La letra pequeña del fichaje de Laudrup: el Real Madrid pagó 200 millones de pesetas a plazos al Barcelona por una cláusula de penalización
Hace 30 años, el danés tenía una cláusula de penalización si fichaba por otro club español y la entidad blanca terminó de pagar cuando Michael ya se había marchado al Kobe.

Tres décadas se cumplen de la fecha en la que Ramón Mendoza, presidente del Real Madrid, anunciaba públicamente el fichaje de Michael Laudrup para las dos siguientes temporadas por un montante económico de 200 millones de pesetas por cada uno de ellas. El internacional danés llegaba al Bernabéu después de haber concluido su contrato con el Barcelona, en el que había jugado los cinco anteriores cursos balompédicos a las órdenes de Johan Cruyff. Y, precisamente, su inexistente relación con el entrenador holandés fue la causa principal de su marcha. "No le aguanto más", expresó públicamente para explicar su adiós. Su botín: una Copa de Europa, cuatro Ligas, una Copa, dos Supercopas de España y una Supercopa de Europa.
Se dio en los meses previos una situación que como poco se puede considerar curiosa. Una filtración, interesada o desinteresada, de Inocencio Arias, que en la época era director general del Real Madrid, adelantando que Laudrup jugaría en el Real Madrid la temporada siguiente, obligó al presidente Mendoza a desmentir la noticia públicamente. El Barcelona se puso en pie de guerra acusando al club blanco de negociar con un jugador que tenía contrato en vigor con ellos. Si bien, desde el entorno barcelonista ya se comentaba tal posibilidad porque el club azulgrana no ofrecía al futbolista una prolongación del mismo.
Laudrup siempre negó haber firmado por el Real Madrid siendo todavía jugador del Barcelona. "Nunca en la vida habría firmado un precontrato con otro y menos con el Madrid, que era el rival directo. Cruyff se creyó todo aquello y, de golpe, empecé a jugar menos en algunos partidos importantes. En el Clásico del 5-0 fui suplente, aunque salí toda la segunda parte. En la Champions empezó a no ponerme y en la final de Atenas no salgo ni un minuto. En realidad, fue en esos meses cuando decidí que había llegado el momento de cambiar. En Navidad yo no sabía qué hacer. Cuando empezaron a salir los rumores y Johan me quitó, no había decidido nada aún".
Aunque en aquellas fechas, verano del 94, se entendió tácitamente que el futbolista llegaba libre al Real Madrid una vez concluido su compromiso con el club azulgrana, la realidad fue que el club blanco tuvo que abonar 200 millones de pesetas para cubrir una cláusula de indemnización que el jugador tenía firmada con el Barcelona en el caso de que después de su paso por el Camp Nou fichara directamente por otro club español. Ramón Mendoza era, por supuesto, consciente de esta situación desde que a finales de marzo comenzara a negociar con Finn Laudrup, padre y representante del jugador.

De hecho, esta indemnización se convirtió en la principal razón por la que las conversaciones se prolongaran durante varios meses. El club pretendía abonar a medias con el futbolista la cláusula penalizadora y Laudrup padre se negó en redondo a pagar una peseta, por considerar que era como una cláusula de fichaje por no tener que pagar traspaso. Mismo caso que se da ahora con Mbappé, que llega libre de contrato con el PSG. Por otra parte, el Real Madrid no quería abonar la cantidad directamente al Barcelona y después de duras discusiones ambos clubes llegaron al acuerdo de que se abonaría a plazos y por medio de la Liga Profesional, con la que ambas entidades tenían cuentas abiertas para hacer los pagos y correspondientes.
