Álvaro Cejudo es el entrenador del equipo de su vida y su padre, su mano derecha: "La gestión es un espectáculo"
El que fue exjugador de Osasuna, Real Betis y Las Palmas toma los mandos del equipo que su padre creó para que él y sus amigos tuvieran la oportunidad de competir en liga.
Cuando Álvaro Cejudo (29/01/1984, Puente Genil) decidió retirarse de los terrenos de juegos fue una decisión meditada pero no por ello dolorosa. Al jugador le llevó un amplio periodo adaptarse a su nueva situación, al verse lejos del césped y de los entrenamientos diarios, algo que incluso reconoce a Relevo que le produjo un poco de depresión. Ahora vuelve a disfrutar del balompié y lo hace de la manera que él cree que es más cercana a sentirse futbolista. Es entrenador del Salerm Cosmetics Puente Genil, el equipo donde se inició como jugador cuando era solo un niño.
Pero es que este equipo significa mucho más para el pontanés. Fue creado por su padre, Paco Cejudo, para que el propio Álvaro y sus amigos pudiesen competir cada fin de semana y poder seguir formándose. Hasta aquí la cuota de romanticismo estaría ampliamente cubierta. Uno de los jugadores más exitosos del equipo que vuelve para coger los mandos del plantel. Pero el caso es que se le puede dar una vuelta más, porque Álvaro ha decidido que su segundo entrenador sea su padre, y que ambos estén a las órdenes del banquillo rojillo.
Le he escuchado alguna reflexión sobre la retirada de los jugadores. Que cuando ya no eres futbolista nadie se acuerda de ti. ¿Eso pasa, Álvaro? ¿No te llaman para entrevistas y no te llaman para cosas?
No, hombre, es normal. Al final sales un poco ya de lo que es el día a día, de la actualidad. Ahora con el tema de entrenar sí que vuelves un poquito a estar en la órbita del fútbol. Pero si no, es imposible, es inviable. Cuando uno ya no participa activamente pasa a un segundo plano, lógicamente.
Tú has empezado entrenando desde la base, desde el fútbol formativo.
Entendiendo que la responsabilidad de entrenar es grande, lo que yo no quería era ponerme a cargo de un proyecto y no estar preparado. La idea fue empezar en Las Palmas, en el tema de juveniles, pero en clubes serios donde pudiera aprender bien. El primer año estuve en un club que tiene allí el Atlético de Madrid. Estuve en Madrid. Siempre intentando ver el fútbol un poquito desde el otro lado, desde el entrenador, pero en sitios profesionales. El siguiente año estuve en un División de Honor del Arucas, que es juvenil, un club que trabaja muy bien, muy buena cantera en Las Palmas, pero de los más punteros después de Las Palmas. Poquito a poco te vas formando, y vas trabajando ideas, y vas haciendo cosas que te ayudan cuando tienes un proyecto importante como es ahora el caso, poder tener una experiencia y unas herramientas para trabajar allá.
¿Qué es lo que más se echa de menos de la etapa de futbolista?
Hombre, yo creo que al final el tema de disfrutar jugando al fútbol, de poder estar en el campo. Más allá de qué ganes o qué pierdas, esa posibilidad de competir y jugar en los estadios y delante de tanta gente ya no la tienes. Al final creo que es lo más bonito que hay en esta profesión.
Se echa mucho en falta después.
Sí, sobre todo al principio, cuando está recién tomada la decisión y no ves la realidad tan de cerca como cuando ya ha pasado un tiempo y ves que no vas a poder jugar más al fútbol. Cuando pasan cuatro o cinco meses y ves de verdad que has colgado las botas, que ya no puedes jugar y no puedes disfrutar más de eso. Y a la misma vez también cuando ya pierdes esa dinámica, ese ritmo de competir y demás. Tú mismo lo ves ya como muy lejano. Yo ahora mismo veo un partido y me parece imposible poder desempeñar ese rendimiento físico que se ve hoy día. Digo, coño, ¿cómo antes era uno capaz de hacer eso con lo imposible que lo veo ahora?
¿Se pasa un poquito de depresión? Quizás no en el amplio sentido de la palabra, pero, ¿hay un poquito de vacío?
Totalmente. Y sin el poquito, muy mal. Yo, por ejemplo, los primeros tres o cuatro meses después fueron muy jodidos. Vas viendo que siguen tus amigos jugando, que la cosa va para adelante, que tú ya no vas a tener esa posibilidad, como te decía antes, de volver a jugar. Y es muy jodido. Al final es lo que ha estado uno haciendo siempre. Por mucho que después eches el rato, que si con unos o con otros, con los veteranos, con tus amigos, pero no es lo mismo. Al final estás acostumbrado a competir, a competir de verdad por cosas importantes y con una presión grande y de pronto pues no hay nada. No estás jugando por nada, ni jugando delante de la gente.
