Jaume Costa: "Lo que no sabéis es que Aguirre casi se muere un día en la ciudad deportiva; se atragantó con un trozo de pan y lo vimos mal, mal"
El exjugador de Villarreal, Valencia y Mallorca repasa su trayectoria y anécdotas con Cristiano y Messi a la espera de su próximo destino: "Quiero demostrar que queda Jaume para mucho tiempo".

502 partidos. Jaume Costa (Valencia, 1988) lleva perfectamente la cuenta de los partidos que ha disputado como profesional en su paso por Valencia, Villarreal y Mallorca, donde ha finalizado una etapa de tres años que le ha dejado una final de Copa del Rey en la que él creyó desde el principio de la competición, como nos cuenta; mensajes de cariño de algún ya excompañero que le llevan a las lágrimas, como nos demuestra, y sustos como el del atragantamiento de Javier Aguirre con un trozo de pan, como nos desvela: "Lo vimos mal, lo vimos mal…"
Charlamos con el lateral zurdo en un hotel de Valencia, en su ciudad, donde a sus 36 años aguarda, entre clase y clase de CrossFit, la llamada de un nuevo club. "Hablé con Pablo Ortells y él me transmitió que podía hacer un buen papel dentro del staff del Mallorca. Yo no sé si puedo decirlo aquí, pero lo mandé un poco a la mierda. Le dije que estaba muy agradecido pero que creía que podía seguir dando guerra", cuenta entre risas el futbolista valenciano, que recuerda un cuadro de Raúl González Blanco que su abuela le regaló a sus "16-17 años" con un mensaje adaptado a su nieto. "Quiero demostrarle a todo el mundo que aún queda Jaume para mucho tiempo. Siempre he tenido la frase en mi cabeza para cuando fuese mayor decirla", sentencia este "devoto" confeso de Marcelino García Toral que a esa edad estuvo cerca de abandonar la escuela del Valencia por deméritos propios. "Luis Milla le dijo a mi padre: 'Nunca va a ser futbolista'. Y tenía razón. Con 17-18 años me quedé dormido dos días, mentía, pensaba más en irme de fiesta que en prepararme para un partido", revela entre otras muchas experiencias y pensamientos un maduro Jaume Costa.
¿Cómo es esto de que vienes de hacer CrossFit? ¿Cómo te ha dado por ahí?
(Sonríe). Bueno, pues ahora estoy de vacaciones, entre comillas, que no se sabe cuándo van a acabar, y como tengo que llevar a mi hijo a un colegio que al lado hay un gimnasio me apunté con mi mujer y estamos haciendo clases variadas. Ayer hicimos spinning, hoy hemos hecho crossfit, mañana seguramente si no estoy muerto intentaremos hacer otra cosa… Son actividades que me gustan porque son con más gente, con música, no es ir al gimnasio y ponerte a machacarte el cuerpo, hay todo tipo de personas, de diferentes edades. Sueno mucho a persona mayor que está jubilada, pero la verdad es que me está gustando, me está gustando. (Se ríe).
Dices que suenas a jubilado, pero aunque sí es cierto que acabas de cerrar una etapa de tres años en Mallorca, a tus 36 años y después de alcanzar tus 500 partidos como profesional en la isla, ¿todavía quieres seguir jugando?
Sí, por un lado sí. Por otro, ya que estás viendo el final, lo ves tan cerca, te apetece después de tantos años disfrutar de la vida, de tu familia, disfrutar sobre todo de mis hijos, que estos últimos tres años los he tenido lejos y me gustaría poder disfrutar sobre todo de la adolescencia, que mi hija cuando yo me fui tenía 10 años y va a cumplir 14. Y yo recuerdo cuando era joven y con el paso del tiempo me he dado cuenta de que a esa edad necesitaba mucho de mis padres y de gente a mi alrededor que me ayudase y que me aconsejase, y es lo que quiero hacer yo con mis hijos, y desde lejos es muy complicado, muy complicado.
Entonces, pues por un lado sí que dices: 'Ostras, ¿por qué no disfrutas ya de la vida, Jaume?'. Pero por otro, este año ha acabado jugando 34 partidos, he acabado en un club de Primera división donde he estado compitiendo contra un chaval majísimo que es Toni Lato pero que tiene 27 años, nueve años menos que yo, entonces mi cabeza dice: '¿Por qué no seguir un año más?'. Un año más disfrutando del fútbol, de ayudar a los compañeros y un año más de trabajo y de esfuerzo, porque luego creo que lo echaré de menos.
Además, ha sido un año especial con la ilusión de la Copa del Rey.
Sí, yo recuerdo una anécdota. Los capitanes fuimos a hablar con la directiva, con el club, en este caso Pablo Ortells, con Alfonso, que es el CEO, al principio de temporada para hablar el tema primas, cómo íbamos a hacerlo este año, porque el año pasado teníamos primas desde el decimocuarto, este año querían subirlo al decimosegundo, y justamente coincidió con el fichaje de Larin el día anterior, y recuerdo al final de la reunión, mirándole a la cara a Pablo Ortells, le dije: 'Oye, Pablo, este año vamos a ganar la Copa del Rey'. Y ellos se reían, 'jajaja, ¿qué dices, Jaume? Tal, no sé qué, paso a paso'. Y digo: 'Escucha, este año vamos a ganar la Copa del Rey'. Nos quedamos ahí, a nada, a nada.
Me acuerdo que cuando íbamos pasando las rondas, cada vez que acabábamos el partido, el partido contra el Girona me acuerdo que vi a Alfonso y a Pablo y les dije: 'Os lo estoy diciendo'. La semifinal contra la Real Sociedad también, después de los penaltis los vi y estaban emocionadísimos. Es una pena que el final no fuese el deseado, pero sí que es verdad que lo disfrutamos, disfrutamos mucho del camino, de conseguir una alegría para toda esa afición que lleva muchos años sufriendo, no se pudo conseguir pero es verdad que con el paso del tiempo le vamos a dar un valor que ha sido incalculable.
Esa tanda de penaltis en Anoeta ya es algo icónico en la historia de la competición, el cómo la afrontasteis es algo que quedará para siempre. ¿Cómo la vivisteis desde dentro?
Tengo en mi carrera dos tandas de penaltis, una, la de la final de la UEFA con el Villarreal, que fue agónica también, y ésta. Las dos fueron especiales. La primera, porque parecía que no iba a acabar nunca, lo que pasa es que cuando Mario Gaspar fue a tirar yo dije: 'Si éste la mete, hemos ganado', porque yo le he visto tirar algún penalti que otro y los tira muy mal (se ríe). Fue muy bonita, íbamos paso a paso. A un Girona que estaba primero o segundo en Liga y que estaba haciendo una temporada increíble le ganamos 3-2 en casa, 3-0 íbamos en la primera parte, y luego nos tocó contra la Real, que nosotros decíamos: 'Ostras, la Real nos va a costar'. Y también pasamos, entonces la final era para nosotros un premio a ese camino recorrido.