De la falta de liquidez al embargo
La indignación azulgrana con el futbolista fue in crescendo según veían más cerca la foto de Laudrup vestido de blanco. El presidente, José Luis Núñez, no se mordió la lengua. "Si se confirma su marcha, ese club se va a convertir en nuestro filial, tras los trasvases de Schuster, Milla y Nando". En la asamblea del club de ese mes de julio, el vicepresidente Gaspart tuvo que calmar a la masa social que pedía el pago inmediato de los 200 millones. "El otro equipo compra jugadores de forma marginal y subversiva. El jugador, antes de que acabar su contrato con nosotros ya había llegado a un acuerdo con ese otro equipo, que aceptó asumir el pago de los 200 millones. Si no lo abonan de inmediato, recurriremos a la Federación y reclamaremos incluso los intereses pertinentes".
En septiembre de 1996, dos años y dos meses después de que Laudrup fichara por el Real Madrid, e, incluso, ya después de que el jugador se marchara al Kobe japonés, la indemnización continuaba coleando. El Barcelona denunció a los medios de comunicación que no había podido cobrar el plazo que vencía el 30 de agosto por tener la Liga Profesional embargada la cuenta del Real Madrid. Tanto el club blanco, como la patronal salieron al paso de esta denuncia y explicaron que el problema de la entidad blanca era de falta de liquidez, no de haberse producido un embargo y por eso no había pagado los 70 millones todavía pendientes. En el Real Madrid, ya no estaba siquiera Ramón Mendoza de presidente, sino Lorenzo Sanz con Juan Onieva de vicepresidente económico, que fue quien tuvo que dar la cara en público.
El pase de Michael Laudrup del Camp Nou al Santiago Bernabéu empeoró las relaciones entre los dos clubes que de por sí no estaban muy aseadas. En este caso, el jugador fue quien marcó los pasos del trasvase. Su cada vez más fría relación con Cruyff; la llegada la segunda temporada de Romario, que elevaba a cuatro la nómina de extranjeros (Koeman, Stoichkov, Laudrup) de la plantilla y solo podían jugar tres; las filtraciones de su propio club de que le habían realizado una oferta para seguir, que el jugador negaba y la entrada en escena del Real Madrid... fueron creando una situación infernal que solo podía acabar con la marcha del danés.
Unas declaraciones del entrenador en la revista holandesa Voetbal pudieron ser el detonante final. "Laudrup entretiene al público, pero hasta yo a mis años sería capaz de hacerlo. Todo el mundo piensa que es un jugador brillante. Yo lo sé porqu yo lo compré. Sin embargo, esta temporada juega bastante peor que antes. De lo que se trata es de combinar calidad y rendimiento. Marca pocos goles y su porcentaje de asistencias es bastante bajo. Eso tiene que ver con su forma de jugar. Cuando toma la posesión del balón, ya sabes suficiente. Está demasiado lejos de la portería. No digo que se esconda, pero sólo veo que no está tan relacionado con los goles como antes. Últimamente cuando marcamos un gol es poco probable que Michael haya participado".
Tampoco el jugador se escondió para expresar lo que pensaba de su entrenador, pero fue en su despedida cuando más explicaciones dio. "No creo que sorprenda a nadie, mi estancia en el Barcelona ha finalizado. Las causas de mi marcha tampoco son un misterio. Mis compañeros y la afición son admirables, pero los problemas que he tenido con Cruyff a lo largo de estos cinco años han sido determinantes. Le he dado muchas vueltas y es complicado hablar del entrenador. Por un lado tengo que agradecerle que me permitiera volver a disfrutar del fútbol en un gran club. Pero no aguanto más. Es esa la pura realidad".
"Las relaciones con Cruyff siempre han sido malas. La última vez que hablé con él fue en el mes de enero. Creo que en el fútbol el factor humano es fundamental y si el grupo que hay en el vestuario no fuera impresionante, no sé lo que hubiera pasado. El grupo ha salvado muchas cosas y también ha ganado títulos a base de aguantar. Lo que ha hecho a Zubizarreta es inadmisible. No se puede tratar a una persona así. Es algo inaudito que le diga que no interesa al día siguiente de perder la final de la Copa de Europa. Yo al menos he podido decidir mi propio futuro, pero Zubi no tiene esa posibilidad".
