ENTREVISTA | 2ª PARTE

Joan Capdevila: "Lamine, atreveos y disfrutad; en 2010 pensé que si me resbalaba y la cagaba tendría que cambiarle los apellidos a mis hijos"

El lateral, pilar en la Eurocopa 2008 y en el Mundial en Sudáfrica: "Casillas y yo lo hablamos: a nosotros ya no nos conocen por ser campeones del mundo, sino por haber jugado en la Kings League".

Joan Capdevila, el pasado 26 de mayo en Las Rozas cuando De la Fuente dio la lista de 29. /RFEF
Joan Capdevila, el pasado 26 de mayo en Las Rozas cuando De la Fuente dio la lista de 29. RFEF
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

Joan Capdevila (46 años) habla como jugaba. A la carrera, con chispazos tremendos, golpes de magia y sin parar. Para arriba y para abajo, con repliegues y desdoblamientos. Por eso hubo que dividir la tertulia en dos entregas. En la pasada se reivindicó, hizo un repaso a su carrera y regaló buenos momentos para llorar de risa. "Me recuerdan por el cubata en el hombro, pero 411 partidos en Primera, 60 con España y 52 goles no son casualidad". En esta parte tampoco echa el freno.

Lo que iba a ser una quedada fugaz se convirtió en una hora y pico de entrevista alrededor de un campo de fútbol, cara a cara y sin intermediarios. Una prueba irrefutable de que, a veces, la comunicación entre periodistas y profesionales es más fácil de lo que lo quieren realmente hacer. Fútbol en estado puro.

Nos habíamos quedado hablando del pasado para explicar el presente y proyectar el futuro. Y salió el nombre de Jesús Gil y Gil, las deudas y tus relaciones con históricos presidentes...

Es que lo de las deudas en el fútbol es lo peor, sin duda. Porque sientes mucha impotencia y piensas '¿qué está pasando aquí?'. Yo tenía 20 o 21 años cuando lo del Atlético y la intervención judicial. Y me encontré con todo ese marrón. Aparte de la tensión, perdimos la final de Copa del Rey. Y aquel ambiente yo no lo había visto nunca. Me sabía mal por la gente del Atlético. Lo importante es ver a tu afición disfrutar y si no lo logras... A mí, del Mundial, lo mejor no es ganarlo y decir qué bonito es levantar la copa. Está bien, sí, sí, pero lo realmente inolvidable fue ver a la gente de Madrid llenar sus calles. Arrancar una sonrisa a todo un país. Eso es muy difícil y fueron cuatro días tremendos. Hasta tu vecino, con el que estabas peleado todo el año, te quería y abrazaba. En cambio, en el Atlético, fue duro cuando veías a toda la gente sufriendo. Duele mucho. He tenido cada presidente…

Además de Gil, Lendoiro, Roig, Villar...

El más cercano de todos era Villar. Y muy dicharachero. Muy bien con Villar, la verdad. Se nota cuando uno ha jugado al fútbol y cuando no. El trato es diferente. Los que no lo han sido dan esa sensación de ser más empresarios y en cambio, cuando uno ha jugado, pues te da como más cariño. Te entiende un poco más porque sabes cómo piensas, si estás cabreado o no.

¿Quién te intimidaba más?

Nunca tuve miedo. A mi mujer no la supera nadie [Risas] Recuerdo una vez con Jesús Gil en mitad de todos los problemas que te comentaba antes. Nos llamó a todos y nos recibió uno por uno en el Calderón. Me acordaré siempre. Estábamos haciendo fila fuera de su despacho y te iba llamando. Alguno salía como casi llorando. Y, claro, cuando me tocó a mí iba cagao. Entro y tenía allí la bandera y su foto del caballo. Me cago en todo. Que impresión. Y nada más pasar me dijo 'Joan, tú tranquilo, que contigo estoy muy contento; tú eres joven y lo estás dando todo, sigue así'. Me dejó tranquilo. Si me llega a pegar una bronca de las suyas me cago allí mismo. Imponía mucho.

Fernando Roig, en el Villarreal, también se pone serio cuando se enfada...

