OPINIÓN

España es la Casa del Terror

El banquillo español, de lujo, este lunes ante Albania en el encuentro de la primera fase jugado en Düsseldorf. /GETTY
El banquillo español, de lujo, este lunes ante Albania en el encuentro de la primera fase jugado en Düsseldorf. GETTY

Estar en Düsseldorf es una bendición en esta Eurocopa. No hablemos de las bellezas arquitectónicas ni de los paisajes, eso mejor lo dejamos para otro día, aunque alguna cerveza mitiga la estancia, algo inevitable con tanto trajín. Pero para ver fútbol no hay mejor lugar que la Región del Ruhr. En un radio de apenas 60 kilómetros se puede llegar a Colonia, Gelserkirchen y Dortmund, al margen de la sede que albergó este lunes el España-Albania en una noche, por fin, de verano. Incluso inmiscuirse en Leverkusen, en las entrañas del Bayer de Xabi Alonso. Un empacho de estadios, de fútbol, de atmósferas irrepetibles como la escocesa o la turca, de espontáneos acosando a Cristiano Ronaldo o la nariz partida de Mbappé. Pero nada como la España de Luis de la Fuente.

A punto de acabar la primera fase, la Selección ha sido la sensación, la Casa del Terror para el resto de rivales. España vapuleó a Croacia y a Italia, y su equipo B derrotó con algún que otro susto a la débil pero luchadora Albania, animada por 30.000 almas, pero desarmada por el poso de los de De la Fuente. Hay en el equipo nacional un hueso que aleja las coincidencias en estas tres victorias y la acerca a la opción real de la candidatura a esa final del 14 de julio. Los terceros partidos de grupo cuando ya estás clasificado, con diez jugadores que no forman el equipo tipo, son una arma de doble filo. Y si no que se lo pregunten a la España que ganó a Grecia por 1-2 en la Eurocopa de 2008, que recuerda aquel partido por la victoria y por jugar, no por el desarrollo. "No sabes por dónde meterle mano", dijo Sylvinho, sincero, técnico de Albania.

España ha tenido una tuneladora por el costado de Nico Williams como demostró ante Italia, tiene un bisturí quirúrgico con Lamine Yamal en la derecha, el equilibrio que da Rodri y la pasión de Carvajal y Cucurella para defender. Y Grimaldo y Olmo se posicionan como los siguientes en la lista con sus condiciones específicas que pueden desatascar cualquier embozo. No ha habido más selecciones que impresionaran en directo; ni Alemania, que sufrió ante Suiza, al borde de la derrota, mientras solventó sin controlar el partido ante Hungría. La anfitriona dejó algunas manchas, menos quizás que las Portugal, Francia o Inglaterra.

La Francia de Mbappé que no pasó del empate ante Países Bajos y estuvo contra las cuerdas, se estrenó ante Austria con sus valores habituales. Se adelantó y puso el cerrojo, con Kanté como el MVP pero con más lagunas en defensa. No tiene secretos el equipo francés, una roca sin brillo, una servilleta de usar y tirar en cada partido, que hace su función sin expresar algo como un rostro hierático. La belleza no está reñida con el éxito, pero no dio la sensación de que la máquina de Deschamps llegue en el mejor de sus momentos.

Lo mismo ocurre con esa Inglaterra cargada de talento pero cuyo puzle Southgate no sabe cómo montarlo. Los jugadores de fantasía se suceden pero ocupan zonas del campo que no les corresponden, no existen las mejores interacciones y viven de individualidades como una aparición mágica de Bellingham. Tampoco es oro todo lo que reluce en la Portugal de un Cristiano con síntomas de torpeza en algunas acciones aunque se convirtiera en el máximo asistente del campeonato. Rescatado ante República Checa en el añadido, la montellada ante Turquía (dejó a sus dos mejores jugadores en el banquillo) le allanó el camino en un partido que encumbró a Pepe.

Mientras en la Región del Ruhr todo han sido dudas y mejor ambiente que fútbol, España ha ofrecido lo genuino sobre el césped. Si el fútbol es un estado de ánimo, como repetía Valdano, los de De la Fuente llegan con la máxima energía posible. En el fútbol todo puede suceder, y si no que se lo digan al Nàstic o al Málaga en la fase de ascenso a Segunda, o a Italia que vive siempre al límite, como anoche. Pero en el terreno de las probabilidades, España es aquel rival que nadie quiere. La Casa del Terror de la Eurocopa.