Las pancartas del Camp Nou
Michael solo estuvo dos temporadas en el Real Madrid. Había avisado de que no quería prolongar su carrera muy por encima de los 30 años. De hecho, aceptó la oferta del fútbol japonés para ir desintoxicándose del fútbol poco a poco, sorbo a sorbo. En el Bernabéu tuvo un año bueno y otro menos bueno. En el primero ganó la Liga con Jorge Valdano en el banquillo. Su primera visita al Camp Nou con la camiseta blanca era uno de los grandes morbos de la temporada y se hizo esperar hasta la antepenúltima jornada de Liga. No por ello a la afición blaugrana se le había olvidado lo que consideraba como una traición. Pancartas en las gradas. "Koeman, esta es tu casa; Laudrup aquí no pintas nada". "Laudrup, Judas". "Laudrup, traidor". "Laudrup escoria; Epi, historia". En contraprestación dos banderas danesas portadas por sendos compatriotas y una más racional de un culé: "Laudrup, aquí siempre te querremos".
El Real Madrid llegó al Camp Nou con la posibilidad de cantar en alirón, pero el Barça, que estaba a 11 puntos, lo impidió. Victoria azulgrana con un gol de Nadal, precisamente, la sombra de Michael durante todo el partido. La bronca fue estruendosa cuando su imagen salió en el videomarcador y, ya con el partido en marcha, su excompañero apenas le dejó tocar el balón, pero cada vez que el danés entraba en acción era pitado y abucheado. El momento cumbre llegó cuando Valdano le sustituyó para dar entrada a Raúl. Entonces, el Camp Nou explotó en contra del jugador a quien un año antes aclamaba y pedía su continuidad. Laudrup fue elegante. Levantó la mano para saludar e incluso aplaudió al público en forma de agradecimiento y no de rechazo, hablaba por él la mirada, por sus pitos y silbidos.
En la conferencia de Prensa posterior al partido, Cruyff dudó unos segundos cuando se le preguntó si a él también le habían entrado ganas de pitar a Laudrup. "La verdad es que yo no lo hubiera hecho. No puedo odiarlo, aunque como rival que es ahora tengo que hacer lo posible para que no lo haga bien. No obstante entiendo la reacción del público". Jorge Valdano, por su parte, quiso ponerse del lado de su jugador. "Ha sufrido dos marcajes, el de Nadal y el de la que fue su hinchada. Los que más le querían han sido los que más le han pitado".
El Real Madrid se proclamó campeón de Liga a la jornada siguiente, penúltima del campeonato, tras derrotar en el Bernabéu al Deportivo (2-1). Laudrup enlazaba su quinta consecutiva tras las cuatro anteriores con el Barça. También disfrutó de un 5-0 desde la otra vereda, un año después de haberlo vivido como azulgrana. Aquella fue una de sus mejores tardes como jugador blanco.
En la segunda temporada, Laudrup no pudo aislarse de la dinámica negativa del equipo. Con los malos resultados llegaron, incluso, los problemas personales. El club sancionó al jugador danés por viajar a su país para estar presente en un asunto personal y su relación con el entrenador se estropeó totalmente, trascendiendo, además, fuera del vestuario. Michael declaró en su país que se sitió humillado por el trato del Real Madrid. Por aquellos tiempos, los clubes retenían los pasaportes de los jugadores y técnicos para evitar, precisamente, estos viajes particulares de 24 horas y también para evitar que en los días de partidos internacionales no se les olvidara en casa, al no ser habitual viajar con ellos encima. "No quiero que se me trate como un esclavo", sentenció cuando se le negó el pasaporte. También Schuster fue protagonista de una situación parecida en las oficinas del club blanco cuando tampoco le quisieron dejar el pasaporte.
La despedida blanca de Laudrup no fue la que él hubiera querido. Valdano había sido sustituido a mitad de temporada y, tras el fugaz paso de Del Bosque (0-5 en San Mamés), Arsenio se hizo cargo del equipo. Su último partido fue contra el Mérida (4-0) en el Bernabéu, en la penúltima jornada, el mismo día que se despedía Míchel de los suyos.