Sí, sí. Se ve que con Riquelme se puso serio. Lo veo bien. Si tú eres dueño tiene que ser así porque si no, si estás entre dos aguas, vas mal. Roig, cuando ganamos la Eurocopa y el Mundial, fue el único presidente que fue a mi pueblo para estar en los actos de mi peña. Se acercó a Tárrega los dos años en los que se hizo algo especial.

Especial es que tengas los carnets de entrenador y no ejerzas. No acabo de entenderlo...¿Ver sufrimientos como el de tu amigo Xavi te quitan las ganas?

Un poco. Qué presión. Es jodido. Yo, por eso, ahora priorizo estar mucho más con la familia. Estoy bien en Barcelona y quiero ver a mis hijos. Si te pones a entrenar estás otra vez en la rueda, y eso supone 24 horas al día y de acá para allá toda la semana. Ahora no lo veo. No tengo esa pasión y esto te tiene que apasionar. A Xavi, Xabi Alonso y estos ya se les veía que iban a ser entrenadores. Desde que jugaban.

¿En qué lo notabas?

Xavi me contaba que él, jugando, cuando iba con el balón contaba a los rivales y, como si fueran matemáticas, sabía que si había unos en este lado y no se cuántos en el otro lado tendría que haber un número menor de lo debido por donde quería avanzar y por ahí llevaba el juego. Cosas rarísimas para mentes especiales. Jugar y pensar así, al mismo tiempo, para saber dónde estaba el hombre libre. Yo me sinceraba: 'Xavi, yo bastante tenía con no perderla; nunca he contado a un rival, demasiado tenía yo con el que me marcaba'. Xabi Alonso también era así. Pero no hay paciencia con los entrenadores y a mí eso no me atrae. En el Espanyol lo estamos viendo: han pasado 14 entrenadores desde que estoy yo por aquí. ¡14! No sé cuántos cada año. En todos los clubes se ponen muy nerviosos y muy rápido.

"¿Entrenar? No hay paciencia y eso no me atrae. En el Espanyol lo estamos viendo: han pasado 14 entrenadores desde que estoy yo por aquí. ¡14!"

¿Y algún compañero que te sorprendiera porque nunca pensaste que pudiera ser entrenador?

Scaloni. Te lo juro. Cuando lo he visto que ha ganado la Copa América y el Mundial, dije 'no puede ser'.

¿Y eso?

Porque no era un enfermo del fútbol como otros. Ahí también hay que gestionar un vestuario y no lo veía. Me ha sorprendido para bien esa transformación. Ahí hay que mandar mucho y liderar.

¿Veremos a Raúl en el primer equipo del Madrid?

A Raúl también se le veía que podía estar en los banquillos. Sin duda. Y lo veo algún día en el primer equipo del Real Madrid. Para llegar ahí tienes que tener suerte. No das ese salto por el nombre. Tienes que estar en el momento adecuado. Estoy convencido de que si Xavi hubiera llegado al Barça en otro momento todo hubiera sido diferente. El problema no es Xavi. El Barça está en plena transición y tendrá que pasar por lo que está pasando.

Me contaste al inicio de esta charla que igual te atraía más ser algo así como director deportivo o enlace entre el staff y los jugadores, y me asombra que tengas valentía para probar tantas cosas. De hecho, has llegado a hacer tus pinitos en la tele. ¿Cómo te ves en ese papel?

Yo me meto en todos los fregados porque al final, cuando uno se retira, tiene que abrirse a todo y probar todo. He ido a la tele y he hecho hasta pasteles en un show.

¿Pero no te daban miedo las ruedas de prensa? ¿Cómo te exponías a eso?

Todo es aprendizaje y evolución. Ahora me arrepiento muchas veces de no haber tirado nunca un penalti en Primera.

¿Nunca?

Así es. ¡Qué tonto y qué gilipollez! Nunca sabré ya lo que es esa sensación. Ya no hay miedo. Hay que ser atrevido. Yo nunca pensé que haría seis postres en la tele y mira.

