FC BARCELONA

El cuadrado llama a Raphinha

Raphinha es pieza muy importante en el Barça de Xavi /Reuters
Raphinha es pieza muy importante en el Barça de Xavi Reuters
Albert Blaya

Albert Blaya

El precio a pagar por haber tenido a algunos de los mejores futbolistas de la historia concentrados en una misma zona es una deformidad a la hora de medir el talento que lo precede. El paladar del aficionado está tan anestesiado por lo engullido los últimos años, que uno tiende a minusvalorar a los futbolistas que tiene delante. Raphinha, que suma 16 goles producidos, se ha pasado más tiempo recibiendo miradas escépticas de las que su juego merece. Jugar en el Barça es tratar de convertir un matadero en tu hogar.

Raphinha es un futbolista singular, porque es un brasileño que parece forjado en el fútbol alemán; agresivo, de esfuerzos constantes y largos, inacabables, dinámico y certero. Pero es un brasileño sin magia, como si a cambio de tener otras virtudes se le hubiese arrebatado el don del regate. Y el aficionado, que es tendiente a dibujar estereotipos, entendió que Raphinha no cumplía con lo prometido, no por un mal rendimiento, sino por fallar a una promesa que él no había hecho. No bastaba su zurda clínica en el golpeo, ni su capacidad para tejer sociedades en el perfil diestro, sino que solo se le mediría por algo de lo que carece. Un jugador nunca puede ser algo que no es por mucho que se desee.

Y aquí nace una necesidad por obligación. La lesión de Pedri y la sanción de Gavi dejan despoblada la zona que más réditos le estaba dando al Barça de Xavi: la parte alta del cuadrado ha sido la clave para tener siempre a un centrocampista más sin perder un delantero, una suerte de trampa sostenida en el talento, lectura y agresividad de la pareja que no estará en Old Trafford. Sin ellos, Xavi debe tomar decisiones para dar vida a una zona que ha quedado huérfana. Y ahí es dónde Raphinha entra en juego.

Mi apuesta sería mantener el cuadrado con De Jong y Busquets en la base, Kessie en el perfil zurdo para guardar la espalda de Balde y Raphinha en el otro sector, siendo Ferran (avalado por su gran partido) el extremo en derecha. Así, el Barça ganaría un futbolista con último pase y disparo en carril central, agilidad y agresividad en cada recepción, algo que hundiría al United, y un plus de energía en una zona que la necesita. Todo ello daría cabida a Ferran Torres en su perfil natural a la vez que el equipo contaría con tres centrocampistas puros, dejando a Kessie en un rol que le es conocido.

Xavi ya ha probado en varias ocasiones el meter a un atacante en el cuadrado. Lo hizo con Memphis el pasado curso y lo repitió con Ferran y Ansu en este. Raphinha posee algo que ninguno de los otros tres tiene: mucha agresividad sin balón para poder saltar sobre centrales y equilibrar pérdidas. Además, su ritmo con balón es superior al de Ferran o Memphis, si bien es cierto que su nivel técnico en espacios reducidos no es el del mejor Ansu. El Barça debe decidir si sacrificar desequilibrio en pro de un teórico orden, aunque sea falso, o ir a por las ventajas que el United regalaba en carril interior.

Old Trafford brinda al Barça una oportunidad (porque así es como los grandes clubes deberían ver todos los desafíos que se les presentan) para redimir parte de su pasado en Europa. En el Teatro de los Sueños, Xavi puede empezar a transformar las pesadillas de un club que hace tiempo que perdió su voz en Europa, que el apuntador se la vuelva a dar, aunque todos piensen que toca hablar bajito.