El sorprendente silencio de Düsseldorf en el homenaje a Beckenbauer en el estreno de Alemania
El centro de la ciudad, que alberga una de las sedes, se llenó de aficionados alemanes y algunos escoceses con poca euforia por el resultado.

Düsseldorf.- A las 20:45, apenas 15 minutos antes del comienzo de la Eurocopa y del estreno del anfitrión, las calles de Düsseldorf ardían de aficionados. Camisetas de Alemania, de Escocia, de Hungría, alguna de Argentina para los despistados, cervezas por doquier, regueros de gente y la entrada a la Fan Zone, ubicada en Burgplatz, a reventar. Solo una acreditación te abría las puertas. Gente joven, mucha, padres con niños, madres, pocos abuelos, voluntarios con su camiseta verde y algún que otro valiente que seguía en manga corta pese a que caía la noche y llegaba el frío. Y las imágenes de la televisión apuntaban al túnel de vestuarios.
El primer gran momento debía ser el homenaje a Franz Beckenbauer, tristemente fallecido a principios de 2024, leyenda del Bayern de Munich y de la selección, campeón del mundo en 1974. Las cámaras enfocaron a su viuda, a Jurgen Klinsmann y a Bernard Dietz, capitanes de las victorias en las Eurocopas de 1996 y 1980 respectivamente. Pero lejos de lo que ocurrió en el Allianz Arena, donde la ovación y el tributo fue impactante y emocionante, en Düsseldorf lo inundó el silencio. Algún tímido aplauso, una camiseta de un veterano e indiferencia, el homenaje no captó la atención de los presentes.
La secuencia sorprendió porque la realización estuvo más de un minuto con el primer plano de la viuda y de los capitanes, con las imágenes en el videomarcador, pero no hubo reacción en la fan zone de Düsseldorf. Sí en cambio despertó más interés el himno, cantado por la gran mayoría, y el primer tanto de Wirtz, que abrió la lata rápidamente. Alguna camiseta de Kross también se vio.
El centro estaba colapsado a la espera del Austria-Francia del lunes
La euforia fue contenida en Düsseldorf. Fuera de la Fan Zone, en las calles del centro, apenas se podía caminar. Todos los bares habían instalado una pantalla en el exterior, y los aficionados se agolpaban en las terrazas. Los restaurantes que vivían sin fútbol estaban más vacíos, un remanso de paz en medio de la locura del estreno de Alemania en la Eurocopa, roto por los siguientes goles teutones.
Incluso en medio del Ruhr un barco reunió a aficionados en la parte superior que tenían vistas a la pantalla gigante de la Fan Zone. La seguridad era ligera. La ciudad no acogerá su primer partido hasta el lunes 17 de junio. Nada más y nada menos que el Austria-Francia. Hasta entonces, la Fan Zone que se mostró fría con Beckenbauer seguirá viviendo el torneo a su manera.