Joan Capdevila, a la derecha, con el periodista de Relevo.
Joan Capdevila, a la derecha, con el periodista de Relevo.

Volvemos a lo que decías del cubata en el hombro frente a tu currículum en el titular de la primera parte. Vas a acabar siendo más conocido por todo lo que rodea al fútbol que por el fútbol.

A mí la mayoría de gente no me conoce por ser campeón del mundo sino por haber jugado en la Kings League.

¿Cómo?

Como lo oyes. Te lo juro. Ahora no estoy jugando, pero cuando lo hacía, aquí todos los niños me jaleaban por la Kings League. Iba a Bilbao, por ejemplo, con el Espanyol y los camareros del estadio me llamaban, pedían fotos y demás por la Kings League. Eso es la hostia. Un día lo hablé con Casillas. Fuimos a jugar a Valencia con el equipo de Leyendas España y me dice "Joan, tío, ya no somos campeones del mundo, ya somos los de la Kings League". Esto pasa muy rápido y las nuevas generaciones...

Precisamente, y aunque contigo podemos hablar de mil temas durante horas tras la carrera que has tenido, quería que nos pusiéramos en modo Eurocopa. Con la de desgracias que ha habido en el lateral izquierdo, De la Fuente casi tiene que echar mano de ti… ¡No me extrañaría que el otro día, cuando estuviste en la presentación de la lista, se lo hubieras insinuado!

Vaya que si se lo dije… 'Oye míster, que yo estoy listo, para cinco minutos, para perder tiempo o para lo que haga falta'. Lo del lateral izquierdo ha sido un cúmulo de desgracias. Como lo de Isco. Una pena porque podía sumar mucho con el estado de forma en el que estaba. Lo siento mucho por ellos. Esto de ir a una Eurocopa es un premio muy grande.

¿Y sin Balde ni Gayà, con Grimaldo y Cucurella, estás tranquilo?

Totalmente. Bendito problema. No puede haber ninguna duda. Con Grimaldo y Cucurella ese puesto está más que bien cubierto. Ya lo veréis.

Tú jugaste la Euro de 2008 con 30 años, pero Grimaldo y Cucurella lo harán siendo más jóvenes y algo más novatos. ¿Algún consejo para ellos?

Bueno, ellos ya han debutado y tienen más experiencia de la que parece. Ya saben lo que es esto. Pero, sobre todo, Lamine, Nico, ellos, todos, tienen que ser atrevidos y que no les quede nada dentro. Que al acabar el partido no piensen que han jugado con el freno de mano puesto porque eso les debilita a ellos y al equipo. Hay que ser atrevidos con todas las consecuencias. Con rigor en defensa, pero con la máxima de divertirse y ser ellos mismos. Y no pensar en negativo. Haciendo eso se pasa muy mal.

¿Y eso?

Yo, en la final del Mundial, pensaba 'hostia, si la cago y me resbalo…'. Me decían 'qué suerte jugar en la final del Mundial'. Y yo pensaba para mí 'suerte los cojones, porque si me resbalo y la cago tengo que cambiarle los apellidos a mis hijos'. Aquí en España...

Si hubiera habido penaltis, ¿eras de los que te hubieras escondido clarísimamente?

No, no. Hubiera tirado. Ese día en Sudáfrica sí. Lo juro. Siempre le he preguntado a Del Bosque si estaba en la la lista, pero nunca me lo ha dicho. Hubiera tirado. Yo en ese momento era mi psicólogo. Me ponía delante del espejo y me decía, 'tienes dos maneras de jugar una final que no la vas a disputar nunca más: o la disfrutas o la sufres, elige tú'. Y elegí disfrutarla. Si te fijas, en el minuto uno ante Holanda hago un caño que flipas. Entonces yo a esta gente de la Selección actual le diría que lo disfruten.

¿Cómo combatías tú los nervios?