Y es verdad que esa tanda de penaltis, el míster también es muy dicharachero, es muy gracioso, muy agradable y le intenta dar poca importancia a las cosas. Entonces, en esa semifinal la verdad que la decisión de quién tiraba los penaltis fue muy graciosa y muy alegre y eso hizo que seguramente los que iban a tirar se relajasen un poco.
¿Nos cuentas algo que no sepamos de Aguirre? Porque escuchamos muchas de sus bromas, lo del whiskito ya es cultura popular, pero deben quedar muchas cosas por ahí por contarse de él.
Pues yo creo que es verdad, yo creo que él después de los partidos, sobre todo, se bebe su whiskito. Yo creo que muchas veces se le toma cachondeo y tengo una anécdota: yo hablaba mucho con él detrás de las cámaras y detrás de lo que son los entrenamientos, pero hablábamos siempre de cosas de broma, de risa, yo soy un tío muy dicharachero, muy gracioso, intento hacer la broma, yo siempre le llamo 'Viejo' y uno de los primeros días me dijo: 'Tú tienes más arrugas que yo'. Y hubo un día que me dijo: 'Contra más mayor me hago, más bebo'. Y yo ahí relacioné, digo: 'Muchas veces hace la gracia del whiskito, 'un whiskito y a dormir', pero a lo mejor es verdad, a lo mejor bebe todos los días'.
Y una anécdota que no sabéis de Aguirre es que casi un día muere en la ciudad deportiva. Un día iba yo a desayunar y me lo vi saliendo con el doctor y el doctor pegándole aquí (se señala la tráquea) porque se le había atragantado un trozo de pan, y lo vimos, lo vimos mal. Todos los que no sabemos de medicina o de ayudas o de salvar vidas nos pensamos que cuando nos atragantamos tenemos que beber agua, y eso es un error. Lo que tienes que hacer es intentar sacarlo, y él cuando se atragantó empezó a beber agua. Claro, se le quedó todo el agua aquí. Cuando el doctor le fue a apretar y sacó eso de pan, pues empezó a tirar toda el agua. La verdad es que tiene más vidas que un gato el tío.
¿Qué tiene Aguirre en las distancias cortas para engancharos? Porque también tiene un carácter importante, ¿verdad? ¿Os habéis enganchado?
Yo he tenido, sobre todo este año, muchos momentos de choque, porque yo consideraba que había momentos en la temporada que no se estaban haciendo las cosas bien o algún momento de temporada él pensó que yo podía haber dado más, pero siempre intentándolo extrapolar a la mejora tanto individual como colectivamente, del equipo. Necesitaba que yo diera un paso más a la hora de ayudar a mis compañeros, a la hora de entrenar de tal forma para luego en el partido. Y sí que es verdad que todo lo que se ve de Aguirre en cuanto a alegría o en cuanto a jolgorio dentro de la rueda de prensa, luego en el ámbito personal es un tío muy serio, muy responsable, muy trabajador y que nos ha hecho, por ejemplo, este año llegar a la final de la Copa del Rey y estos últimos tres años dejar a un Mallorca que nunca nos hemos metido en puesto de descenso y dejar una estabilidad en un Mallorca que llevaba cinco años muy malos subiendo y bajando de categoría. Nos ha ayudado a todos a mejorar.
«Pensé que cuando salía del Villarreal no iba a volver a ser importante en otro club y aquí lo he sido», dijiste en tu adiós del Mallorca. Es que vaya nueve años viviste en el Villarreal: llegaste al filial, ascendiste, te convertiste en un fijo en el equipo desde tu primera etapa con Marcelino, fuiste el capitán, ganasteis la Europa League… Te costó salir.
Me costó, sí. En verdad yo digo que son 11 porque el año del Valencia yo seguía perteneciendo al Villarreal. Yo siempre sentí que el Villarreal era el club donde me iba a retirar. Es más, hace poco vi la entrevista de cuando renové, con Mario Gaspar, que Fernando hijo dice: 'Bueno, son jugadores que queremos que estén aquí toda la tal, lo que pasa es que el fútbol sabemos cómo es, todo puede pasar'. Y es verdad. Llegó un momento en el que sentí que no me iba a mover del Villarreal, que era capitán general, que todo el mundo me quería y que pasase lo que pasase Villarreal iba a ser mi destino de retiro, pero luego el fútbol da muchas vueltas, como la vida. Llega un entrenador que a lo mejor no le gustas tanto, que quiere mirar otras cosas y me tocó emigrar a Valencia, que tuve suerte también porque es un club donde ya había estado, donde ya conocía a muchísima gente y donde me trataron genial también, pero siempre sentí Villarreal como mi casa.
Siempre lo he dicho: tengo y tendré dos equipos, que son Villarreal y Valencia. El Valencia fue mi crianza y el Villarreal, mi explosión a futbolista profesional y los que me dieron la oportunidad de poder ser el futbolista que soy hoy en día. Les estaré eternamente agradecido. A Mallorca es verdad que llegué después de dos años difíciles, dos años que en Villarreal jugué partidos pero no en mi posición, jugué muchos de mediocentro, lateral derecho, con Unai Emery, que la verdad es que se portó muy bien conmigo porque en pretemporada no contaba conmigo pero mi trabajo y mi esfuerzo una vez más hizo que Emery me cogiese un día y me dijo: 'Oye, mira, pues no contaba contigo pero he visto que puedes aportarme al equipo tanto dentro como fuera, entonces, si sigues con esta actitud vas a jugar bastantes partidos', y me dio esa alegría de poder acabar bien en Villarreal. Algunas personas habían dicho de mí cosas que no eran ciertas, pues demostrarle a esa gente que yo era tal y como me habían visto, no como le habían dicho, y agradecido al club por dejarme formar parte de ese año histórico que fue el del campeonato de UEFA, y llegar al Mallorca con una misión: crear una estabilidad institucional que no tenían, una estabilidad que cuando llegué hablé con Pablo Ortells y le dije: 'Mira, Mallorca es un paraíso para los jugadores, es una ciudad impresionante para vivir, una isla donde tienes todas las comodidades del mundo, clima, montaña, mar… Paraíso, es un paraíso. Entonces, si llegamos a conseguir esa estabilidad vas a poder conseguir un club y un equipo muy bueno para poder pelear por cosas importantes', y después de tres años lo hemos conseguido, así que ojalá después de mi marcha sigan en esta dinámica y puedan, por el bien de todos mis excompañeros, seguir ilusionando a la afición, seguir creciendo como club y, sobre todo, seguir dando alegrías.
¿Qué pasó? ¿Qué decían de ti y quién lo decía?
