FÚTBOL FEMENINO

La controvertida norma que pone en jaque la profesionalización del fútbol femenino chileno

La Ley Nº21.436 entró en vigor en octubre y obliga a los clubes a contratar a sus jugadoras en los próximos tres años.

Colo Colo celebrando el título de campeonas. /COLO COLO
Colo Colo celebrando el título de campeonas. COLO COLO
Nagore Domínguez

Nagore Domínguez

El 2022 fue un año de récords para el fútbol femenino. Estadios llenos, cifras históricas de retransmisiones y de público, etc. En algunos países se consiguieron hitos que marcaron un antes y un después. En Estados Unidos, la Federación de Fútbol del país (US Soccer) llegó a un acuerdo con las jugadoras para compensarlas con 24 millones de dólares por haber recibido sistemáticamente menos apoyo y dinero que los hombres. En España se consiguió la profesionalización de la liga. Esto trajo consigo un aumento del 11,3% en los patrocinios en comparación con la pasada temporada.

Según la FIFA, los países que tomaron la vía de la profesionalización, han visto crecer su actividad económica de manera notable. Francia y España tuvieron unas ganancias de 582.000 euros y 590.000 euros por club de promedio, respectivamente. En Sudamérica, Brasil embolsó 290.000 euros por club, lejos de lo que ganaron Colombia (61.113 euros) y Argentina (30.000 euros).

A pesar de los avances que se van consiguiendo, hay países en los que queda trabajo por hacer. El 10 de octubre fue un día histórico para el fútbol en general. Y para la sociedad chilena en particular. Después de dos años de trabajo, se puso la primera piedra para empezar un proyecto de futuro. Ese día entró en vigor la Ley Nº 21.436 que garantizaba la profesionalización del fútbol femenino en Chile.

En 2021, sólo un 4'4% de las jugadoras declaraban estar vinculadas contractualmente con sus clubes. Esta ley obliga a que haya un contrato de trabajo entre los clubes y las futbolistas de primera división. Con una entrada en vigencia escalonada, los equipos tendrán un plazo de tres años para cumplir con ello. Durante el primer año deberán tener contratado al menos al 50% de la plantilla. El segundo año aumentará la exigencia hasta el 75% y el último año toda la plantilla tendrá que estar bajo contrato.

La Selección chilena y los principales equipos consiguieron levantar una conciencia pública fuerte en el país. Aprovechando el impulso, en 2019 Erika Olivera, diputada y exatleta chilena, presentó un proyecto de ley en la Cámara Baja que reflejaba el espíritu que empezó a surgir en la sociedad. La falta de profundidad para los objetivos que se creían necesarios hizo que la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino (ANJUFF) empezara a trabajar mano a mano con ella y su equipo.

"Los mismos legisladores nos preguntaban por qué era necesario una Ley si el Código del Trabajo decía que hombres y mujeres que hacen lo mismo son trabajadores. En la práctica no se reconoce y nadie se está atreviendo a hacerlo", explica Camila García, directora de la Asociación. Uno de los principales objetivos fue mejorar las condiciones y establecer unos mínimos para que el producto se revalorizara. Nunca pensaron en la profesionalización: "Tenía la sensación de que lo iba a conseguir la siguiente generación".

"Los mismos legisladores nos preguntaban por qué era necesario una Ley si el Código de Trabajo decía que hombres y mujeres que hacen lo mismo son trabajadores"

Camila García Directora de ANJUFF

Desde que se constituyó ANJUFF en 2016, han ido consiguiendo pequeños hitos como la mejora de las bases del campeonato o que algunas jugadoras tuvieran un contrato. Esto les permitió ganarse la confianza de las deportistas para formar una voz colectiva. "Las chicas de Primera División no tenían seguro médico porque era muy costoso, pero los cadetes hombres sí podían tenerlo", cuenta Camilia.