Me ponía nervioso antes de salir. Me los quitaba cuando calentaba. El peor momento son los dos minutos en el túnel antes de saltar. Cuando uno ya se equilibra mentalmente y está serio. A mí me daba por decir tonterías y burradas, para equilibrar emocionalmente claro. En la final de la Eurocopa, antes de salir al campo contra Alemania en Viena, le dije a Xavi que viniera un momento y le susurré: 'Yo te la doy, pero bajo ningún concepto me la devuelvas'. Eso antes de empezar. Xavi se mosqueaba: 'Joan, tío, que vamos a empezar ya…'. Y yo le decía: 'Sí, sí, pero que no me la devuelvas…'.

"Yo combatía los nervios diciendo tonterías en el túnel de vestuario o barbaridades. A Xavi le decía 'yo te la doy pero no me la devuelvas' y en la final del Mundial le decía a los demás cómo brilla la copa..."

¿Y en la final del Mundial 2010 qué hiciste?

Recuerdo todo. Ahí en el túnel, todos serios y tensos. Nadie quería mirar ni tocar la copa, que estaba así enfrente. Y yo diciéndole a todo el mundo: 'No la voy a tocar, pero la voy a mirar sin descanso por si no la vuelvo a ver; hostia cómo brilla'. Me impactó. Era la primera vez que veía ese trofeo tan mítico que veíamos por la tele. Impresionaba. Si hubiéramos perdido me hubiera acercado donde los de Holanda a que me dejaran tocarla un rato.

¿Qué guardas de recuerdo de ese día?

Tengo la camiseta, pero lo que más me impresionó fue cuando acabó el partido y me fui a un córner porque mis padres me estaban llamando. Aquello era África y mis padres hicieron un sobresfuerzo, más que por las dos horas de vuelo, por el hecho de que a mí madre no le gustan nada los aviones. Les dije que no iban a tener huevos de ir y vaya si los tenían. Fue muy emocionante abrazarme a ellos. Estuvimos allí cinco minutos y no hablamos. Estaban emocionados. Ver a mis padres llorar fue muy fuerte. No los había visto así nunca.

Aquellos onces gloriosos de la Selección solían tener 10 jugadores de Real Madrid y Barça más Capdevila. ¿Sentías más orgullo o responsabilidad?

Me daba como más confianza porque pensaba que, para estar ahí, es que estaba a la altura. Intentaba ser prudente y no molestar mucho. Que nadie viera dónde estaba la fisura de nuestra Selección [risas]. Todos los compañeros que tenía alrededor te hacían mejor, de verdad. Yo es que había partidos de España en los que no me cansaba con el 70% de la posesión. Hubiera podido jugar tres partidos seguidos. No me cansaba. Luego venía a mi equipo y me cago en todo… No podía más, uno no te la daba al pie, corríamos detrás del balón… Ni la pedía ni la quería. Al minuto 30 estaba muerto. Entre 2008 y 2010 era muy fácil venir a España, pero anteriormente cuando te llamaba la Selección, ojo… Decías 'madre, me tengo que ir allí y veremos…'. Nos habían puteado mucho.

¿Alguna vez te tantearon Real Madrid o Barcelona?

No. Esto son equipos buenos y se dan cuenta de las cosas… Con la Juventus, cuando estaba en Villarreal, sí salió un día en prensa el asunto y sí que había algo. En Coruña creo que también hubo cosas y al final ficharon a Andrade. Pero en Villarreal incluso uno ya me había regalado la camiseta de la Juve y todo. Al final no sé por qué no se hizo, ¿no?

¿Te arrepientes de haberte ido al Benfica y haber salido de una rueda donde brillabas y de no retirarte como Kroos, a lo grande, en vez de en el anonimato fuera de España?

Yo, prácticamente, puedo decir que me retiré en España en 2014. Tenía 35 años y no renovaba así que pensaba que se acabó. La peña juvenil del Espanyol me hizo una pancarta inolvidable: 'Capde, eres un grande'. Me impresionó mucho y me encantó. Lo tengo grabado. No soy un ídolo como Tamudo por cosas que pasaron, pero siento el cariño de la gente. Las experiencias que vinieron después en el extranjero, casi de casualidad, me encantaron. No me arrepiento para nada. Me había retirado y me fue de comentarista al Mundial de Brasil y allí me salió lo de la India. Lo que viví en ese país fue la hostia. Menuda cura de humildad. Una limpieza espiritual. Me fui solo, sin la familia. Estuve cuatro meses y me volví pensando que aquí unos somos unos mierdas que lo tenemos todo y nos quejamos. ¡Venga hombre!