El quién yo creo que ya ha prescrito y que ya he solucionado temas con él, y que yo tengo mi gran parte de culpa porque yo en la época que ya no empiezo a ser importante en el Villarreal… Yo llevaba como siete u ocho años, yo era capitán del equipo, yo lo jugaba todo, pasaba de Marcelino de jugarlo todo, con un entrenador súper exigente que me había hecho ser preseleccionado para la Selección, mis mejores años como futbolista, luego llega Fran Escribá, que es todo lo contrario a Marcelino pero crea ese buen ambiente en el grupo que hace que podamos llegar a estar en Europa otro año más, y pasamos a Javi Calleja, que es un entrenador que es muy buena persona, un entrenador exigente, pero que a lo mejor tiene un estilo de juego y yo no le agradaba en ese momento. Entonces pasé de jugarlo todo a de repente empezar a jugar menos, en una pretemporada, entonces mi cabeza estalló.
Yo creo que ése es el momento más importante en la carrera de un futbolista, cuando pasas de ser súper importante a dejar de serlo, cómo lo gestionas, si no tienes ayudas es muy difícil gestionarlo. Yo en ese momento había dejado de trabajar con mi coach, que estuve tres años trabajando con un coach deportivo, y me costó muchísimo asimilarlo, muchísimo. Yo creo que ahí mi gran parte de culpa de no saber asimilarlo y hacer, por ejemplo, cosas que no debería haber hecho, como enfadarme, como frustrarme. No digo que yo mandé a la mierda a nadie o que insulté a nadie, sino que yo me frustré más de lo debido. Entonces, a lo mejor no es que fuese un lastre pero sí que no sumaba al equipo.
"El momento más importante en la carrera de un futbolista es cuando pasas de ser súper importante a dejar de serlo. Si no tienes ayudas, es difícil gestionarlo"
Exjugador del MallorcaTambién es verdad que no hubo nadie que me lo dijese: 'Oye, Jaume, tienes que cambiar tu actitud'. Por ejemplo, Marcelino sí que era un entrenador que en el momento en el que no le gustaba algo que tú hacías te venía a la cara y decía: 'Oye, si no cambias esto, habrá consecuencias o no jugarás o dejarás de jugar'. Tú ya estabas predispuesto a cambiar. En ese momento no había nadie que me dijese que tenía que cambiar. Entonces, cuando te autoexiges mucho como yo y encima tienes esa frustración, creas un conflicto dentro de ti mismo que es muy difícil de vencer. Fue cuando al año siguiente no contaron conmigo y tuve la gran suerte de que Marcelino, que ya me había tenido, me llevó a Valencia.
Pero yo creo que ese momento de mi carrera es importante en mi vida porque me hizo aprender, afrontar el error, la frustración y ha hecho que en los siguientes años, como por ejemplo el año que ganamos la UEFA con el Villarreal, que hubo una época en que no jugaba mucho, supiese afrontar el error o la frustración muchísimo mejor y poder seguir sumando. Y de ejemplo tengo que cada vez que me he ido de un equipo siempre he recibido muchos mensajes de agradecimiento, muchos mensajes de cariño y eso es lo que me llevo.
¿Cómo viviste la exigencia de Marcelino? Tú lo has dicho, sacó lo mejor de vosotros en un Villarreal que cogió en Segunda y lo último que vivisteis juntos fue la semifinal de la Europa League contra el Liverpool.
Con Marce fue bonito, muy bonito. Yo creo que han sido mis mejores años como futbolista. Los más exigentes también. Marce llega un año que estábamos en Segunda división, donde yo había subido del filial al primer equipo y creo que ya estábamos a once puntos del ascenso directo. Él llega muy, muy exigente. La exigencia es máxima. Isma, que es su preparador físico, la primera frase que me dijo fue: 'Tú estás muy gordo'. Y yo le dije: '¿Yo? Qué va?'. Claro, nosotros en ese momento no teníamos la mentalidad que tenemos hoy en día en cuanto a cuidarse, a nutrirse bien para poder estar físicamente correcto para poder rendir al máximo. Ellos fueron los que a más de uno, a mí, a Manu, a Cani en ese momento, a Mateo Musacchio, a jugadores que estábamos ahí, nos inculcaron la manera de nutrirse bien, de cuidarse y de afrontar ese trabajo invisible que se llama en el mundo del fútbol. Son un cuerpo técnico muy exigente, acorde al nivel top que son. Yo considero que para mí hoy en día están si no en lo más alto, en el top tres de cuerpo técnico español del mundo.
La exigencia fue tan alta que llegaron a haber frustraciones de compañeros, que hicieron que hubiera conflictos, pero bueno, todo eso se fue solucionando y esos tres años que estuvimos con él fueron años muy bonitos a nivel profesional. Llegamos a una semifinal de Copa del Rey contra el Barça, llegamos a una semifinal de UEFA contra el Liverpool, nos clasificamos a Champions y una pretemporada en la que fue un poco todo convulso con un compañero, pues les tocó marchar, pero me di cuenta que hice un buen trabajo con ellos cuando me llamaron para ir al Valencia. Yo sólo les puedo estar agradecidos por el trato tanto personal como profesional que tuvieron conmigo. Siempre fueron de cara, siempre fueron directos. En los momentos buenos estuvieron ahí, siempre diciéndome lo bien que lo había hecho, y en los momentos malos también estuvieron ahí diciéndome lo mal que lo había hecho. Como le escribí en su momento cuando se fue: ellos me hicieron crecer como profesional, pero también como persona.
¿Algún día se contará con detalle ese momento con Musacchio, ese momento que supone la salida de Marcelino del Villarreal?
Yo creo que vendría el conflicto de un poco de antes y ahí explotó todo, pero que tampoco pasó nada, ni llegaron a las manos, sólo se dijeron cuatro cosas y luego el presidente creyó oportuno que se fuese el entrenador antes que el jugador. Bueno, mira cómo son las cosas que ahora Marcelino está en el Villarreal otra vez, o sea, que tan grave no fue (se ríe). Yo creo que el tiempo todo lo cura. Obviamente, cuando tú estás peleando por cosas muy importantes, que en ese momento nos jugábamos una previa de Champions, hay mucha tensión y todos quieren que cada uno saque el máximo rendimiento posible y se crean tensiones, pero de ésas he vivido yo muchísimas en el mundo del fútbol y luego no ha pasado nada, incluso con el paso del tiempo les restas importancia y las valoras, porque esas cosas también hacen que tú mejores a nivel personal y a nivel profesional.
¿Y en qué puesto del ranking pones a Emery? Os hizo ganar esa Europa League, también alguien con una personalidad muy marcada… Ya os conocíais de tu paso por el Valencia, donde él te hace debutar.
A ver, yo es que soy muy devoto de Marcelino, porque fueron los años que más me sentí futbolista, mejor rendimiento saqué, fui preseleccionado con la Selección. Fue un momento de mi carrera profesional muy fluido, iba, entrenaba, luego en los partidos salía y sabía perfectamente que lo iba a hacer bien, no tenía esa tensión de decir: '¿Cómo me va a salir hoy?'. También es verdad que a eso le tengo que sumar al trabajo de un coach, que se llama Juan Bernat, que está ahora en el Levante, que durante tres años me trató en un momento muy complicado mío y me hizo también mejorar muchísimo.