¿Cómo te embarcas en este proyecto? Porque tiene una parte muy bonita que es la sentimental, un equipo que funda tu padre.
Sí, es el equipo que fundó mi padre hace 35 años o 32 años. Cuando yo era pequeñito. Aquí en ese momento no había equipo, había desaparecido. Y claro, ya empezábamos a jugar, mis amigos y yo, y nos faltaba el poder competir los fines de semana, más allá de lo que era el colegio y jugar entre nosotros en la calle. Y bueno, mi padre fue uno de los que creó el club. Empezó a funcionar bastante bien y a día de hoy hay 20 o 21 equipos y con una estructura muy buena. La gestión es un espectáculo. Yo trabajo prácticamente como si fuéramos profesionales y creo que el mejor sitio para desarrollarme y para seguir aprendiendo es aquí.
Es curioso cómo se cierra el círculo. Tu padre crea ese club porque tú necesitabas jugar al fútbol, y tus amigos necesitaban jugar al fútbol, y ahora estás tú tirando también del carro siendo entrenador.
Sí. Cuando me presentan la oportunidad… al final, creo que también le debo mucho a este club. Y para aprender y desarrollarme en otro sitio teniendo la posibilidad de hacerlo aquí… al margen de que es un gran esfuerzo. Por ejemplo, yo estoy sin la familia, pero creo que merece la pena. Es un proceso que cuando uno quiere ir avanzando ya sabes que tiene su coste. Por otra parte, sabía también que como trabajo aquí en pocos sitios podría hacerlo ahora mismo, sin experiencia, porque es verdad que todavía no tenía experiencia. Pero bueno, confiando en que la cosa iba a salir bien.
Yo creía que la familia estaba ahí contigo.
No, no. Yo he estado allí tres años viviendo en Las Palmas hasta ahora que me he venido aquí, pero ellos siguen viviendo en Las Palmas.
Y pocos sabes quién es tu segundo. ¿Cómo es que tu padre es el segundo entrenador? ¿Eso cómo se lleva?
Para mí es perfecto. Él tiene una experiencia que no tengo yo, lógicamente, de haber estado muchos años entrenando, a más o menos nivel, pero ha estado muchos años entrenando y sabe el trabajo que necesita el equipo, el manejar el vestuario, todo esto que también al final uno lo ha vivido muchos años pero no es lo mismo que de entrenador. Y después hay otra parte buena, porque al final él lo que quiere es que yo aprenda y me forme. Entonces, la exigencia entre nosotros es diaria.
Pero en cuanto a toma de decisiones y demás…
Cada uno tiene su punto de vista de intentar sacar el máximo rendimiento al equipo y unas veces puede ser que yo tenga la razón o la idea adecuada y otras veces él. Se trata, como te digo, de crecer y sacar el máximo partido.
¿Cómo surge todo? ¿Él te lo propone?
Cuando empiezo a hablar con el club para venirme, lógicamente, durante mucho tiempo siempre había hablado con mi padre de esto, de que cuando me retirara y fuera entrenador sabía que él era la persona, a priori, que me podía también ayudar en la formación. Por suerte, se ha podido unir al proyecto. De ahí empezamos a trabajar y a día de hoy pues muy bien, que también es verdad que pudiera haber ido mal y estaríamos cada uno por otro lado.
En las cenas de Navidad nada más se va a hablar de fútbol. ¿Se logra diferenciar las cosas cuando estáis en casa?
No. Sinceramente es lo que hemos hecho siempre. Lo que pasa es que la diferencia era que antes lo hacíamos viendo mi partido o viendo otros partidos de fútbol y ahora vemos los de nuestra categoría y analizando los nuestros. Pero varía bastante poco de lo que hemos hecho toda la vida.
Siempre se habla de un equipo de autor, equipo de entrenador, pero esto es un club de autor. Este es el club de los Cejudos.
Sí, junto con la directiva que ya lleva muchos años aquí, él ha estado siempre muy bien relacionado. Ha estado siempre desde la sombra pendiente del club, ha estado ayudando, haciendo lo que hacía falta. El tema también de formación, de cantera, un poco de echar una mano en lo que hiciera falta sin pensar que íbamos a acabar de esta manera.
Es que es una cosa bonita dentro de una industria que ha perdido romanticismo y se ha vuelto totalmente materialista y económica. Es de admirar.
Sí, lo que pasa es que, bueno, también por otro lado sabemos que el fútbol, al final, es como es… Hoy si ganas cuatro partidos esto es fantástico, y si pierdes cinco partidos al final sabes también que la dinámica es la que es y la manera de cambiarla es la que es también. Entonces, siendo consciente de que la idea es ayudar, hacer las cosas aquí bien y si se puede bien y si no, pues tampoco se trata de decir esto es mío y yo me lo quedo para mí y si la cosa va mal pues ya irá bien. Creo que ese no es el camino a seguir. Yo soy consciente de que el proyecto es importante, de que hay que hacer las cosas bien porque hay muchas cosas en juego por parte de mucha gente.
