La undécima del Real Madrid y otra cruz en las tareas pendientes

La undécima consecutiva llegó en un lugar sin conquistar para el Real Madrid. El equipo blanco puso su bandera en La Palmera. Otro campo de la Liga F, uno de los pocos en los que aún no había firmado la victoria, para seguir sumando de tres en tres. Aunque el undécimo triunfo seguido no fue nada fácil. Sufrieron las de Toril ante un Granadilla que incomodó y ahogó su juego.

Con la posesión de su lado, las blancas perdieron los nervios por tiempos ante un rival intenso y en un campo complicado (césped artificial, dimensiones pequeñas...). Faltaron espacios e ideas en ataque. Pero para esto último ya estaba Weir, con otro gol más y una asistencia para que Toletti hiciera el 2-3 tras salir desde el banquillo. O Athenea, que provocó un penalti que convirtió sin titubear Olga Carmona.

También hubo magia en el Granadilla. Pisco puso cabeza para elevar a un Granadilla que revivió en el minuto 13 tras el tanto de Weir en el minuto 8. Y, a su testarazo, desviado por Rocío Gálvez a portería, se sumó un golazo de Koko. La de Costa de Marfil robó en la frontal y encaró con decisión el área de Misa con una definición perfecta al palo derecho.

Era el 2-2 y el partido dejaba esa sensación de locura en la que todo puede pasar. Pero la balanza volvió a caer para el Real Madrid, con esa combinación de Weir-Toletti que cerró una nueva victoria para asentarse en la segunda plaza. A cinco puntos del Levante (5) y dieciséis (sí, dieciséis) del Atlético (16), la Champions está casi asegurada para las blancas.

Weir vale por dos. O por tres. La escocesa volvió a ser decisiva, con gol, asistencia y mucho, mucho fútbol. La '11' del Madrid dio otro recital. Y ya se ha perdido la cuenta de sus bailes en esta Liga F. El primero vino de su cuenta para sumar 12 tantos en Liga (19 tantos en todas las competiciones) y el último, el de la sentencia, llegó también desde sus botas, pero con una asistencia para Toletti. No hay techo para la escocesa, que sigue marcando el ritmo de un Real Madrid que ha triunfado con su fichaje.

Si hay alguna jugadora a la que me gustaría mandarle un mensaje, o dos, si me dejan, sería a Mari Jose. Y con esto que voy a contar sobre la atacante canaria seguro que hay más de uno al que le gustaría mantener una conversación con ella. A sus 38 años, la tinerfeña tuvo espíritu joven, incansable y con ambición, en su presión alta. No dejó respirar a Sousa e incluso le buscó las cosquillas a la brasileña, que no suele tener fallos atrás. Además, volvió a dejar una imagen ejemplar de compañerismo al atender rápido a su compañera, Blom, tras haber recibido un golpe. Un gesto que ya tuvo hace unas semanas con Andrea Medina, del Atlético, al tirarse rápido al suelo después de que la joven jugadora rojiblanca tuviera un golpe en el estómago. Partidazo en todos los sentidos después de que me gustaría mandarle un mensaje muy claro: "¡A sus pies!".

El gol en el minuto 4 daba pie a una partido muy diferente a lo que luego fue. Lejos de venirse abajo en ese jarro de agua fría, el Granadilla dio un paso al frente y tuvo una reacción casi instantánea al tempranero golpe del Real Madrid. Un hecho decisivo para mantenerse con vida en el partido. Y no sólo eso. El cuadro canario supo plasmar su idea a la perfección, con una presión alta y un gran trabajo defensivo, para darle forma a un auténtico partidazo ante su afición. No ganaron, pero no faltaron los aplausos desde la grada para un equipo que se dejó la piel sobre el verde.

No la llamen Misa. Llámenle 'paradón'. La portera canaria salvó a su equipo en un disparo de Nzdana que ya acariciaba la escuadra. Una mano providencial que evitó el 3-2 en el minuto 85. Justo antes de que Toletti hiciera el 2-3 de la victoria. Sin duda, Misa fue más que decisiva para dejarle a su equipo en bandeja una victoria que sentenció la francesa. Su mano cambió el rumbo de un final de partido que hubiese sido muy diferente sin ella.

Venía de marcar en la victoria por 0-1 ante el Athletic y Jassina Blom siguió demostrando su gran importancia en el Granadilla. De las botas de la atacante belga salió el centro que terminó rematando Pisco al fondo de la red de Misa. Y sus presión alta dejó varias jugadas de peligro en los aledaños del área madridista. En una de ellas, la '10' del Granadilla sufrió un golpe de Misa en la salida de la meta madridista y tuvo que marcharse en camilla y, posteriormente, en ambulancia del terreno de juego. Una imagen triste tras una muy buena primera parte de la belga, que está a la espera de diagnóstico.