LAZIO-REAL SOCIEDAD

Javi Garrido ya sabe cómo se las gastan los tifosi de la Lazio: "No hablo de miedo, solo que allí las cosas se hacen saber"

El irundarra repasa en Relevo una carrera en la que le tocó vivir el descenso de la Real Sociedad tras 40 años en Primera División.

Javi Garrido se enfrentó a la Real Sociedad siendo jugador de la Lazio. /DV
Javi Garrido se enfrentó a la Real Sociedad siendo jugador de la Lazio. DV
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

Está enganchado al pádel, como lo están muchos exfutbolistas de élite. Es un deporte que le sigue sacando esa vena competitiva que siempre tuvo durante su carrera y que le hizo pasar por la Real Sociedad, Manchester City, Lazio o Norwich entre otros equipos. Formado en Zubieta, Javier Garrido Behobide (Irún, 1985) cumplió el sueño de jugar en el equipo blanquiazul, aunque ese deseo se tornó en infierno con el descenso en la temporada 06/07. "Fue una pesadilla", recuerda con dolor, como si no hubiera pasado el tiempo.

Decidió hacer las maletas ese verano y emprender nuevas aventuras lejos de Donostia y de su querida Real. Primero, en el City del anhelado Eriksson y más tarde en la Lazio, el rival de hoy de la Real Sociedad. Allí, en Roma, Garrido vio de cerca el comportamiento de los radicales del conjunto romano. Ya sabe cómo se las gastan los tifosi de la Lazio: "Es una afición que, si las cosas no te salen bien, rápidamente se presentaban en la ciudad deportiva a demostrar su disconformidad".

¿Qué es de Javi Garrido?

Dejé el fútbol en plena pandemia. Me he centrado mucho en la faceta de ser padre y me he enganchado al pádel. No sé si es un boom, pero muchos jugadores estamos practicando este deporte. Además, estoy participando con el Cadete Preferente en el Real Unión. Hemos creado un grupo de tres, cuatro personas que nos ayudamos. Es mi primera experiencia como entrenador o, en este caso, como ayudante, y es muy gratificante ver cómo los chavales evolucionan. Es algo muy satisfactorio. Cuando uno ha estado dentro y ahora te toca ver las cosas desde fuera, se ven muy diferentes.

¿Qué tiene el pádel que engancha tanto?

Además de ser un deporte que hace picarte, en el que sacas a relucir esa vena competitiva que uno siempre la tiene, socializas mucho, conoces gente y es una manera de estar en activo, de seguir haciendo deporte y, sobre todo, es bastante dinámico. Tiene ese factor de conseguir el punto, de aguantar. Es un deporte que desconocía y por medio de un amigo todo fue a más. Vas conociendo gente, te das cuenta de que vas mejorando y eso te hace seguir y, más tarde, disfrutar. Yo lo estoy disfrutando un montón. Yo he sido una persona que toda mi vida me he dedicado al mundo del fútbol y salir y probar otros deportes es beneficioso. Me está viniendo bien para coger otro tipo de detalles a la hora de leer un deporte que era totalmente desconocido para mí.

Después de una carrera tan longeva, con muchos destinos, ¿acabaste muy cansado del fútbol?

Sí. Según iba cumpliendo años, tenía miedo al qué pasará después de que uno se retira. Te haces muchas ideas de cómo puede ser tu vida, pero al final, ese tránsito hay que vivirlo. Tuvieron lugar, en mi caso, una serie de situaciones muy particulares. Acababa contrato en el Real Unión, estábamos en pandemia, nació mi hija pequeña… Pensé que era un buen momento para no alargar más el proceso. Es una etapa que la he vivido muy intensamente y he podido disfrutar de cosas maravillosas en el mundo del fútbol. Me dieron la oportunidad de poder agarrarme y continuar en la estructura del Real Unión una vez que mi etapa finalizó, pero sentía que necesitaba un poco de pausa, no engancharme a algo rápido que luego me pudiese agotar o que hiciera que me quedara sin fuerzas para estar involucrado y no dar el 100%. Ahora ha pasado cierto tiempo y estoy muy satisfecho de haber dado ese paso.