La asociación presentó una propuesta a la Federación de la mano de una agencia de seguros demostrando que no iba a ser tan caro. De esta forma consiguieron que las jugadoras tuvieran seguros médicos. Los mejoras también se vieron impulsadas con la generación dorada de la Selección en esa época. En 2016 Chile estaba fuera del Ránking FIFA por inactividad y una de las motivaciones de la asociación fue reactivar a la Selección. En Chile la liga era semiprofesional, pero el 90% de las jugadoras eran aficionadas. La ley llegó para forzar la relación laboral que ya existía, pero que no se había reconocido hasta ahora como tal.

Una ley con luces y sombras

En Chile, la Federación está subsumida con la Asociación de clubes. La Liga y la Federación son una, lo que produce conflictos de interés. "Si fuese solo la Federación estaría velando por el interés común del fútbol. Los que toman las decisiones en la Federación son los presidentes de clubes. Iríamos más rápido si ese conflicto fuera resuelto", explica la directora de ANJUFF. "Incluso FIFA les ha llamado la atención para que así sea", añade.

Además de este tipo de obstáculos, la Ley Nº 21.436, realizada para garantizar los derechos laborales y contractuales, es muy general. El sueldo mínimo recogido por Ley en Chile es de aproximadamente 380.000 pesos chilenos (452 euros) al mes. Unos 14,10 euros al día. El primer paso está dado: hacer contratos. Pero hay que sentar unas bases previas, ya que los precios no cumplen con la profesionalización.

Karen Araya, actual jugadora del Madrid CFF de la Liga F, fue jugadora de Colo Colo y Santiago Morning, dos de los clubes más reconocidos de Chile y vivió en primera persona la evolución del fútbol: "Al ser profesional las jugadoras se exponen a que puedan tener el sueldo mínimo y no quizás a lo que le corresponde. En Chile no se puede vivir del fútbol. En comparación con otras ligas, la nuestra no va hacia arriba, va hacia abajo. Siento que le falta todavía muchísimo".

Las que son llamadas por la Selección son más reconocidas y cobran más. Karen fue una privilegiada en ese sentido. "Hay jugadoras que pueden cobrar mucho y otras que no cobran nada. Cuando volví en 2019 pude vivir de ello. En 2016 tenía que estudiar, trabajar y entrenar", comenta.

"En comparación con otras ligas, la nuestra no va hacia arriba, va hacia abajo"

Karen Araya Exjugadora de Santiago Morning y Colo Colo

Karen Araya siente que falta una mejor reestructuración de las bases y más difusión. En Chile no hay un canal de televisión, Youtube o Twitch que se encargue de retransmitir los partidos: "Falta gente que realmente quiera el progreso del fútbol femenino, que sean profesionales. Que las niñas tengan un campo donde poder entrenar y que lo hagan a diario.Falta dedicarse 100% a la actividad". Algo que ella no pudo hacer cuando era jugadora de Santiago Morning (2013/2016). Competían en nivel amateur y tenían que lavar ellas mismas la ropa de entrenamiento, no tenían suficientes balones ni conos para entrenar y los horarios de entrenamientos eran por la tarde-noche.

"En Chile hay dos o tres clubes que tienen todo esto. El resto entrenan entre dos o tres días a la semana, compiten como pueden con las niñas que tienen tiempo por el trabajo. La remuneración también tiene que ser mucho mejor para que la deportista se pueda dedicar a la actividad", añade.

Cuando la Selección chilena se clasificó para el Mundial de 2019, en el país se generó un "boom" alrededor del fútbol femenino, lo que despertó la conciencia e impulsó los contratos profesionales. Karen Araya volvió a su país, pero esta vez fichó por Santiago Morning: "Pasé de que no nos pagaran a tener un contrato profesional. Entrenamos por las mañanas, dedicabas tu vida casi al 100% al fútbol".

Allí ganó la Copa Libertadores, un título que cuando se gana la COMEBOL entrega una cierta cantidad de dinero a los clubes: "En ese año fue muy poco, y de ese poco nos dieron menos poco. La verdad es que casi no recibimos dinero por la obtención de esa copa. La sensación de logro era la recompensa máxima de haber ganado una Copa Libertadores".

