OPINIÓN

"Amancio era un jugadorazo; su regate no era de cachondeo ni para la galería, era para avanzar"

Amancio Amaro, durante su etapa en el Real Madrid. /

Miedo me da últimamente coger el teléfono o poner la televisión. Siempre llegan noticias malas. Es duro. En mi caso, es doblemente duro. O triple. Puedo recibir noticias malas de mis coetáneos del Barça y del Inter. Además, después está la familia de los que fueron mis discípulos en la Selección, aunque afortunadamente estos son más jóvenes. El caso de Amancio está por encima de todo lo demás. Es uno de La Coruña. Uno de los nuestros.Cuando recibí la noticia de su fallecimiento, pensaba que Amancio y yo nos llevábamos más años, pero resulta que no. Yo tengo 87 y él, 83. Años aparte, Amancio siempre será el neno valiente que siguió mis pasos.

Las leyendas del Madrid hablan de Amancio.RELEVO

Yo me fui del Deportivo al Barça en 1958, con 18 años. Él se fue del Deportivo al Real Madrid con 22, en 1962. Justo un año después de que me marchara al Inter. Parecía como si la vida nos quisiera separar en la distancia por la edad que nos distanciaba. Al final, los años no tienen tanta importancia, coincidimos en la Selección y nos enfrentamos como rivales. Él ya como jugador del Real Madrid y yo, del Inter.

Coincidimos en la concentración previa de la Selección antes de ir al Mundial de Chile 1962. Él todavía estaba en el Deportivo, en Segunda, pero había sido campeón y máximo goleador. Era mi primer año en Milán. Coincidimos en la habitación con Reija, el lateral izquierdo del Zaragoza. Otro de La Coruña. Estábamos los tres juntos y ellos, más jóvenes, me vacilaban porque eran unos niños y me decían que ellos se iban a quedar fuera de la lista porque eran de provincias y yo iba a ir seguro al Mundial porque venía del Inter. Al final el único que se quedó fuera fue Amancio. Siempre pensé que algo había tenido que ver en el asunto el Real Madrid porque no le interesaba, justo entonces que le quería fichar, que fuera al Mundial. Su presencia en Chile le hubiera revalorizado. No tengo pruebas, pero esas cuestiones de intereses siempre pasan en el fútbol. Evidentemente, después fichó por el Real Madrid y no lo fue mal. Todo lo contrario.

Amancio (agachado, a la izquierda) y Luis Suárez (agachado, segundo por la derecha) con la Selección.
Amancio (agachado, a la izquierda) y Luis Suárez (agachado, segundo por la derecha) con la Selección.

La realidad es que al final compartimos Selección en la Eurocopa 64 y en el Mundial 66. Entonces, sobre todo en el Mundial, yo ya era el veterano del equipo y Amancio estaba en la plenitud. Había que verle jugar. Era un jugadorazo ya entonces. Y después, más. Siempre se habla de su regate, pero tenía mucho más. Su técnica era extraordinaria. Y además tenía gol. Si hubiera seguido jugando de interior, como cuando llegó del Deportivo, habría marcado muchos más gales. Y eso que ya hizo muchos jugando en la banda y teniendo que crear jugadas en lugar de rematarlas.

Amancio siempre fue un 'ocho' y hoy, si jugara, sería un segundo delantero. Un media punta con libertad de movimientos. En del Dépor jugaba por detrás de Veloso, que era el delantero centro. Los dos se fueron al Madrid. Yo les seguía a ambos desde Barcelona y luego desde Milán. Me gustó que saltaran al Madrid como yo salté al Barcelona. Eso enriquecía el fútbol gallego y el fútbol de nuestra ciudad. En la Selección entonces estábamos tres de La Coruña: Reija, Amancio y yo. Además de Marcelino, que era de Ferrol, que estaba a 25 o 30 kilómetros.

De Amancio siempre admiré su regate, quizás porque yo no lo tenía. Su dribling no era de cachondeo, no era estúpido. No regateaba por regatear, como hacían algunos, ahora menos porque no hay ni regateadores. Él regateaba para avanzar, para buscar la profundidad. No era el clásico regate estúpido para la galería. Siempre tuve claro que él no era extremo, era interior. En la Selección le pasó algo parecido. Pereda era el 'ocho' que jugaba cerca de Marcelino y él se tenía que ir a la banda. Pero incluso desde allí tenía una gran influencia en el juego. Tenía personalidad y se las buscaba él solito.

Lo que siempre me dio envidia de él es que vivía en Madrid y estaba cerca de La Coruña. Por mi familia sabía que cada dos por tres estaba en casa y yo tenía que estar en Milán, que no me quejo, pero estaba a más de mil kilómetros de mi casa, de mis percebes y mis nécoras. Con Amancio se nos va una parte del fútbol de La Coruña. No es fácil conseguir todo lo que él consiguió. Fue un privilegiado que jugó al lado de Di Stéfano, de Gento, de Puskas, de los jóvenes que llegaron después y volvieron a formar una generación de éxito. Recuerdos nuestros duelos Inter-Real Madrid, sobre todo aquella semifinal de 1966. Él marcó el gol del empate en San Siro. Su duelo con Facchetti. Siempre fue un grande.

 

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