Ezequiel Ponce y el cambio de Argentina por Europa: "Sentí mucha diferencia en los entrenamientos"
Antes de visitar al Olympique de Marsella con el AEK Atenas, Ezequiel Ponce atiende a Relevo para repasar su carrera.

Ezequiel Ponce (Rosario, 29 marzo de 1997) tiene 26 años pero habla como un veterano de 32. Porque se nota la madurez en sus palabras, en sus vivencias. Llegó de Argentina, de Rosario, siendo un crío. La Roma lo compró para traerlo al Viejo Continente, pero aterrizar en un vestuario lleno de estrellas no fue nada fácil.
Pasó por Italia, España, Francia, Grecia, Rusia y le costó cuajar, pero está viviendo en Grecia su segunda etapa en el AEK de Atenas y ahora, tras la compra del equipo griego de su ficha, encontró su lugar. Porque ya no es el futbolista joven que tiene que demostrar algo para que lo compren, Almeyda apostó por él y él quiere estabilidad.
El AEK es segundo en el campeonato liguero tras Olympiacos y primero en su grupo de Europa League que comparte con Marsella, Ajax y Brighton. El sueño del club griego es pasar a la siguiente fase y los dos partidos contra el equipo francés serán claves.
¿Cómo te encuentras en Grecia? Segunda etapa en el AEK.
Estoy bien y contento con la oportunidad de estar de nuevo acá. Con mucha competición y competencias, tratando de demostrar cosas en Grecia y en Europa. Y estoy disfrutando porque tenemos cosas importantes por delante. Hay un buen grupo, hay buenos jugadores como para seguir con esta mentalidad, la que tenían antes de yo llegar.
El AEK tiene una hinchada fuerte. ¿Es lo más parecido a Argentina que te encontraste en ese aspecto?
Sí, la verdad que ahora en el estadio nuevo, que tiene un poco menos de capacidad, pero es bien cerradito y tal, cuando se encienden es muy parecido a Argentina. Te da esa adrenalina que corre por el cuerpo, ese es uno de los motivos por los que jugamos y disfrutamos tanto en el fútbol. Son parecidos a los argentinos.
En Europa League son líderes en un grupo muy complicado. ¿Cómo afrontan estos partidos que vienen?
Yo creo que los próximos partidos van a ser los partidos bisagra, sí. Los próximos dos encuentros con el Olympique de Marsella van a ser importantes y van a marcar lo que pase en el grupo que está muy igualado. Siento que estamos capacitados, que podemos porque lo demostramos en los primeros partidos. Con la misma ambición, con el mismo compromiso, vamos a ir a Marsella para intentar dar un buen golpe en la mesa y quedar con los tres puntos.
Pasaste por Italia, España, Francia, Grecia, Rusia... ¿pros y contras de ser un trotamundos?
Siempre saco lo positivo, lo que fui aprendiendo en todos los lugares que estuve. Trato de aprovechar y quedarme con las cosas buenas. Con diferentes entrenadores, diferentes compañeros, diferentes culturas... ahora estoy buscando un poco más de estabilidad, es lo que me ofreció el AEK al contratarme. Espero cumplir mi contrato acá. Aprendí a crecer como persona primeramente y después todos los consejos de cada entrenador o sus mentalidades. De cómo crecer como equipo, como grupo. Individual cada consejo yo me lo fui quedando y es en el jugador que me voy transformando día a día. Tratando de progresar, de agarrarme de los buenos consejos y lo que no sirve dejarlo a un costado. También intentar ser lo más inteligente posible para detectar esos momentos.