Pero sí, Emery a mí me hizo debutar con el Valencia, en UEFA. Mi debut con 20 años fue con Emery, entonces cuando Emery ficha por el Villarreal yo estoy contento porque yo digo: 'Ya me conoce, aunque fuese muy pequeño, ya sabe cómo soy, entonces yo creo que tendré un hueco en el Villarreal'. Mi intención era siempre seguir en Villarreal, pero claro, yo llego allí, empieza a ponerme de central en pretemporada, yo ya veo que no tengo hueco, pero yo a mi representante siempre le digo: 'Yo quiero acabar mi último año en Villarreal', porque yo creo que me lo merezco por todos los años que he estado aquí, porque es el club que considero mi casa y yo quiero acabar y luego ya se decidirá.
Me preparo esa pretemporada acorde a lo que yo quería, que era demostrar que yo podía servir para ese club, para esa plantilla: habíamos fichado a Parejo, a Coquelin, Alfonso Pedraza estaba increíble, habíamos fichado a Alberto Moreno el año anterior, había jugadores como Gerard Moreno que estaban dando un nivel increíble… Yo me intento adaptar. Emery es una persona que el trato personal lo lleva muy bien y vio que yo me estaba esforzando y acabé jugando 25 partidos, de lateral derecho, de medio centro, jugué de lateral izquierdo… Jugué de todo prácticamente, me faltó de portero. Y tengo un audio ahí suyo muy bonito, que dice que podemos ser mejores o peores futbolistas pero la persona se queda para siempre, en un club, en una persona o en un momento determinado. Y es algo que me llenó, porque me hace ver que yo como persona he hecho las cosas bien en todos los sitios donde he estado.
¿Es injusto que Gerard no vaya a la Eurocopa?
Bueno, yo no puedo ser objetivo, porque Gerard es uno de mis ojitos derechos, es un jugador que llevo viendo desde que estaba en Tercera con el Villarreal C, cuando subió al primer equipo yo ya estaba asentado y le intentamos ayudar muchísimo, cuando estaba en el Espanyol yo siempre le decía: '¿Cuándo vuelves? ¿Cuándo vuelves? ¿Cuándo vuelves?' Le escribía mensajes. No puedo ser objetivo porque para mí es el delantero top ahora mismo referencia en España y para mí es un poco injusto que no esté en la Selección por lo que transmite y por lo que te aporta a un equipo. Es un jugador que aporta esa inestabilidad en el otro equipo que hace que estés muy pendiente de él y hace que otros jugadores se liberen de esa carga y yo creo que para un equipo es fundamental, y para la Selección vendría muy bien, pero es el seleccionador el que decide, y gracias a Dios tenemos hoy en día muchísimos grandes jugadores en España.
Otro jugador que no va a poder ir, con el que coincidiste en el Valencia, y además peleando por la misma posición, es José Luis Gayà. Es aún más duro lo suyo, por lesión.
Sí, es más duro, porque ha tenido yo creo que la peor lesión en su carrera. Sí que es verdad que es un tío que cuando coincidí con él sí que tiene microrroturas, yo he tenido también microrroturas, y eso en dos semanas estás, y él está acostumbrado, pero una operación es complicada. Lo conozco, es un tío muy competitivo, un tío que le gusta mucho estar ahí en los momentos importantes y va a estar fastidioso y va a estar jodido, pero con el carácter y la personalidad que tiene seguro que se recupera y va a seguir dando guerra. Encima por edad todavía le quedan muchas, muchas, muchas batallas que ganar y estoy convencido de que lo va a hacer.
Cuando llegaste al Valencia, Jose estaba sancionado y Marce no dudó en ponerte de titular, llevabas creo que tres entrenamientos.
Sí, sí, yo sabía cuando iba para allá es que la intención de Marce era ésa. Cuando llego yo el primer día a la ciudad deportiva me coge Marcelino y estamos 40 minutos hablando, explicándome un poco todo lo que había, explicándome que él había cambiado un poco su manera de actuar de Villarreal a Valencia y que si estaba bien físicamente iba a jugar. Mira si era la exigencia grande ahí en los entrenamientos del Valencia, que yo el primer entrenamiento acabo mareado, acabo reventado, y los últimos partidillos no los puedo jugar porque estoy mareado, y Marcelino con su exigencia me dice: 'Claro, has comido poco estos días'. Él era muy de decirte: '¿Has comido bien? ¿No has comido bien?'. Y yo le dije: 'No, no, míster, yo tal'. Yo estaba allí en 63 kilos, ahora estoy en 64 kilos, pero claro, yo sabiendo que podía firmar por el Valencia y sabiendo que iba a volver con Marcelino, yo digo: 'Me tengo que cuidar mucho'. Llegué a 62 kilos, lo que querían ellos que estuviese en el momento que yo estaba en Villarreal, y acabé un poco mareado. Esa pretemporada con el Villarreal no había jugado mucho, porque Calleja no me quería, me estaba poniendo poco, y acabé jugando 80 minutos y a un buen nivel, porque he visto 7.000 veces el resumen de ese partido y lo hice bastante bien.
También es verdad que Juan Bernat, el coach, me mandó un audio antes del partido… Bueno, hay una anécdota, que yo cuando estoy para firmar con el Valencia, yo llamo a Juan Bernat, y le digo: 'Oye, Juan, tengo que hablar contigo, porque tengo una cosa que te tengo que contar'. Y me voy a su casa a hablar con él, y le digo: 'Me ha llamado Marcelino para que vaya al Valencia, no sé qué hacer, porque claro, yo quiero quedarme en el Villarreal, pero allí no me quieren y estoy un poco cagado por el cambio, porque Valencia es un club exigente, porque me hace ilusión pero no sé cómo me van a recibir…'. Yo ahí ya era amigo de Parejo pero no sabía cómo me iban a recibir, y la verdad es que las palabras de Juan fueron: 'Mira, vas a un club que va a jugar Champions, el club de tu infancia, donde conoces a un montón de gente, vas a estar a cinco minutos de casa, ¿qué cosas malas hay? No hay ninguna cosa mala', y es verdad que en ese momento me cambió, porque las personas somos de ver antes lo negativo que lo positivo. Juan me ayudó muchísimo, porque me hizo ver lo positivo, que era todo, todo lo que tenía al Valencia era positivo: iba a jugar el primer partido, iba a jugar Champions, que no había jugado en mi vida, iba a estar con un entrenador que me había sacado el mayor rendimiento de mi carrera, iba a estar en un club donde yo siempre había soñado estar cuando era pequeño… No había nada negativo. Salí ahí diciendo: 'Voy a firmar'. (Se ríe). Así que imagínate. He tenido suerte que he tenido mucha gente a mi lado que me ha ayudado mucho y eso lo he sabido aprovechar.
Un coach que si no me equivoco fue un regalo de cumpleaños de tu padre, ¿verdad? En vez de un regalo material te regaló unas sesiones con él en ese momento complicado para ti en el Villarreal.