¿Cómo es decir adiós al fútbol? ¿Es difícil asimilar que esa etapa se ha acabado?

Sí. Nos pasa que nos identificamos tanto con lo que hemos sido, que cuando uno termina, es como que una parte de tu vida se desprende. Los primeros meses todavía tienes esa sensación, pero según va pasando el tiempo, se va diluyendo y te vas quedando, yo al menos lo viví así, con cierta sensación de vacío. Te preguntas: '¿Qué es lo que está pasando?'. Eso en lo que yo tanto me reflejaba, esa rutina que tenía, desaparece y te tienes que agarrar a otras cosas y ese proceso sí que me costó. Es como un tsunami. Al principio parece que no, pero luego va pasando el tiempo y esos vacíos hay que saber llenarlos de la mejor manera, no solo identificándote con lo que has sido, sino también con lo que te va rodeando, y en mi caso, mi mujer y el ser padre me lo facilitaron. El mundo del fútbol se termina, pero hay mucho más. Tampoco ayuda que en la sociedad en la que vivimos, el fútbol esté tan arraigado, pero, poco a poco, lo vas viendo de una manera más pausado.

"Se pasa mal, pero no tanto porque eches al fútbol de menos, sino porque yo me identificaba tanto con esa parte del futbolista que me preguntaba: 'Y ahora que has dejado de ser futbolista, ¿qué?' Esa sensación del '¿y ahora qué?' me costó superarlo cierto tiempo"

Javi Garrido

¿Lo pasaste mal?

Se pasa mal, pero no tanto porque eches al fútbol de menos, sino porque yo me identificaba tanto con esa parte del futbolista que me preguntaba: 'Y ahora que has dejado de ser futbolista, ¿qué?'. Esa sensación del '¿y ahora qué?' a mí me costó superarlo cierto tiempo. Muchas veces pienso en ello y hay que trabajarlo. Me identificaba mucho con esa parte. Gracias a Dios he contactado con otras cosas que también me llenan, pero es que el fútbol… Desde los 8 años ya estaba dándole cierta rutina, entrenamientos diarios, vas escalando, vas viviendo emociones muy fuertes, vivencias inolvidables… Agradezco mucho el hecho de haber podido disfrutar de este deporte porque me ha dado tanto que cuando eso se desvanece, hay que saber engancharse a esas otras cosas porque lo que has hecho toda tu vida ya no está.

Real Sociedad, Manchester City, Lazio, Norwich, Las Palmas y Real Unión. Echas la vista atrás y ¿te sientes un privilegiado?

Sí. Cuando entras en dinámica no te das cuenta hasta que para el fútbol. Porque piensas que tu vida va a ser así hasta dentro de mucho. Sabes que en un momento dado el mundo del fútbol se va a terminar, pero 'bueno, ya llegará'. Entras en una dinámica de lo que, de fuera, se ve como algo maravilloso, vives experiencias enriquecedoras, pero también muy exigentes. No todo es bueno. El mundo del fútbol es una industria muy potente y muy exigente, pero todo el futbolista ve todo eso como una forma de vida. Cuando paras es entonces cuando dices: 'Antes yo hacía, yo vivía…'. Pero otra vez vuelvo a lo mismo, tienes que reengancharte al presente y pensar: 'Has vivido una etapa importante en tu vida, pero ahora hay otras cosas que igual no tienen esos picos de excitación' Es por eso que tienes que buscar la tranquilidad y no vivir siempre en esa exigencia de la competición. Y eso hay que saber valorarlo.

Javi Garrido pugna con Isma Urzaiz en un derbi.  DV
Javi Garrido pugna con Isma Urzaiz en un derbi. DV

A la Real llegaste siendo el sustituto de Aranzabal y te tocó vivir alguno de los peores años en la historia del club…

