Lo que le da Pablo Motos a los deportistas en El Hormiguero para que sea su escaparate perfecto: "Les tratan igual que a Will Smith"
El programa de Pablo Motos ofrece una audiencia inigualable y un ambiente amable para que puedan sentirse cómodos.
La música está fuerte en el plató, todo es un poco espídico, va rápido, los focos alumbran como soles. Pasan muchas cosas en poco tiempo. Hay alegrías, emociones y sorpresas variadas, pero sobre todo hay un producto televisivo muy testado, muy capaz, perfectamente pensado. El Hormiguero no es un programa más, es probablemente el más relevante de la televisión española, imponiéndose en audiencia casi todos los días que se emite, cuatro cada semana. Una frase para empezar que es casi un rito: "Hoy ha venido a divertirse a El Hormiguero..." y ahí, un famoso. Y, en muchas ocasiones, un deportista.
En las primeras semanas del curso han ido pasando los rostros conocidos por el programa. Abrió Rafa Nadal, siguió pronto Carolina Marín, Joaquín y ahora también Lamine Yamal. Son los últimos casos pero la lista es larga, los grandes deportistas se abren en una mesa en la que están Pablo Motos y dos hormigas de peluche. ¿Por qué?
Algunos motivos son bastante obvios. El primero, la audiencia. "Si yo soy el mánager de un deportista y me dan elegir entre un programa de tres millones de audiencia y otro de 500.000... pues hombre, el de tres millones", explica José Manuel Eleta, de Barlovento Comunicación, experto en televisión en general y en análisis de audiencias en particular.
La cantidad bruta es importante, pero no suficiente: "Es un programa que lleva mucho tiempo en antena, sus primeros pasos no fueron tan exitosos como ahora, pero aprovechaba los cortes de publicidad. Ahora ha logrado que su audiencia tenga todo el perfil, todo el espectro sociodemográfico habido y por haber. Está por encima del 12 y del 13% de audiencia en todos los cortes de dad. Es todo muy homogéneo, no hay una descompensación por edades".
Es decir, el deportista (el actor, el cantante, el político o el famoso) no solo consigue millones de ojos que le observen en ese momento, sino que también encuentra que estos representen de una manera muy amplia la sociedad española. Es, por así decirlo, el escaparate perfecto. Y, hasta esta temporada, casi el único de estas características en la televisión de este país.
Este curso empieza con un par de nuevos intentos de competencia. En Telecinco, Babylon Show; en La 1, La Revuelta, el nuevo programa de David Broncano. "Pero el estilo de entrevistas de Broncano es muy diferente, también es muy dinámico, pero tiene menos tirón en un perfil de la población porque tiene otro estilo diferente. Estas entrevistas de Pablo Motos son más amplias, cubren a un público más general o más amplio", explica Ana González Neira, profesora de Comunicación en la Universidad de La Coruña y experta en el prime time televisivo.
Aquí hay una parte de volumen, de tamaño de la muestra, que obviamente se ve, pero no es lo único.
Para este reportaje se ha consultado el entorno de unos cuantos deportistas que acudieron a El Hormiguero y también gente que trabaja en el espacio. La televisión, quizá por no romper su magia, tiende al secretismo, no se cuentan los procesos, como en la política o en las fábricas de salchichas. Con la condición del anonimato, algunos explican qué lleva a las grandes figuras del deporte a sentarse delante de Pablo Motos.
"Los deportistas están muy cómodos, en el programa son tratados con muchísimo cariño, les tratan igual que a todos, les tratan como si fuesen Will Smith, el invitado del día tiene muchas atenciones", explica uno de ellos.
Comentarios similares se repiten, el programa necesita que sus invitados estén a gusto y comprometidos con el divertimento, y hacen todo lo posible para que eso se dé. Como además al programa no le falta presupuesto, más bien al contrario, la capacidad de crear una atmósfera amable es elevada. Eso sí, no cobran, nadie cobra por ir a El Hormiguero, o al menos eso afirman todas las fuentes consultadas.