Sí, fue un regalo de mi padre que me dijo: 'Oye, mira, te he regalado seis meses con un psicólogo deportivo, con un coach, que se llama Juan Bernat'. Y yo era muy reacio a eso, digo (abre los brazos): '¿Pero yo con un coach? ¿Pero qué me voy a ir yo con un coach?'. Me acuerdo que las primeras dos o tres sesiones no me gustó mucho, porque eran muy teóricas, todo muy rollo, explicarle yo mi vida, me parecía mucho como si fueras a un psicólogo normal, que le explicas un poco tus problemas y él te intenta ayudar, pero a partir de la tercera o cuarta ya me tocó como un poquito de mis sentimientos y ya me empezó a ayudar en lo que era mi vida personal, antes que profesional. Me ayudó a tomar unas decisiones importantes en mi vida, a cambiar unos hábitos que yo no veía correctos pero no sabía afrontarlos o tenía miedo de afrontarlos. No quiero hablarlos porque son cosas personales, pero creo que fue el inicio.
Cuando tú quieres hacer una carrera tienes que empezar y el inicio es muy importante, saber regularte, saber hacerlo, pero cuando pitan tienes que salir, no te tienes que quedar bloqueado, y yo estaba bloqueado en ese momento. Y él me hizo salir, y a partir de ahí fue todo rodado: me hacía visualizaciones antes de los partidos, me mandaba mensajes, nos poníamos unas pautas antes de los partidos, 'hacer tantos centros, hacer tantos bloqueos de balón, hacer tantos kilómetros', y yo intentaba cumplirlos, yo creo que me sirvió. Nunca le he dado las gracias a mi padre por eso, pero es verdad que ha sido el mejor regalo de cumpleaños que me podrían haber hecho.
Dos preguntas que me han surgido de esta respuesta. ¿Qué te dijo Marce que había cambiado de su época del Villarreal al Valencia?
Que se tomaba todo con más tranquilidad. Él siempre era un tío muy exigente y a la hora de decirte las cosas te las decía muy directas, por eso ha chocado muchas veces con jugadores que llevaban muchos años con él. Yo en Villarreal choqué, lo que tengo que chocar como un entrenador, como he chocado con Aguirre, con Emery es verdad que no chequé mucho porque tampoco tuve mucha relación, pero he chocado con diferentes entrenadores porque todos tenemos nuestro carácter, nuestra personalidad y nosotros defendemos lo que nosotros consideramos que es lo correcto. Igual te digo que también he sabido pedir perdón en los momentos en los que creo que me he equivocado, y eso dice mucho también de una persona, y él también, y en Valencia yo creo que era más cercano a los jugadores, les escuchaba, les transmitía con alegría todo lo que pensaba, y una cosa que hacía muy bien era reunir a los capitanes antes de los entrenamientos para explicarles un poco las cosas y ver lo que opinaban ellos también, que eso es importante.
Parejo me comentó un día que antes de mi fichaje reunió a los capitanes y les preguntó que qué les parecía que yo fuese para allá. Yo conocía ya a Dani, él sabía cómo yo era y ellos dieron el ok a mi fichaje. Yo creo que fue una de esas cosas en las que cambió, que preguntaba la opinión también de los futbolistas. Y tuve la suerte de hablar con él ahora que está en el Villarreal y ya me confesó que estaba un poco mayor como para enfadarse, dice: 'Yo ya no quiero tener malos rollos con nadie'. Es un tío increíble, es una persona que yo si algún día soy entrenador quiero reunirme con él y que me explique cómo lo hace, cómo lo hace para conseguir sacar ese rendimiento a todos sus jugadores, porque me parece increíble.
Y la otra curiosidad, ¿por qué has visto tantas veces repetido ese partido? Tu primer encuentro con el Valencia en tu segunda etapa.
Yo siempre he sido una persona de ver repetidos los partidos. Cuando me voy por la noche a dormir, me pongo resúmenes de partidos o me pongo vídeos de algún juego que me gusta, y muchas veces me pongo vídeos míos antiguos, de lo que yo era, tanto buenos como malos para ver si he cambiado algo en mi manera de jugar o si estoy haciendo las cosas bien o mal. Ahora tengo 36 años, obviamente, físicamente hablando no estoy igual que cuando tenía 28 o 27, me gusta ver partidos que con esa edad jugaba. Entonces yo creo que en el Valencia ese primer partido tenía 31, fue un partido muy bonito a nivel emocional, porque volví a Mestalla a jugar de local, al campo donde yo había debutado en mi carrera profesional, en UEFA, donde tantas veces había ido de aficionado… Me gusta, me gusta ver ese partido, cómo lo juego y, sobre todo, cuando me sacan todo el aplauso que me brinda la afición, que es increíble.
¿Cómo recuerdas tus años formativos en el Valencia? Llegaste a la escuela con apenas 8 años y debutaste en 2008.
Sí, estuve 12-13 años. Llego a Paterna a hacer las pruebas, no me cogen para lo que es el federado, como se llamaba en aquella época, y me pongo en la escuela, y el entrenador al cabo de 6 meses les dice a los que estaban federados que yo tengo un nivel superior para estar en la escuela. Entonces juego el COTIF con Ricardo Arias de entrenador, que en aquella época no sabía ni quién era -ahora sí, le tengo mucho cariño-, y a partir de ahí, pues ya fue Alevines, Infantiles, es verdad que hasta Infantil A no suelo jugar de titular, y en Juveniles ya empiezo a ir a la Selección, ya empiezo a ser importante dentro del club, de la escuela, y paso un momento un poco malo ahí de adolescencia, que pensaba más en otras cosas que en el fútbol, yo creo que como todo niño, y en Juveniles conseguimos ganar la Copa de Campeones. Creo que era la primera vez que el Valencia lo conseguía, y en el filial conseguimos ascender a Tercera, que es cuando debuto yo en el primer equipo, y a partir de ahí ya me tocó hacer vida fuera de casa.
Un paso por el Valencia en el que tu ídolo era el Kily. Un hombre de carácter, a quién iba a admirar, ¿no? Al Kily (Risas).
(Se ríe) Sí, sí, sí. Es más, yo me acuerdo que me hice ídolo del Kily cuando fui al campo una vez y lo vi jugar y vi cómo se le escapaba un balón y el línea marcaba una cosa que a él no le gustaba y se le encaró con una cara de 'que te mato' (dice apretando los dientes), que yo lo miré y dije: 'Pufff, yo quiero ser así, yo quiero ser así'. Es verdad que hoy en día con todas las facilidades que tenemos, como redes sociales, televisiones, que hay cien mil televisiones, no puedes ser como eras antiguamente, si no, te revientan, te matan, tú no puedes decir lo mismo que decías antiguamente, porque ahora hay muchas cámaras, pero sí que me gusta transmitir ese carácter, esa competitividad.