Todo fue un proceso. Entré en Zubieta con 10 años y fui evolucionando. Una vez que llegué al Sanse, es cuando pensé: 'Si hago bien las cosas…'. Estaba Aranzabal, pero ya tenía una cierta edad y trajeron, entre otros, a Potillon para suplirle, pero yo, en cierta medida, sabía que el club me respaldaba y eso lo vas notando durante el proceso. Amorrortu, con el que siempre voy a estar agradecido, y Olabe, que confió mucho en mí, me dieron la oportunidad de participar en el primer equipo. Habíamos sido campeones de Europa Sub-19. Eso te da un soporte más. Además, la Real era un equipo que siempre apostaba por la cantera. Todo eso lo viví muy intensamente. Estábamos rodeados de grandes jugadores, pero la dinámica del equipo no era del todo buena. Antes de descender estuvimos coqueteando con el descenso los dos años anteriores. Se juntaron ciertas cosas… Teníamos más potencial del que reflejábamos en el terreno de juego, pero, desafortunadamente, descendimos. Lo recuerdo como un punto negro porque descender a la Real después de 40 años en Primera es doloroso, sobre todo para un jugador guipuzcoano, que vive la Real intensamente. Pero no solo por ti, también por tus amigos, por familiares que viven la Real como muy cerca. Con el paso del tiempo la Real volvió a Primera y ahora están disfrutando de épocas muy buenas.

Garrido recuerda cómo se fraguó el descenso de la Real Sociedad. Relevo

¿Es difícil asimilar que cumples un sueño, pero que a la vez eres partícipe de algunos de los años más negros en la historia de la Real?

El jugador es bastante egocéntrico, bastante individualista y busca un poco salvaguardar esa sensación de la persona, pero no te das cuenta de todo lo que acarrea un equipo una vez que has salido. Cuando entras en esa dinámica del día a día, el futbolista va a los suyo, entrena y si no es aquí, será en otro sitio, pero cuando el equipo es de tu tierra, ya hay más gente…. Un descenso de un equipo de Primera División rompe muchos puestos de trabajo, la estabilidad económica de una entidad se tambalea… Hay ciertas cosas que el futbolista no las piensa en ese momento, pero con el paso del tiempo dices: 'Esto es más grave de lo que pensaba y tiene una repercusión más profunda de lo que muchos jugadores cuando estamos en ese momento, pensábamos'.

"Teníamos más potencial del que reflejábamos en el terreno de juego, pero descendimos. Descender a la Real es doloroso, sobre todo para un jugador guipuzcoano, que vive la Real intensamente"

Javi Garrido

¿Por qué bajó esa Real?

Es como que piensas: 'Cabe la posibilidad, pero a nosotros no nos va a tocar. Somos la Real'. Piensas que no, pero van pasando las jornadas y cuando las exigencias se van bajando, pensando 'ya lo solucionaremos' o 'esto no va a pasar', es cuando cometes el error. La Real no estaba acostumbrada a coquetear en esas situaciones pese a que los dos últimos años nos habíamos salvado así. Esta vez, el tren nos pilló. Queríamos levantar el vuelo. El resto de equipos que, deportivamente hablando, no estaban a nuestra altura supuestamente, sabían vivir con ese tipo de situaciones. A nosotros cada jornada nos ahogaba y en un momento nos dimos que cuenta de que nos podía pillar de verdad. Pensábamos que lo íbamos a revertir, pero no nos dio tiempo. Los jugadores no supimos responder a esa presión. Iban pasando las jornadas, la presión iba en aumento y al final pasó.

En lo deportivo el equipo no dio el nivel, pero lo que pasaba a nivel institucional tampoco ayudó, ¿no?

Hubo mucho cambio. A ver, nosotros, una vez que estábamos en el vestuario, por lo menos yo, personalmente, me intenta evadir de todo lo que había fuera. Seguramente influyó, pero los responsables y los que jugábamos éramos nosotros. Es muy fácil decir que eso nos afectaba, pero el jugador, cuando entraba en Zubieta, al vestuario, ya sabe sus horarios de entrenamiento y la exigencia te la tienes que poner tú. Fuimos nosotros los que nos metimos ahí y, desgraciadamente, pasó. Escuece porque, al final, eran muchos años sin descender y la Real Sociedad era un equipo que un par de años antes casi gana la Liga y había jugado la Champions. Fue una pena, pero eso sirvió para regresar con más fuerza y, sobre todo, no realizar los mismos fallos.