Sí te tocó, sí...

Con la gente hipotecándose por quererse comprarse una casa mejor que el vecino o por tener un coche mejor que el de al lado. Unas tonterías… El final fue en Bélgica, donde además me lesioné y ya lo dejé así más en serio. Aunque después de un año parado me fui a Andorra, ya no era profesional. Y jugué la previa de Champions. Fui allí porque mi hijo pequeño tenía unos tres años y quería que tuviera una foto conmigo en activo. Sentí pena al dejarlo y sabía que lo iba a echar de menos, pero también tenía ganas de saber cómo afrontaría la nueva vida, cómo saldría al ruedo. Y me va bastante bien. Y sigo jugando pachangas de veteranos y me gusta disfrutar del olor a hierba y a vestuario. El problema es que ahora la cabeza no va como las piernas. Estamos jodidos.

Ahora es momento de ver jugar a tus hijos.

Uno es lateral derecho y el otro, mediocentro. Me gusta que ataquen y se diviertan. Yo empecé de extremo y un año marqué 54 goles en el pueblo. Luego, cuando llegué al Espanyol de juvenil, ya me iban tirando para atrás porgue no me iba de nadie.

En general, ¿qué vibraciones tienes con esta Selección y el papel que hará en Alemania?

No te voy a mentir. Ahora mismo creo, sinceramente, que hay una sensación de incógnita. No sabemos ni lo saben ellos mismos qué nivel pueden dar. La gente tiene ganas de ver el primer partido para ver qué sensación hay y entonces dirán con más datos encima de la mesa. Si el primer partido es bueno dirán que vamos a ganar y si pierden, pues que no llegamos ni a cuartos.

"Esta Selección es una incógnita, pero tenemos todos los ingredientes. Calidad, juventud, veteranía... Hay que estar listos para cuando la cosa se decida por detalles. Aragonés nos tenía preparados para eso"

¿A ti te gustaban las concentraciones?

Me encantaban. Se me hacían hasta cortas. Me encantaba todo lo que envuelve a esta profesión. La he disfrutado a tope.

¿Qué jugador crees que va a dar que hablar en Alemania?

Lamine Yamal. Es un jugador que me ha sorprendido mucho. Y puede dar más aún. Sólo está empezando. Es un jugador diferente. Jugadores así de desequilibrantes en LaLiga sólo están Nico Williams, Lamine y Vinicius. No hay muchos más extremos que regateen así. Marcan la diferencia.

¿Y qué te inspira el seleccionador?

Me dio clases también en el curso de entrenador. Ha jugado a fútbol y es un tío dicharachero… Me gusta. Tenemos todos los ingredientes. Si no lo hacemos bien es porque no queremos. La gente tiene ganas, hay calidad, hay juventud pero también veteranía, y los chicos se quieren divertir. La clave, con la experiencia que tuve con Luis Aragonés, es saber que en un torneo de estos siempre hay un momento determinante en el que vas para adelante o vas para atrás. Luis nos preparaba muy bien para llegar a ese momento. Él nos convenció de que era nuestro momento. Se decide por detallitos y tienes que estar listo.

¿Es el que mejor charlas daba?

Sí, porque eran diferentes. Siempre escuchabas atento porque siempre había alguna sorpresa.

A ver qué les dice hoy De la Fuente…

Esta Selección claro que puede ganar. ¿Cómo no va a poder ganar España? Tienes que estar convencido. Si dudas es que no te has preparado bien. En esta Eurocopa está todo muy igualado. Está Francia, ojo con Alemania, Italia ha mejorado y cuidado… Parece la Segunda de España.

Que se lo digan a tu Espanyol… Suerte para lo que queda.

Queda el paso final. Ojalá se dé. Lo necesitamos. Como te decía: por nuestra gente. Eso es lo verdaderamente importante de este negocio.