🏆 ESPAÑA, CAMPEONA DE EUROPA

Cuando en la celebración de Moncloa en 2010 se saltaron todos los controles, botó Zapatero y triunfó Álvaro, el hijo de Del Bosque

El acto institucional con el presidente del Gobierno estuvo cargado de emotividad y una relación fluida con los jugadores.

Los jugadores celebran el Mundial junto al hijo de Vicente del Bosque. /ARCHIVO
Los jugadores celebran el Mundial junto al hijo de Vicente del Bosque. ARCHIVO
Equipo Relevo

Equipo Relevo

Este lunes, los jugadores de la Selección española acudieron a la Moncloa en la visita institucional al presidente del Gobierno. Los futbolistas saludaron uno a uno a Pedro Sánchez y algunos lo hicieron de forma fría, como Dani Carvajal, en una imagen que dio la vuelta al país en cuestión de minutos. La ceremonia fue breve, con un clima apático en general que contrastó con la visita previa a la familia real en Zarzuela. El político del PSOE dio un discurso para felicitar al equipo nacional por el éxito cosechado y ya abandonaron todos la instalación para poner rumbo a la fiesta en Cibeles. Antes, eso sí, firmaron autógrafos a los allí presentes, ya que se permitió la entrada de público.

Más allá de la fantástica labor de speaker de Álvaro Morata, la reunión de Moncloa fue lo más mediático de una tarde inolvidable para el fútbol español. Una escena que contrastó con lo que ocurrió en 2010. De primeras, las diferencias son notorias. Entonces, la euforia por el Mundial desembocó en un pequeño caos que llevó a miles de personas a apreciar en directo desde la Moncloa la ceremonia de los campeones del mundo con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Incluso se saltó toda política de seguridad, en un ejercicio tan festivo como ciertamente peligroso, tratándose la residencia del presidente.

El acto fue de lo más emotivo. El Gobierno de aquel entonces diseñó un escenario a la altura del éxito con una gran pancarta de bienvenida: "Felicidades, campeones". Y un pequeño estrado vestido de rojo. También fue el lugar en el que el hijo de Vicente del Bosque, Álvaro, pudo levantar la copa de campeones tal y como su padre le había prometido. Los jugadores disfrutaron del momento como los que más, vitorearon al improvisado capitán y le brindaron una sonora ovación como el resto de aficionados allí presentes.

Zapatero también disfrutó como el que más. Agarró el trofeo y lo levantó después de que Iker Casillas se lo entregara. El entonces político del Partido Socialista botó de alegría junto al resto de su futbolistas e hizo reverencias al portero, uno de los grandes héroes del éxito histórico del equipo nacional. Él sí bajó al vestuario tanto en la Eurocopa 2008 como el Mundial 2010. También lo hizo Rajoy en 2012. No hubo rastro de Sánchez el domingo en Berlín con los campeones.

Iniesta, por supuesto, fue protagonista. El de Albacete, más tímido que otros de sus compañeros, pronunció: "Si lo sé, no marco el gol". Llegó después de los elogios de Zapatero: "No hay mejor referente para nuestra juventud que con orgullo viste La Roja y defiende la bandera que ellos defienden". El público no pudo contener la risa.

El presidente también tuvo palabras para el seleccionador Del Bosque: "Vicente, todos los españoles te hemos admirado por tu serenidad, por tu fuerza, por tu templanza, por tu educación, nos has representado con dignidad a todos los españoles, muchas gracias".

Así acabó una ceremonia menos protocolaria que la vivida este pasado lunes, más cercana y jovial y con más ciudadanos alrededor. Un contraste considerable con respecto a la de la Eurocopa 2024, donde hubo saludos fríos, gestos serios, brevedad, un discurso y un deseo de partir con brevedad hacia Cibeles para festejar junto a la multitud.