Una vez consumado el descenso, ¿qué se te pasó por la cabeza? ¿Cuál era tu idea? ¿Seguir o hacer las maletas?

Empecé la pretemporada con la Real Sociedad. Ellos, antes del descenso, me hicieron una propuesta de renovación, pero el ambiente no era del todo estable. 'Vamos a ver qué es lo pasa', les dije, pero sin intención de irme. Surgió la oportunidad de ir a Manchester, una ocasión que era realmente buena probar otras cosas, aunque soy una persona que me considero muy de estar en casa. Empecé la pretemporada y dije: 'Si no pasa nada, me quedo un año más aquí y a ver'. Tenía un año más de contrato. Surgió esa posibilidad y no pude rechazarla.

Javi Garrido explica cómo se produjo su adiós a la Real Sociedad. Relevo

¿Te sorprendió que un equipo como el City llamara a tu puerta?

Sí, porque pensaba que, de haber una oportunidad, sería a nivel nacional. Esa llamada sí me sorprendió, pero más que nada por ser un club extranjero. Fue de un día para otro. Me acuerdo que entrenamos un lunes, teníamos a la tarde partido contra el Real Unión y nada más salir de Zubieta, recibí un mensaje de mi agente, Iñaki Ibáñez: 'Vente para el despacho que tenemos algo que comentar'. Fui allí y me propusieron lo que habían recibido. El miércoles ya estaba viajando. No era algo que se estaba cociendo, que va. Apareció la oferta, se la expusimos a la Real, se dejó cierta cantidad y, en la medida de lo posible, intenté, sino deportivamente, ayudar y dejar algo de dinero en las arcas de la Real.

Y tres años después llegaste al Lazio, rival de hoy de la Real Sociedad. ¿Cómo recuerdas tu aterrizaje en Roma?

Pues mira. Era mi último año en el City, nos fuimos de pretemporada a Estados Unidos y tuve una mala suerte terrible. Me hice un desgarro en el gemelo terrible. No sé si en el segundo o tercer entrenamiento, me hice una rotura bastante seria en el gemelo que me imposibilitaba entrenar y coger caja. Yo he sido de los que a la pretemporada le he dado una importancia terrible porque es la base que te va a dar todo luego el funcionamiento a lo largo de la temporada y me fastidió. Ya se estaba rumoreando que Kolarov iba a venir y en la plantilla ya estaba Bridge. Ya sabía yo que ese verano iba a ser caliente, faltando un año de contrato. Yo sabía que, si me quedaba, tanto Kolarov como Bridge iban a tener muchísimo más protagonismo que yo. Desafortunadamente me rompí el gemelo y en el fichaje de Kolarov por el City, entré yo y llegué a Roma para jugar con la Lazio con un contrato de 5 años.

Javi Garrido salta por encima de Sergio Ramos en un duelo en Anoeta.  Diario Vasco
Javi Garrido salta por encima de Sergio Ramos en un duelo en Anoeta. Diario Vasco

La aventura no salió como se esperaba. ¿Por qué?

Llegué justo recuperándome, sin haberme preparado nada, sintiendo la presión. Ahí fue la primera vez que sentí una presión de tener que demostrar, porque venía del City, un equipo que ya había cogido cierto peso en Europa. Ahí sí que dije: 'Ojo, aquí tengo que demostrar'. Pero la presión mediática se hizo notar muy rápido. Roma es una ciudad, aparte de la rivalidad entre la Roma y la Lazio, es una ciudad que tiene mucha prensa y se trata de un equipo llamado a estar en la zona alta. Esa presión la noté, no la supe gestionar bien, me precipité al no decir 'no'. Por compensar el problema con el gemelo, empecé a tener una serie de problemas que eso fue desgastando mi protagonismo y las actuaciones que yo iba teniendo.

