta el público percibió otra energía. Fue entonces, con un Madrid más animado, cuando Asensio se contagió. En el 69' recibió un pase de Lucas en el vértice derecho del área y se sacó otro golpeo seco que batió a David Soria después de tocar en Maksimovic. Tuvo el segundo en un cabezazo que, esta vez sí, repelió el guardameta del Getafe. El 1-0 le liberó y le hizo lucir.

Si Asensio se ha convertido en los últimos meses en un jugador que da gusto ver, más allá de su talento, es porque le ha abandonado el desánimo. Por su inicial bajada de peso en el equipo no pasó buenos momentos esta temporada; ahora, con más minutos y frutos sobre el campo, sonríe. Este Asensio, jugador número 12, es para quedárselo. Sobre todo porque el gol se tiene o no se tiene. Y el balear posee stock. El club ha tomado nota de esta madurez y ahora una de sus prioridades es firmarle la renovación. El Real Madrid, metido en una gran batalla, necesita más de once argumentos para ganar al City. Asensio, con su zurda y su efectividad, es una carta para utilizar en la 'Euromisión'.

Asensio celebra el 1-0 ante el Getafe.
Asensio celebra el 1-0 ante el Getafe.

CAMAVINGA

🤔 Hay runrún

"¿Qué hacía Camavinga jugando en el minuto 82?". Todo el madridismo se preguntaba eso justo en el instante en que Iglesias cometió una durísima falta sobre el francés que encogió el corazón del Bernabéu. El jugador del Real Madrid se retorció en el suelo e inmediatamente pidió el cambio. Lo peor no fue su imagen en el banquillo, con la rodilla izquierda cubierta de hielo. Sino el rostro y el dolor que expresaba. 

No tenía ningún sentido que uno de los futbolistas diferenciales a estas alturas de la temporada fuera exprimido en un partido sin sustancia como el de este sábado. Aunque la apariencia de Camavinga sea la de un bloque granítico. Tampoco la entrada de Iglesias, durísima. La cara de preocupación del francés en el banquillo fue angustia para un Madrid que reza para recuperar a uno de sus mejores activos. Ancelotti, al acabar el encuentro, le bajó el volumen a las alarmas. También el propio jugador, que ha comunicado a su entorno que no es nada serio. La primera exploración dictaminó que sufre un esguince leve y en el club hay confianza en que esté el miércoles. Este domingo se le harán más pruebas que revelarán el alcance exacto del disgusto...

Camavinga se suele de la rodilla antes de pedir el cambio.  AFP
Camavinga se suele de la rodilla antes de pedir el cambio. AFP

HAZARD

😎 Me reafirmo

Hazard anunció en plenos festejos de la Copa que quería cumplir su contrato con Madrid y una semana después intentó dar razones para que eso fuera así. Lo intentó. Nada le salió, salvo algún recorte esporádico. Jugó en la izquierda, en el puesto de Vinicius, que es el peor posible ya que la comparación es inevitable: son dos polos opuestos. Su partido volvió a ser inofensivo. Hace tiempo que el belga 'no vive' en Madrid y lo peor es que a nadie parece importarle ya. El Bernabéu ha transitado con él por todas las etapas: ilusión, dolor, reconciliación, decepción, esperanza, estupefacción, lástima, indignación e indiferencia. Esta última emoción no es la mejor que un jugador puede generar en su afición. Ni siquiera despierta esa necesidad de que te digan te quiero aunque sea mentira, como en Johnny Guitar, aquella película del Oeste. La insoportable levedad del ser.

Hazard es el perfecto ejemplo de cómo un segundo puede cambiar una carrera. Aquella patada de Meunier quebró tanto el tobillo del belga como su autoestima. Ya nada volvió a ser igual. Nunca ha podido reencontrase con ese Hazard candidato a Balón de Oro. Se extravió en aquella patada. Y él ha quedado para jugar partidos de relleno. Esa es su realidad. Como la de Mendy. Volvió tras un mes y medio lesionado y lo único que dejó fue un intento de pase de pecho en el que fue el balón el que pasó de él y le acarreó un susto a Courtois. Fue sustituido al descanso dejando tras de sí una estela de inseguridad.

Hazard, durante el partido ante el Getafe.
Hazard, durante el partido ante el Getafe.

LA AUSENCIA DE GOL EN EL GETAFE

🚨 Poco se habla de...

Hay jugadores cuya ausencia ocupa el mismo espacio o más que cualquier presencia. Suele suceder con aquellos que concentran todas las esperanzas, que en el fútbol son los goles. La baja de Enes Unal en el Getafe significa borrar casi la mitad de los tantos del equipo esta temporada. El turco ha marcado 14 de 30. Pero no solo es culminación. También flirteo (líder en asistencias y en remates a puerta) y carácter (líder en faltas cometidas y recibidas). Un vacío de tal magnitud es tan difícil de tapar. Como el sol con un meñique. Bordalás le echó en falta en el Bernabéu.

Los azulones fueron recibidos por una defensa pasiva y no lo aprovecharon. Borja Mayoral, el vértice escogido por el técnico para suplir al turco, no tuvo tino. Un remate suyo en el alba de la segunda parte se embadurnó de peligro, pero la pelota se marchó por encima del larguero. En la segunda parte, cuando Ancelotti sustituyó el plan B por las piezas del A, Bordalás se encapotó porque un punto en el Bernabéu, a estas alturas y en estas circunstancias, era un tesoro. No obstante, los cambios blancos dieron un volantazo al encuentro. Pocos minutos después, Asensio le pinchó el globo. Ahora empieza el campeonato para un Getafe que sigue en puestos de descenso y que se aferra al alicantino para recuperar el pulso y quedarse en Primera.

Bordalás, durante el partido del Bernabéu.  EFE
Bordalás, durante el partido del Bernabéu. EFE

MILITAO

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"Reacciona, Militao". El brasileño regresó después de cumplir sanción contra el Manchester City y sembrar dudas como cuentas de un collar. El marcaje perfecto de Rüdiger a Haaland fue un toque de atención mayor que aquel "debe despertar" que le lanzó Ancelotti en conferencia de prensa. Verse intocable y, de súbito, envuelto en despistes y en miradas de reojo hace que crezcan las dudas. Y el central brasileño se encoge cuando se siente sospechoso. Acuérdense de sus comienzos en el Real Madrid. Contra el Getafe volvió a ofrecer sensaciones contradictorias. No se vio exigido, aunque tampoco fue ese central de rompe y rasga. Una versión que sí necesita Ancelotti para el Etihad.