Vísteme despacio, que tengo prisa. La tiene, y mucha, el Barça, por regresar al mapa de Europa. Hace varios años que está fuera de él. Concretamente, desde mayo de 2019 cuando cayó en Anfield por un humillante 4-0. Las urgencias se multiplicaron el pasado verano con las famosas palancas. Porque sí, el discurso de que la Liga es el objetivo se compra con facilidad. Pero que nadie se engañe: el equipo que tiene Xavi está hecho para competir por la Champions. O, por lo menos, llegar lejos. Tras los fiascos ante Eintracht, Inter y Bayern el duelo ante el Manchester United debía servir para salir de la tumba en Europa. El buen momento de los azulgranas confundió a muchos, convencidos de que se podía regresar por la autopista. Nada más lejos de la realidad: por la nacional y pagando peajes.
Xavi Hernández habla tras el partido contra el Mancheste UnitedUEFA
Se creyó el Barça que la intensidad que muestra en Liga sería también un extra frente a los de Ten Hag. Para nada. La Premier es otro ritmo y solo por ímpetu no se tumba a nadie. Hay que ofrecer algo más. En defensa, en la ciudad condal vienen presumiendo de una solidez que también se difumina ante equipos de primer nivel. El United marcó dos en el Camp Nou pero pudieron ser cuatro o cinco. Guste o no al barcelonismo, la realidad es que el equipo culé evidenció que necesita algo más de tiempo para mirar a los ojos a los peces más grandes del continente.
Por la nacional se llega más tarde, pero también se llega. En octubre incluso se hablaba de que los azulgranas eran favoritos en su grupo con Inter y Bayern. El trayecto daba pereza. La fase de grupos molestaba. Lo importante iba a empezar en octavos, se decía. Tras retroceder a la casilla de salida, este Barça sí viaja con humildad. Y eso significa disfrutar del trayecto, aunque en él haya curvas y mareos. La dejadez de los últimos años era tan grande que sonaba incluso irreal revivir sin estamparse antes dos o tres veces.
Los fantasmas ya no aparecen
Este Barça ha entendido que no puede mirar a nadie por encima del hombro. Si algo ha cambiado desde el pasado mes de octubre es que el elenco de Xavi ya no se compara. No compite contra el pasado. Ha reseteado su mente y eso se vio tras el 1-2 del Manchester United. Cuando algunos ya se arrancaban con el "otra vez lo mismo", los azulgranas siguieron peleando para rescatar al menos un empate. Si algunos esperaban una goleada para regresar a Europa por la puerta grande, estaban muy equivocados.
El mejor Barça de la historia necesitó un milagro en Stamford Bridge en 2009. Así, la única forma de volver a soñar en grande es a base de actitud, sufrimiento y supervivencia. Porque no se trata de ser mejor, sino de tener una vida más que el rival. No hace tanto, los azulgranas se habrían hundido tras el 1-2. Este jueves, hubo fuerza para sacar un último puñetazo para empatar a dos. Este Barça ya sabe reaccionar. La cabeza está curada. Pero el camino aún es largo.