Karen Araya con la Copa Libertadores.  COLO COLO
Karen Araya con la Copa Libertadores. COLO COLO

La ley llega para acabar con las diferencias, aunque es amplia y se centra en los contratos. "La ley tiene carencias. Las personas del ámbito político-jurídico no conocen nuestraindustria. ¿Qué pasa si le hago un contrato a una jugadora con el sueldo mínimo y estudió ingeniería y gana el triple de dinero?", se pregunta Paula Navarro, entrenadora de Santiago Morning y Consejera Nacional del deporte.

Paula es partidaria de que haya normas y de que se reglamenten los derechos de las mujeres a través de leyes. "La ley es buena. La brecha se tiene que disminuir, pero no hacerlo así. Me juntaría con especialistas para poder hacerlas. Un abogado puede hacer lo que quiera en las oficinas, pero en el campo de fútbol esto no es real", reivindica. Además, la ley indica que en octubre del 2023, los equipos tienen que tener contratadas al 50% de sus jugadoras. Ahí aparece otro problema: este año la competición termina en septiembre debido a la celebración de los Juegos Panamericanos y los clubes no tienen la obligación de tener contratos cuando no hay competición.

"Es una interpretación que dan algunos clubes. Para nosotros, desde que comienza la liga tendría que haber al menos un 50% de la plantilla contratada. Hay una mesa de trabajo que incorpora al Ministerio de Deporte, al de Trabajo, la Federación, los clubes y a la Asociación. En temas como este hubo discrepancias", explica Camila García, directora de ANJUFF. Para llegar a un acuerdo en puntos en los que las partes tienen visiones diferentes, se va a generar un "dictamen de la Dirección de Trabajo", que será algo similar a una "interpretación legal" desde el Ministerio de Trabajo respecto a la ley.

Otro punto que también generó dudas fue el de saber a qué jugadoras contratar y a quiénes no. En Santiago Morning hacen una valoración deportiva sobre el perfil del tipo de jugadora que buscan para el equipo, pero cada club tiene su propio criterio. En Colo Colo, tal y como cuenta Enzo Piero Caszely, coordinador general del fútbol femenino, hacen una diferenciación con las jugadoras más jóvenes: "Las que son mayores de 20 años les ofrecemos contratos de dos años. Otras tienen solo un año. Colo Colo apunta a la Libertadores y con ese objetivo hicimos contratos de dosaños. Quisimos hacer algunos más extensos pero no querían, otras tenían más oportunidades fuera".

Para impulsar los contratos, se incorporó una ley de incentivos. Los clubes al ser entidades privadas no pueden acceder a fondos públicos. Esta ley permite que, durante cinco años, los equipos puedan acceder exclusivamente para el desarrollo de la rama femenina.

Santiago Morning, pionero

Paula Navarro lleva 16 años trabajando en Santiago Morning y, además, es gerenta del club. Como entrenadora ganó tres veces consecutivas el Campeonato Nacional entre 2018 y 2020. El conjunto de Santiago hizo historia al firmar los primeros cuatro contratos profesionales en 2019: "En 2018 el utillero del equipo me preguntó qué iba a pedir si ganábamos el Campeonato. Era mi quinta final pero me sentía diferente. Sabía que iba a ganar. No sé lo quise decir para que resultara. Ganamos y después de la celebración el presidente me lo preguntó y le pedí que firmáramos esos primeros cuatro contratos".

Paula Navarro entrenando a Santiago Morning.  Santiago Morning
Paula Navarro entrenando a Santiago Morning. Santiago Morning

Esa misma temporada (2019), Santiago Morning terminó con 14 contratos profesionales firmados. En 2020 empezaron la temporada con esos mismos y finalizaron con 24, pero la pandemia y los problemas en la economía mundial afectaron al club y el año pasado sufrieron bajas y terminaron la temporada con 16 jugadoras contratadas.