¿Te arrepentís de algo?
La verdad que no me arrepiento de nada y por cada lugar que pasé aprendí algo.
Hablabas de los entrenadores: ¿Qué te aporta Almeyda?
Él fue el que me llamó para venir. Ya me había llamado el año pasado y tuvimos una linda conversación. Y me había quedado con las ganas. Este año volvimos a conversar y lo que me gusta de él es lo transparente que es con los jugadores. Él nos advierte de que nadie tiene un lugar asegurado y que trata de equivocarse lo menos posible a la hora de elegir a quién va a jugar y quién no. Y después lo cercano, lo humano, lo que por ahí no en todos los lugares lo pude encontrar. No es tan conocido pero creo que lo va a ser como entrenador. Tiene ambiciones muy grandes y eso es lo que nos motiva a nosotros también.
Uno de tus compañeros y referentes del club es Araujo. ¿Cómo te llevas con él?
Es un fenómeno. La verdad que desde el primer día que llegué éramos como si habíamos estado ya hace tiempo. Me brindó todo lo que necesitaba apenas llegué.
Araujo jugó en Boca y siempre se habló de que Boca y River te querían repatriar. ¿Era verdad eso? ¿Pensaste en volver a la Argentina?
Sí, sí, obvio. Lo pensé y también lo hablé con una familia. Son equipos muy importantes como decís y si alguien rumorea, automáticamente sale en todos los lugares y se hace viral porque son equipos muy grandes. De Newell, por ejemplo, nunca tuve la oferta para volver y de estos dos equipos grandes siempre fueron rumores, nunca fue algo en concreto. Obviamente que si llega la oportunidad yo no simpatizo para ninguno de los dos, porque amo a Newell, es donde salí, donde me crié y es el lugar donde pertenece todo mi amor por el fútbol. Pero llegado el caso, obviamente que siempre se va a analizar, vamos a ver si se puede dar y en el futuro ver si a mi familia y a mí nos acomodan las cosas para volver a Argentina.
Pasaste por muchos clubes, por buenos y malos momentos. ¿Dónde sufriste más? ¿Dónde te costó más?
Yo creo que el primer año fue el más difícil. Era muy chico, en un país que es similar al nuestro como Italia, pero igual era mi primera salida. Yo creo que fue el año más difícil de mi carrera porque arrancaba todo nuevo, todo muy lindo también, pero mucha gente por ahí esperando que me vaya bien en ese lugar y demás. Al ser tan chico y al no tener la cabeza lo suficientemente preparada, te jugaban en contra. Eso es algo que me pasó y que me hubiese gustado que me agarre mejor preparado. Pero luego cuando empecé a salir, la verdad que tuve momentos buenos, pero no tan buenos también. Pero eso fue lo que también me formó mi carácter como persona, como pasar por adelante de las adversidades y creo que también es lo que rescato del camino que llevo hasta ahora.
¿Notaste el primer año cuando venís para Europa que mucha gente que quizás no era cercana a vos o a tu familia se intentó acercar?
Yo siempre tuve una buena cobertura de mis padres, tanto de mi papá como de mi mamá, con la cobertura de mi mujer que en ese entonces era mi novia y siempre estuve bien rodeado. Siempre aparece gente, eso es así, pero también es difícil discernir quién te quiere ayudar a progresar y quién no. Gracias a Dios yo tuve a mis padres, tuve a mi esposa que me ayudaron a mantener los pies sobre la tierra e intentar hacer mi carrera lo más sano posible sin tener obstáculos de este tipo que estamos hablando.
¿Qué te sorprendió más cuando llegaste a Italia?
Yo estaba tan emocionado que nadie mencionaba la calidad de jugadores que tenía en ese equipo. Cuando entré al vestuario me apoyé en los chicos argentinos, que me acuerdo que estaba Iturbe, Perotti, Paredes. Pero miraba a mi alrededor y un jugador era mejor que otro y claro, eran estrellas. Tenía a Salah, Dzeko, Totti, Gervinho... era un equipo para pelear la Serie A. Cuando fui entrando en el equipo y viendo las cosas que se hacían, el profesionalismo, notaba una diferencia abismal con lo que era Argentina. Mi forma de entrenarme y demás estaba muy lejos de eso. Si bien ya eran chicos consagrados y demás que tenían una trayectoria, sentí mucha diferencia en el entrenamiento que vivíamos en Argentina al que realmente se hace en Europa.
Jugaste en las inferiores de Argentina, fuiste compañero de varios chicos que fueron campeones del mundo. ¿Los veías con potencial para llegar a la absoluta?
Una vez que estás en ese ambiente, crees que todos pueden llegar. Pero fueron aprovechando su oportunidad. Estaban Julián, Almada, Lisandro Martínez que decían que era bajito, el Cuti Romero... Pero ahí se notan las ganas, las condiciones y poner todo de uno para conseguir los objetivos. El Cuti, por ejemplo, era un chico profesional, que cada vez que jugaba se divertía, pero lo hacía de manera muy profesional.

¿Dónde viviste el Mundial?
Estaba en Elche. Me juntaba con Boyé y Werner, también con Nico Mercau. A los españoles los volvíamos locos, era una locura.
¿Un sueño como jugador?
Como jugador me encantaría salir campeón con Aek ahora de todas las competiciones que estamos disputando. Sé que es medio loco, pero son ambiciones y creo que las ambiciones están para ponerlas y alcanzarlas. También me gustaría en algún momento formar parte de jugar en la selección, que es el primer objetivo que por ahí te pones cuando empezás a jugar al fútbol y ves la camiseta de Argentina.