Yo siempre he trabajado con el coach que hay que crear una persona y un personaje. La persona es la que eres tú en el día a día, tu personalidad, y el personaje es el que eres en tu trabajo. Yo siempre cuando entro a los entrenamientos, lo que son partidillos y lo que son los partidos del fin de semana, siempre cuando me pongo la camiseta, mi personaje: cambio la cara, me pongo serio y si tengo que morderle a alguien, lo muerdo. Hoy en día que compites contra chavales que podrían ser tus hijos pues imagínate, si no soy así, no estaría jugando todavía. Entonces, pues sí, sí, sí, el Kily, qué crack, fuá. Me hubiera gustado conocerlo, muchísimo, a él y a Aymar.
Cuéntame de ese carácter que tú ya tenías en la Academia. Ya has dejado caer antes que en la adolescencia pasaste un momento complicado: estuvieron a punto de tirarte del Valencia, te bajaron al Juvenil sin ficha. Ficha ya eras tú, ¿no?
Sí, sí, sí. Yo era un pieza, yo era un pieza. Yo empiezo a ir a la selección Sub-16 con España y ya empiezo a crear un poquito de egocentrismo, un poquito de ego. Iba a la selección española, era de los mejores de mi quinta del Valencia y ese ego se extrapolaba un poco a mi carácter, que yo siempre he sido muy respetuoso con la gente pero creo que ese egocentrismo comió a la persona. Y hubo una época en la que estaba en Juveniles, tuve un entrenador que era Pep Serer, y me quedé dormido dos veces. En aquella época no teníamos tanta facilidad. No teníamos como ahora un iPhone que te puedes poner mil alarmas, yo tenía una alarma que si la pulsabas y la apagabas, te quedabas dormido. Recuerdo quedarme dormido la primera vez, y la segunda vez ya me llaman, yo lo cojo, y era Carlos Arroyo, que era el segundo, y me dice: 'Jaume, que te has quedado dormido'. Y claro, yo no sabía cómo reaccionar. Digo: 'Vale, Carlos, pues nada, mañana nos vemos'. Y él: 'Vale'. Me cuelga y al día siguiente voy y me dice Pep Serer: 'A partir de mañana entrenas con el Juvenil B".
Con la mala suerte que empiezo a entrenar con el Juvenil B y el primer entrenamiento voy a golpear un balón y uno me hace una plancha y me rompo una parte del empeine, y estoy como dos meses con muletas y con una escayola. Fue un momento un poco malo. En mi vida personal el colegio no iba bien, mi padre no confiaba en mí e hizo que yo, que estaba en la residencia en ese momento en Valencia, porque mi madre y mi padre no me podían llevar, pues me echasen de la residencia, que mi padre como no confiaba en mí pues no me ayudaba y fue un punto de inflexión. Un punto de inflexión en el que yo hice un chip (hace un chasquido con los dedos). Tengo amigos como Manusaurio que les gusta llamarme el hijo de Goku, pues hubo ahí un momento en que el hijo de Goku le da un chip y se transforma en Super Saiyan. Dije: 'Oye, tío, ¿tú qué quieres hacer con tu vida? Tú en los estudios vas mal, no te gustan, ¿qué se te da bien? El fútbol, pero no lo estás haciendo bien, entonces, vamos a ponernos las pilas, vamos a empezar de cero, vamos a bajar al barro y vamos a demostrarle a todo el mundo qué clase de futbolista eres. Y en ese momento yo empecé a trabajar.
Encima, tengo la suerte, por fin, que en ese momento había un compañero mío que se llamaba Pepe Pla, que era el lateral izquierdo que iba a llegar al primer equipo pero lo ficha el PSV Eindhoven, entonces se va y a mí me suben otra vez al Juvenil. ¿Qué pasa? Que como yo estaba haciendo las cosas muy bien, pues empiezo a despuntar, Pep Serer empieza a verme y empiezo a jugar de titular y eso hace que el año siguiente empiece a entrenar con el filial, que sea titular indiscutible en el Juvenil, que ganemos la Copa de Campeones como te he explicado antes y a partir de ahí fue todo rodado, pero tuve como seis o siete meses -en verdad fueron dos años, porque fui dos años a la selección, Sub-15/Sub-16, Sub-16/Sub-17-, que mi ego o mi personaje comió a la persona e hizo que yo no pudiese demostrarle a toda la gente el futbolista y la persona que yo era.
Yo siempre pienso que de los momentos malos se aprende más que de los buenos. He tenido muchos momentos malos en mi carrera que me han hecho ser la persona y el futbolista que soy hoy en día, pero en ese momento específico tuve suerte que con una edad muy temprana me llegó un momento muy malo que me hizo cambiar el chip. Hay futbolistas que les cambia con 26 o 27, hay futbolistas a los que no les cambia nunca, hay futbolistas como yo a los que les cambia con 16 o 17 y hace que puedas retomar tu profesión lo antes posible para hacer la carrera que he hecho yo.
"Luis Milla le dijo a mi padre: 'Nunca va a ser futbolista'. Y tenía razón. Con 17-18 años me quedé dormido dos días, mentía, pensaba más en irme de fiesta que en prepararme para un partido"
«Pudimos hacerle entender que o jugaba al fútbol o dedicaba a repartir Coca-Cola», me dijo hablando de ti hace no mucho precisamente tu padre. ¿Recuerdas aquella conversación?
Mi padre tenía un pub, entonces, si no hubiera sido futbolista seguramente estaría trabajando en el pub de camarero o algo. Me podría haber puesto a estudiar perfectamente, pero yo recuerdo que en aquella época estaba el director deportivo Luis Milla y recuerdo una frase de mi padre que me dijo a mí: 'Luis Milla me ha dicho que nunca vas a ser futbolista'. Y en aquella época tenía razón, en aquella época yo mentía, yo pensaba más en irme de fiesta con mis amigos que en prepararme para un partido. Con 17 años yo estaba en la residencia del Valencia y yo le dije a la residencia del Valencia que me iba a dormir a casa de mi madre y le dije a mi madre que me iba a dormir a la residencia, y me fui de fiesta con mis amigos, y al día siguiente jugaba contra el Elche. Yo hacía ese tipo de cosas, que yo sé y soy consciente de que lo hacen todos los jóvenes de hoy en día, pero es verdad que yo como padre ahora yo intento evitar que cometan esos errores que yo cometí. Siempre les digo: 'Yo no te digo las cosas para que las hagas, ojalá las hicieses, sino te las digo para que en un momento dado cuando te equivoques digas 'qué razón tenía mi padre'. Ojalá las evite, pero pienso que las personas se tienen que equivocar para aprender, y yo en aquella época me equivoqué muchísimo, engañaba, no me centraba en el fútbol, que era lo que se me daba bien… Eso hizo que gente de mi alrededor, como mi padre, no confiase en mí, que no pusiese la mano en el fuego por mí, que en el fútbol vieran que yo no iba a valer para ejercer en ello y que en un momento dado me iban a acceder a un club filial del Valencia en ese momento, que era el Cracks.