"Nosotros tenemos un directorio que cree en el proyecto, en la importancia de la mujer y en el desarrollo de la industria. A día de hoy tenemos una plantilla de 15 de 26 jugadoras contratadas", cuenta la entrenadora de Santiago.

Brecha entre ligas

A pesar de todas las mejoras que han conseguido en los últimos años, Paula cree que la principal diferencia con las ligas europeas es la  diferencia de visibilidad, el poder económico y la independencia que tienen la organización de las ligas europeas de las federaciones. Aunque en Chile hay cuestiones en las que van por delante que España, por ejemplo: "He visto partidos y son muy pocos los equipos que juegan en estadios. Algunos juegan en campos municipales, de barrios y llenas de líneas. Aquí, por norma, tenemos que tener un campo sin esas líneas y también se nos exige que tenemos que jugar en estadios".

En Chile no existen los derechos de formación. Los clubes pueden formar a una jugadora desde pequeña, un club extranjero la ficha y no le paga nada al club que la ha formado: "Es un tema que viene desde FIFA. En Europa la UEFA lo regula, pero a nivel de Sudamérica no", cuenta Paula.

También piensa que hay una diferencia deportiva que tiene que ver con el nivel de jugadoras que hay en Europa. La mayoría vienen de países donde existen políticas públicas deportivas desde que están en la escuela, donde el deporte es un beneficio que entrega el Estado para que la calidad de vida sea mejor. Esto hace que, deportivamente, las niñas que juegan sean mejores físicamente y a tempranas edades. Más desarrolladas. Ese tipo de política en Chile no existe.

El nivel de la competición también es una gran diferencia, eso piensa  Karen Araya, jugadora del Madrid CFF: "La situación en Chile es difícil porque, lamentablemente, el nivel de la liga es muy malo. Aunque no me guste decirlo. Tenemos pocos torneos, poco apoyo de los clubes. La competencia se resume en tres o cuatro equipos que siempre pelean por los primeros puestos".

El desarrollo del producto, clave

Progresar haría que el producto fuese mejor y que los patrocinadores quisieran invertir, entre otras cosas. Para ello hay que establecer unas bases para que la profesionalización avance y produzca beneficios. En Santiago Morning ahora las jugadoras se pueden comportar como profesionales. Entrenar por la mañana ha disminuido un 40% las lesiones, además, el rendimiento en el campo es mejor.

Colo Colo, el club más laureado de Chile, "reúne alrededor de 60.000 personas cada fin de semana" que el equipo masculino juega como local, en palabras de Enzo, lo que genera un gran interés en las marcas. En cambio al área femenina todavía le cuesta incitar a los 'sponsors' para que trabajen con ellos a pesar de haber ganado 14 veces el Campeonato Nacional y coronarse como campeonas de la Copa Libertadores en una ocasión, entre otros títulos. "El objetivo del club es desarrollar un buen producto, tener una plantilla profesional que incluya nutricionistas, psicólogos y trabajadores sociales", cuenta Enzo, coordinador del fútbol femenino en el club.

"El objetivo es desarrollar un buen producto, tener una plantilla profesional que incluya nutricionistas, psicólogos y trabajadores sociales"

Enzo Piero Caszely Coordinaros del fútbol femenino en Colo Colo

Paula Navarro se encarga de hacerles ver a las jugadoras la importancia de la profesionalización: "Tiene que ir de la mano con que la industria produzca dinero para poder invertir, como lo están haciendo en España llenando estadios. Ese dinero permite que se invierta en la formación de más jugadoras y que se genere un espectáculo".

La Ley Nº 21.436 es un hito para el fútbol chileno, pero tan sólo es un primer paso. Es la base del reconocimiento a unas jugadoras que son trabajadoras. Hay un ecosistema entero para mejorar y requiere de la voluntad de los clubes, de tener una visión de futuro. "Todavía hay una visión miope respecto a la potencialidad de esta industria en Chile. Eso tiene que ver con un tema cultural. Hay mucho machismo en esta industria", termina Camila García, directora de la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino.