OSASUNA

El fenómeno Aimar Oroz: el "palillo" que dijo no al Real Madrid

El canterano, que ha vuelto tras superar una lesión, es el resultado de un proceso formativo lento y cuidado que supone un cambio en el modelo de jugador rojillo.

Aimar Oroz celebra su primer gol de la temporada ante el Sevilla./GETTY
Aimar Oroz celebra su primer gol de la temporada ante el Sevilla. GETTY
Patxo De la Rica

Patxo De la Rica

El 31 de mayo de 2019, en el minuto 90 de un partido correspondiente a la jornada 41 de Segunda División entre el Córdoba y Osasuna, Aimar Oroz saltó al campo en sustitución de Rubén García. Era el debut con el primer equipo, con solo 17 años, de la próxima perla rojilla. Tres temporadas después, en agosto de este año, Aimar pidió el balón al Chimy Ávila y se atrevió a lanzar un penalti decisivo en la primera jornada ante el Sevilla, en la que debutó como titular con los rojillos.

La sorpresa fue generalizada para el gran público, incluso el rojillo. En el club, en cambio, se vivió como el culmen de un proceso formativo lento y cuidado con mimo, no exento de dudas, pero en el que se puso especial empeño en Pamplona. Hoy Oroz es, sin duda, la nueva gran perla del club e incluso la principal sensación de este arranque liguero.

Los que le han seguido la pista durante sus años en el club navarro hablan de un jugador que desbordaba talento pero con una clara limitación en cuanto a físico. "Era un palillo y, de hecho, en su mismo equipo había jugadores a los que se les intuía un mejor futuro profesional", reconoce un ojeador del Athletic que siguió su crecimiento. Pero en el club entendieron que Aimar debía ser el elegido.

El talento, muchas veces, se ha visto superado por la fuerza. Más aún en los clubes del norte y, en especial, en Tajonar. Azpilicueta, Monreal, Patxi Puñal, Raúl García o Mikel Merino son algunos ejemplos de los mejores 'productos' que ha dado la factoría pamplonica en los últimos años. Con el nuevo número '22' de Osasuna iban a hacer una excepción. Quizá porque merecía un trato especial por sus muestras de fidelidad al club.

El Real Madrid intentó su fichaje en juveniles, además de otros clubes de Primera. Ahora, su cláusula es la más alta de la entidad rojilla.

"Aimar siempre ha tenido claro que quería jugar en Osasuna. Era su ilusión, ha trabajado para ello y me consta que no ha escuchado ofertas muy importantes por él", cuenta Félix Tainta, representante de varios jugadores de Osasuna y el Athletic, entre otros, y que conoce muy bien el fútbol navarro. El Real Madrid fue uno de los muchos clubes que llamaron al jugador aún en edad juvenil.

Un gigante fijándose en un joven criado en Arazuri, un pequeño pueblo de apenas 300 habitantes y situado casualmente a escasos 5 kilómetros del campo de fútbol de Ardoi, en el que comenzó a dar sus primeros pasos Raúl García. Ángel Alcalde, director de Tajonar, reconoció en una entrevista con Diario de Navarra que "se le llegó a ofrecer treinta o cuarenta veces" lo que podía poner sobre la mesa Osasuna. 

La única duda de Oroz y su padre, que ha seguido de cerca su crecimiento y le ha aconsejado siempre, era la preponderancia del físico sobre el talento en la escuela rojilla. En el club entendieron el mensaje y decidieron mimarle, darle su espacio y prepararle un plan específico tanto físico como personal. Y esa máxima se ha mantenido hasta la actualidad, midiendo cada paso a dar con él también en el apartado contractual.

"Nos da soluciones, mejora la jugada, hace buenos controles y es poderoso a nivel defensivo"

Jagoba Arrasate Entrenador de Osasuna

Primero se le renovó con una cláusula de 18 millones y, recientemente, se le amplió el contrato hasta 2026 con un precio de salida de 28 'kilos', el más alto de toda la plantilla. En el campo también se quiso ser cauto con las decisiones. En ese sentido, Jagoba Arrasate se ha convertido en un padre futbolístico para el chico y esta explosión que está protagonizando no sería posible sin el técnico sentado en el banquillo del Sadar.

Hoy, incluso, Jagoba ha dado orden al club de que el mediapunta no conceda entrevistas, esté alejado de todo el ruido mediático y se concentre únicamente en seguir creciendo. La confianza por su parte es total. "Aimar es un tío natural, muy normal y muy inteligente. El único momento que le veo nervioso es aquí (por la zona de prensa), en el campo de entrenamiento en ningún momento, ni en el penalti ni nada y durante la semana tampoco", comentó el técnico en rueda de prensa tras su estreno goleador.

Momento de dudas

Al verle sobre el campo, Aimar puede parecer que es un adolescente jugando contra hombres. Pero la realidad es que está cerca de cumplir los 21 años. Y no es casualidad que su despegue definitivo haya llegado años más tarde de lo que parecía. Ascendió al filial en la temporada 2018-19 con solo 17 años y Arrasate le hizo debutar en Segunda esa misma temporada. Un minuto… Y desapareció de los focos hasta julio de 2020, en plena pandemia, cuando la nueva norma de los 5 cambios le permitió debutar en Primera jugando 10 minutos en la última jornada ante el Mallorca.

Las dos siguientes campañas, pese a que el año pasado destacó con el filial, hicieron dudar a todos. Menos a Jagoba, claro. El entrenador guipuzcoano tenía claro su plan y pese a que desde el club se le llegó a buscar una salida en forma de cesión a Segunda, quiso contar con él en pretemporada. "Tiene todo el mérito. En un equipo de juego largo, pelea, juego aéreo y de mucho físico, Aimar no tendría nada que hacer. Jagoba le ha encontrado el sitio perfecto", explica Tainta.

Esa madurez ganada en estas últimas temporadas permite entender mejor su paso al frente en el momento decisivo ante el Sevilla y, su talento, explica la magia para anotar su segundo tanto como profesional ante el Rayo. Un cóctel perfecto que ha desembocado en un jugador llamado a convertirse en una de las estrellas de nuestra Liga. Ahora, tras superar una lesión de tobillo, ha vuelto como un jugador importante. Hoy, ante el Villarreal, tendrá un nuevo examen.