¿Cómo se consigue que un equipo como el tuyo sea profesional?
Pues con una estructura. Con una estructura me refiero a desde un cuerpo técnico amplio, donde tú puedes estar centrado en lo que tienes que estar centrado durante los entrenamientos, con gente que te ayuda, con servicios médicos, con posibilidad de hacer resonancia, ecografía, lo que haga falta, al instante. Con gente por detrás que te organiza todo, los viajes, la ropa. Con jugadores que se dedican pues casi exclusivamente a esto, a los que tú les puedes pedir el 100% diario. A final son muchos detalles y muchas cositas que te facilitan el trabajo.
Fíjate si es cambiante que mira dos de tus ex equipos. Las Palmas, cómo empezó y cómo está, y el Betis, cómo empezó y cómo está. Si te parece, comentamos primero lo que le está ocurriendo al Betis.
Bueno, al margen de que está claro que parece que las lesiones se han cebado con el equipo, es que en una Liga donde la igualdad es máxima, y enganchamos con lo de Las Palmas, pues un equipo es capaz de ganarte tres partidos y de perder cuatro, porque todos los fines de semana es un partido a vida o muerte. Creo que el Betis está notando lógicamente las bajas, que también ha sido una oportunidad para que salga gente de la cantera y demuestre que tiene nivel. Tienen que intentar que la dinámica cambie y ya está.
Ahora tú que eres entrenador, que lo vives también, ¿entiendes las críticas sobre Manuel Pellegrini, que se cuestione tanto después de todo lo que ha hecho en el Betis?
El hombre no hace ni más ni menos que lo que hacía hace dos años, hace un año o hace seis meses. Creo que cuando uno está en estas situaciones intenta buscar soluciones, hay veces que acierta, hay veces que no acierta. Para eso está el entrenador, para tomar ese tipo de decisiones. Pero lógicamente, cuando van pasando los días lo que tiene es más experiencia, no menos. Y más conocimiento, no menos. También ya entramos ahí en lo que hablamos del fútbol, esto es muy pasional, muy emocional y hay dinámicas que cuando menos te esperas cambian. Como ha pasado, por ejemplo, con Las Palmas, que parecía imposible que ganaran. Llevaban un año sin ganar un partido y han ganado tres de cuatro.
Se habla mucho también de un ciclo acabado de Pellegrini. ¿Tú ves que se acaba un ciclo después de tanto tiempo?
Hombre, se me viene ahora mismo a la cabeza, por ejemplo, Simeone. Hace un par de años que parecía que el ciclo de Simeone estaba acabado y a día de hoy, dos años después, pues ahí sigue la pelea y más vivo que nunca otra vez en la liga. Entonces creo que al final esto depende mucho de los resultados, puedes ganar ahora tres partidos seguidos y ya sabes que el pensamiento es el contrario.
¿Con qué modelo te quedas? ¿Con el de Pellegrini o con el de Diego Martínez?
Sinceramente, me gustan mucho los dos. Creo que Diego hace un fútbol muy táctico, muy ordenado, muy bien trabajado. Y Pellegrini... Sí que le dan un poquito más de creatividad a los jugadores, también por el perfil de jugador que tiene. Me quedaría con una mezcla de los dos.
Tú has ido a ver a Pellegrini entrenar y a otros entrenadores. ¿Te vas quedando con cosas de ellos?
Sí hombre, claro, lógicamente. Lo que pasa es que en el fútbol para tú aprender algo de un cuerpo técnico no es en un entrenamiento y ya está. Deberías estar en las reuniones, deberías estar en el porqué hacemos esto, por qué hacemos lo otro. Porque muchas veces nosotros mismos planteamos un entrenamiento y no le decimos a los jugadores qué está trabajando, para que se den cuenta después de lo que buscamos en el partido o en el modelo de juego. Yo he vivido eso durante muchos años y sabes que un entrenador trabaja de una manera y otro de otra, pero en realidad al final el trabajo táctico no es tan fácil identificarlo bien en un entrenamiento.
Para ir terminando, ¿qué entrenador te ha marcado más?
Bueno, yo he tenido la suerte de estar tres años con Mendilibar, que creo que tanto Mendilibar como Paco Jémez, en Las Palmas, o Pepe Mel, en el Betis, han sido entrenadores, cada uno con un estilo, con los que he disfrutado mucho, con los que te sacaban rendimiento. Mendilibar, por ejemplo, por los tres años y medios que estuvimos en Osasuna fueron espectaculares. Un fútbol más basado en la intensidad y en el trabajo grupal. Después con Paco, que ha sido una época que yo creo que como pocas he vivido en Las Palmas, con Jonathan, con Vitolo, con Josico… con jugadores muy importantes, pues era un fútbol mucho más atractivo, de ataque, y se disfrutó mucho también.