Mi padre y mi madre fueron a hablar con el club, con Luis Milla, y le dijeron que en vez de eso pues me bajasen al B. Todo eso en un día, me dijeron que no iba a jugar, fueron mis padres a hablar, le dijeron que no iba a ser futbolista, dijeron que no me dejasen el Juvenil A pero que sí me bajasen al B, en el B eran un año menos que yo, luego la lesión… Fue un momento muy malo. Me acuerdo de estar en el Perelló con mi padre, que nos fuimos allí a comer, y yo estar con las muletas y mirar al horizonte y decir: '¿Qué estoy haciendo? Venga va, tal, no sé qué.' Y esos primeros pasos son los más difíciles, son los pasos en los que la gente pasa un mes y sigue desconfiando de ti, aunque tú sigas haciendo las cosas bien. Yo siempre se lo digo a mis hijos: 'Si tú me mientes un día, me va a costar otra vez volver a confiar en ti. Aunque hagas miles de cosas buenas, siempre me va a costar confiar en ti porque ya me has mentido una vez'. Entonces, en ese momento así me sentía yo. Fue muy duro, muy duro, pero mirando la vista atrás digo: 'Bueno, son cosas que me han tenido que pasar para estar hoy en día aquí hablando con vosotros y ser la persona y el personaje que soy hoy en día, que gracias a Dios pues cada vez que me voy de un equipo recibo miles, miles, miles de muestras de cariño.
Y tengo un compañero en el Mallorca que se llama Martin Valjent que me escribió creo que el mensaje más bonito que me han escrito en mi vida, que me hizo llorar muchísimo y eso me lo llevo yo para siempre y hace ver que he hecho las cosas bien.
¿Nos puedes contar algo de lo que te decía en ese mensaje?
¡No, porque me voy a poner a llorar! (Se ríe y levanta los brazos). Cuando yo llegué al Mallorca, los jugadores del Mallorca, los del vestuario, no veían a Jaume Costa, veían a un futbolista que acababa de ganar una Copa de Europa, un futbolista que llegaba de un Villarreal que era uno de los mejores clubes de España, entonces ellos yo creo que pensaron que iba a llegar de otra manera como la que llegué. Yo siempre he sido una persona muy cercana, muy enrollada, muy dicharachera, muy amistosa. Me encanta hacer grupo, me encanta crear un buen ambiente dentro del vestuario, entonces yo llegué un poquito cohibido y poco a poco me fui soltando.
Recuerdo que Martin Valjent una de las primeras semanas me dijo: 'Tío, me has sorprendido, yo pensaba que los valencianos erais de otra manera, pero tú eres muy buena persona'. Y yo le dije: 'Va, Martin, tú todavía no me conoces, no puedes decir eso'. Pero después de tres años, ahora que me he ido y me despedí el otro día del equipo, he recibido varios comentarios, pero el mensaje de Martin Valjent es muy bonito porque me dice que pocas veces en el mundo del fútbol había encontrado una persona tan buena como yo, tan humilde, tan trabajadora, que pone a sus compañeros por encima de uno mismo y, bueno, (se emociona) es verdad que tú intentas hacerlo pero siempre sin ánimo de lucro, sin pedir nada a cambio, pero cuando la gente se da cuenta de todo lo que haces y lo valoran es muy bonito, muy bonito que te lo transmitan. Y no sólo él. Antonio Sánchez también hubo una época que lo pasó muy mal este año porque el míster le dijo que se fuese y yo le dije que trabajase con mi coach, que le hiciera caso y también el otro día en redes sociales puso una cosa muy bonita… Son cosas que me llevo para mí, que no necesito que nadie más lo sepa. Lo estoy contando porque tengo confianza con vosotros (un amigo suyo está presente en este tramo final de la entrevista) y es algo que me gusta porque me hace ver que soy buena persona, que todo lo que se dijo en un momento de mí, que yo lo pasé muy mal porque yo consideraba que no era así, que pillaron una época mala de Jaume o se equivocaron a la hora de describirme, y a partir de ahí, animarme a seguir así, a seguir como soy, a seguir trabajando todo lo que me quede dentro del fútbol, sea de futbolista, sea de entrenador o de cuerpo técnico, seguir siendo igual porque la gente lo valora.
Perdón, ¿eh?
Jamás pidas perdón por emocionarte, vamos.
Ya, pero es que cada vez que lo leo… Lo leí y lloré, se lo dije a Gema y lloré, lo recuerdo y… Es lo mejor que te puede pasar. (Se le vuelve a entrecortar la voz y se seca los ojos).
Dices de seguir como sea, de futbolista, de entrenador, cuerpo técnico… ¿De momento podemos decir: 'Busco equipo'?
Mira, hablé con Pablo Ortells y él me transmitió lo que ellos pensaban, que podía hacer un buen papel dentro del staff del Mallorca. Yo no sé si puedo decirlo aquí pero lo mandé un poco a la mierda (se ríe). Le dije que estaba muy agradecido pero que yo creo que había jugado este año 34 partidos -30 de Liga más 4 de Copa del Rey-, en Primera División de la Liga española, no había desentonado y creía que podía seguir dando guerra. No sé en qué equipo, en qué categoría, pero yo quiero seguir demostrando que queda Jaume para mucho tiempo.
Otra anécdota. Mi abuela, cuando era pequeño, con 16-17 años, para mi cumpleaños me regaló un cuadro de Raúl González Blanco que ponía: 'Quiero demostrar a todos que hay Raúl para mucho tiempo'. Ella cambió lo de Raúl y puso Jaume, lo que pasa que el acento de Raúl se lo dejó y era Jaúme, pero quedaba muy bonito, lo tengo todavía ahí, y muchas veces lo he pensado: yo ahora con 36 años yo quiero decirlo, quiero demostrarle a todo el mundo que aún queda Jaume para mucho tiempo. Siempre he tenido esa frase en mi cabeza para cuando fuese mayor decirla, y quiero demostrarle todavía a la gente que puedo valer, que puedo ayudar a equipos a conseguir esa estabilidad que quizá todavía no tienen o ayudar a equipos a conseguir sus objetivos porque creo que ahora mismo soy suficiente maduro como para ayudar dentro y fuera del campo.
Hablando de anécdotas no puedo no preguntarte cómo era esto de ver los episodios de 'Bola de dragón' antes que nadie. Qué puntazo en aquel momento, ¿no? (Su padre era el cantante de la sintonía de la serie en la extinta Canal 9).