"En Roma fue la primera vez que sentí una presión de tener que demostrar, porque venía del City, un equipo que ya había cogido cierto peso en Europa. Ahí sí que dije: 'Ojo, aquí tengo que demostrar'. Pero la presión mediática se hizo notar muy rápido"

Javi Garrido

Esa sensación de novedad en la gente se fue perdiendo. El buen funcionamiento del equipo le estaba dando protagonismo también a otros jugadores. Yo notaba que me estaba diluyendo, que el peso que podía tener, lo estaba perdiendo. Así terminó la primera temporada y en la segunda empecé con más protagonismo, pero notaba que no iba a tener más continuidad. Eso el futbolista lo va notando. Terminé esa segunda temporada y se lo comenté a mi agente: 'Tengo tres años de contrato, pero lo más acertado sería buscar una salida porque ni yo me estoy encontrando bien y tampoco estoy notando el feedback por parte del club' Decidimos buscar una salida, que yo pensaba que me la iban a poner bastante más fácil cuando sale la opción de ir al Norwich. No me lo pusieron tan fácil, no sé el motivo, pero al final se dio. Me dio un poco de pena porque no me encontré tan a gusto y desarrollé esa faceta que yo creo que podía haber dado. Me sirvió para poder vivir en una fantástica ciudad como Roma, conocer una cultura y una liga diferente como es el calcio.

Javi Garrido junto a Dani Estrada, con Imanol Agirretxe de fondo.  Diario Vasco
Javi Garrido junto a Dani Estrada, con Imanol Agirretxe de fondo. Diario Vasco

¿Qué sensación te daba ese equipo antes de tu llegada? Venías de un equipo elitista como el City a otro de mucho renombre…

No es la Lazio de ahora, pero era un equipo que estaba peleando no por estar en mitad de tabla. La Lazio, sobre todo su presidente, es exigente. Es un presidente muy resultadista, le gusta que su equipo esté y que compita. No me extraña, teniendo al presidente que tienen, que estén peleando por cosas más importantes. Están en puestos Champions. Es un equipo que es respetado y tiene una afición muy exigente. Es una afición que, si las cosas no te salen bien, rápidamente se presentaban en la ciudad deportiva a demostrar su disconformidad.

Garrido habla de los tifossi italianos. Relevo

¿Tuviste algún capítulo de este estilo?

Lo tuvimos. A tres, cuatro jornadas que entraras en dinámica un poco negativa, se presentan allí los aficionados, los tifosi, y te lo hacían saber.

¿Se pasa mal?

Se pasa mal porque yo no estaba acostumbrado. No estaba acostumbrado a que, en cierto momento, te pudieran tocar la ventanilla del coche, a tener furgonetas de carabinieri en la puerta de las instalaciones, a querer que los aficionados quieran entrar a las instalaciones. No sé hasta qué punto hay cierta permisividad para meter cierta presión al jugador. Pero bueno, que eso ha pasado, sí. Ahora no sé las cosas como están, pero yo sí he tenido ocasiones en las que cambiar el lugar de entrenamiento. Tener prevista una estructura semanal y cambiar todo e irnos a 100 kilómetros de la ciudad para estar enfocados en lo importante. Son medidas que se tomaban como muy drásticamente, que no estaban pensadas, pero no sé si eran en base a la presión de los tifosi o en base a cierto castigo de que esto no podía seguir así y para eso, de un momento a otro, nos íbamos 100 kilómetros todo el equipo. Esos cambios me pillaban porque no estaba acostumbrado.

¿Ha sido lo más duro, en lo que a afición se refiere, qué te ha tocado vivir?

Sí. No hablo de miedo, solo que allí las cosas se hacen saber. No sé si en todos los equipos italianos, pero en la Lazio ha habido capítulos en los que el jugador, si ha mostrado una dinámica mala, la figura del aficionado sí que ha cogido peso.

¿Sabes de algún compañero que sufrió el enfado de la hinchada?

Que yo sepa, no. Sí que he visto aporrear coches, ese tipo de situaciones sí que he vivido. Han sido cosas muy puntuales por la dinámica del equipo, que no era buena. Son de extremos. Cuando va muy bien, es una auténtica maravilla. Cundo las cosas no van tan bien, igual se complica un poco más. Tampoco quiero que esto parezca que allí hemos tenido miedo. No. Yo no estaba acostumbrado a que el peso de la afición tuviera cierta relevancia sobre todo a la hora de querer entrar en vestuarios… Eso es lo que me llamaba la atención.