¡Buah, molaba un montón, era increíble, era una pasada! Yo lo pasaba mal porque mi padre siempre ha actuado en bodas, yo estaba siempre al lado escuchándole cuando me tocaba con él (sus padres están separados), y siempre acababa con la canción de 'Bola del Drac' porque siempre me miraba: 'Si vols descubrir' (canta). Y esas cosas me daban vergüenza. Ser el foco de atención siempre me ha dado vergüenza, pero claro, cuando me llegaba en verano el casete y yo lo veía y luego iba al colegio y me preguntaban y yo decía: 'Ah, no puedo decir nada'. Yo no quería decir nada. Y venía mi amigo, Carlos Cabello, que sigue siendo mi amigo, y le decía: 'Pues va a morir éste, va a pasar esto', pues molaba un montón. Era marujeo puro y duro. Todo lo que le digo ahora a mi mujer que no haga lo hacía yo de pequeño. Molaba un montón. Es una pena que no se valore tanto a mi padre como se valoraba en aquella época, porque 'Dragon Ball' sigue existiendo, hay diferentes sagas, y es verdad que esa canción es icónica para la Comunidad Valenciana.
Tu padre, que ha participado en 'La Voz' también.
Sí, ha ido a La Voz, pero se presentó tres veces antes. Mi padre ha sido siempre un trabajador, un currante. Yo iba a verlo y siempre estaba trabajando en actuaciones, en su estudio de grabación, hicieron teatro en su momento… Una de sus ilusiones era ir a La Voz y que uno se girase. Creo que fue tres o cuatro años antes de conocer a mi mujer, hace once años, con Coral (la mujer de su padre), y luego conocí a mi mujer y me dijo: '¿Esos son tus padres? Yo los vi en 'La Voz', cuando actuaron y no los cogieron. Él ha sido siempre muy currante y muy perseverante para todo.
¿Has llegado a entender con el paso del tiempo, y sobre todo tú ahora que eres padre, que dudara de ti? ¿Ha habido un perdón a esa desconfianza?
Sí, por supuesto, por supuesto. Yo siempre se lo digo a mi padre, que ahora me doy cuenta de muchas cosas, sobre todo cuando soy padre. Si yo dudo muchas veces de mi hija, de que me diga la verdad, ¿cómo él no iba a dudar de mí? Si mi hija no ha hecho nada, ni la mitad de la mitad de la mitad de lo que yo hacía. Yo era un pieza en aquella época y el problema que teníamos es que no teníamos móviles o redes sociales para que vieran dónde estábamos, fotos para mandarles. Ahora mi hija se va con sus amigas y cada dos por tres me manda una foto o yo tengo lo de buscar mi iPhone para saber dónde está. Yo no sé si en aquella época yo habría podido ser padre, porque yo estar en casa y que mi hijo saliera con sus amigos y no saber en qué momento va a llegar es muy complicado. O no poder llamarle o escribirle: 'Oye, ¿estás bien?' Era muy complicado, entonces yo los entiendo perfectamente.
No me gustaría que termináramos, porque podríamos seguir hablando y hablando, sin que nos contaras, por favor, las grandes anécdotas de tu carrera.
Buah, tengo muchas. Cristiano siempre ha sido mi ídolo, desde pequeñito. Desde que él va al Manchester, que en aquella época no teníamos dibujos a todas horas como ahora Netflix, me ponía en casa de mi padre, me metía en su ordenador y me ponía YouTube, y me ponía a ver vídeos de futbolistas. Y Cristiano en la época del Manchester era todo velocidad, todo regates. Yo empiezo a jugar con Mercurial por Cristiano, yo empiezo a hacer muchas cosas de las medias altas por Cristiano, porque me gustaba mucho cómo jugaba. Entonces claro, el primer partido contra él era una emoción increíble. Yo lo veía como una escultura, yo decía: 'Me cago en la leche'. Pues la primera jugada que tengo con él es una jugada en la que Bruno le quita el balón, se tropieza él, me queda el balón a mí, y él se queda como de espaldas y yo, como no sé qué hacer, pego un pelotazo y le pego en el cuello o en la espalda y sacamos de banda. Y toda la afición del Villarreal empieza: '¡Bieeen!' (Dice mientras aplaude con los brazos en alto). Y él se gira, me mira y hacia arriba y me dice: '¿Qué haces?' (Imita su acento portugués). Y yo digo: 'Cris, Cris, no te enfades, que es que no sabía qué hacer'. Y lo levanto y tengo una foto muy bonita, que es yo levantando a Cristiano Ronaldo, que es esa jugada. Lo levanto, lo cojo del cuello y cuando voy a sacar digo… En ese momento es cuando te das cuenta de que has cumplido tu sueño, que es competir contra los mejores, contra la gente que tú de pequeñito idolatrabas, y mola un montón. O cuando Messi me da la camiseta.
Cuéntanosla…
Pues yo jugué varios partidos contra Messi y hubo un partido en el Camp Nou que le dije: 'Oye, Leo, que he jugado muchas veces contra ti y no me has dado la camiseta, ¿me la podrías dar?' Y me dice: 'Sí, después te la doy'. Y acaba el partido, nos ganan, yo me voy frustrado al vestuario y cuando estoy en el vestuario digo: 'Ostras, la camiseta de Messi'. Digo: 'Bueno, habrá otro partido para que me la dé'. Y me estoy duchando, era la época de Fran Escribá, y Nico Sansone, que es un gran compañero mío que lo echo muchísimo de menos porque es una bellísima persona, me dice: 'Jau, qué cabrón, cogiste la camiseta de Messi'. Digo: 'No, tío, me ha dicho que me la daba pero no la he cogido'. Dice: 'Uy, si se la he pedido yo y me ha dicho: 'No, no, se la reservé a Jaume' (dice imitando el acento argentino) y claro, yo en ese momento dije: 'Ostras, se sabe mi nombre'. Y le dije a Adrián, el utillero: 'Adri, por favor, que Messi me está… tal', y cuando salimos estaba esperando el utillero para dármela. Ahí te das cuenta de que todos, aparte de ser futbolistas o ser estrellas, son personas, que ellos también se dan cuenta de las situaciones y te conocen. A mí me han dicho que él es un loco del fútbol, pero eso fue un detalle muy bonito del mejor jugador del mundo o uno de los mejores jugadores de la historia, que han sido él y Cristiano Ronaldo. Tengo anécdota con los dos.
¿Y tendrás con Mbappé? ¿Quieres medirte al francés?
No, qué va, no quiero, no quiero. Entre Dembélé en su momento, entre Neymar que no me tocaba pero bufff. Qué va. Si cada vez hay más jugadores de la antigua usanza, de esos que te encaran cada dos por tres, y yo ya estoy mayor, ya estoy mayor. Nah, es broma, pero sí que es algo que se intuía desde hace mucho tiempo que acababa contrato e iba a acabar en el Madrid, y obviamente el Madrid es el club más poderoso del mundo y que consigue lo que quiere sea tarde o pronto. Consigue a los mejores jugadores y Mbappé es uno de ellos. Es una pena por cómo se va del Paris Saint-Germain, porque se va un poco por la puerta de atrás siendo uno de los mejores jugadores de su historia, pero yo creo que en el Madrid va a hacer las cosas muy bien, que el Madrid está consiguiendo un equipo de ensueño y que el año que viene esperemos competirles, si me toca a mí competirles, que a ese Madrid de la decimoquinta yo ya le he ganado, así que esperemos ganarle al Real Madrid de Mbappé.