El programa de Antena3 tiene, lógicamente, el acceso al mayor talento nacional posible, al fin y al cabo no hay otro por el momento que sea capaz de ofrecer la exposición del espacio de Pablo Motos. El mayor problema con los deportistas suele estar en los horarios, las agendas son complicadas y no tienen, como ocurre con otros muchos invitados, momentos concretos de promoción. Pero siempre hay una salida, por ejemplo con una jugadora de la Selección se buscó una fecha internacional y fue la propia RFEF la que hizo porque se encontrase el momento.
En cuanto a la manera de llegar, pues depende de muchas cosas. Algunos son simplemente llamados por el programa y aceptan, pero también se han dado casos opuestos, una llamada de algún entorno diciendo que les encantaría ir, al espacio le cuadró y adelante. No es raro que Motos termine labrando una cierta relación de amistad con algunos de ellos y cuando vuelven —porque muchos vuelven— ya se llega con una conversación directa entre el presentador y el deportista.
También hay alguna gran estrella del deporte que mantenía una relación de amistad con algún colaborador del programa y gracias a ello llegó a ser el invitado del día. Hay casi tantas opciones como invitados. El programa lleva tanto tiempo que para muchos forma parte de su vida, de su infancia y adolescencia. Algunos lo dicen entre bambalinas, antes de salir, que por fin van a ver a las hormigas en persona.
Entrevista personal, pero no íntima
Lo que allí les espera es una entrevista muy distinta a la que se encontrarían en cualquier otro lado, fundamentalmente porque el propósito del programa es distinto. "Pablo Motos, guste o no, es muy buen entrevistador. A veces tiene sus meteduras de pata, pero sabe hacer una entrevista muy dinámica, muy de tú a tú, muy cordial", explica la doctora González Neira.
Son entrevistas en las que el deporte aparece, pero es secundario: "Va a la parte humana, al factor humano, a la persona, a preguntarle las anécdotas y cuestiones que no aparecen a lo mejor en otro tipo de entrevistas y que al que está sentado en su casa, en su sitio, cómodamente, ve y dice 'mira que curioso, no sabía yo esto de este chico o esta chica, ni que tenía estas preocupaciones y lo paso mal en este momento'".
"Pablo Motos lo ha hecho muy bien, es muy innovador, muy creativo, es un tío que tiene el chip de la radio y también de la tele, tiene los dos conceptos, maneja muy bien ese papel de entrevistador, genera mucha empatía. Es un programa en el que hay tranquilidad, ninguna presión", remarca Eleta.
La fórmula funciona, es evidente, el jugador está relajado y se puede permitir ser él o ella, decir lo que le apetece decir y nada más que eso, pues no hay ninguna intención en sacar más. "Yo creo que El Hormiguero además transmite dosis de naturalidad, nada forzado, es un programa donde vas a pasártelo bien. Entiendo que está todo un poco hablado previamente con el entrevistado, no hay grandísimas sorpresas. No te van a comprometer", explica el experto de Barlovento Comunicación.
Todo esto es importante, aunque siempre que un deportista acude a un medio, de algún modo, no deja de estar haciendo una venta de sí mismo. Lo explica Ana González Neira hablando de los primeros invitados de esta temporada, Nadal, Carolina Marín, Joaquín o Lamine: "Ellos en realidad son marcas, productos de marketing. Obviamente son sobre todo son deportistas, pero en estos casos su imagen va más allá, algo que puede ser que no pase con otros como, por ejemplo, las jugadoras de waterpolo".
"Si tú solo juegas al fútbol o solo juegas al tenis y nunca hablas con la prensa y nunca muestras otra visión, el interés quizá será menor. Hay mucho dinero más allá del partido del tenis o de fútbol y esto en El Hormiguero lo manejan muy bien, vinculan muy bien la narrativa y el relato", añade la experta.
Motos y sus hormigas ejercen el papel que en Estados Unidos se disputan un puñado de late nights, los programas de última hora con formato claro de presentador gracioso y solvente y entrevistas a famosos. Hasta el momento era algo que tenía casi en exclusiva, pero esta temporada, de nuevo, tratarán de buscarle competencia. Los expertos recuerdan, en todo caso, que será difícil desbancarle, tanto por el programa en sí, una clara fórmula de éxito, como en su lugar en la parrilla televisiva, tras Pasapalabra y el informativo más visto.
De momento, y hasta nueva orden, quien quiere ser algo y promocionarse tiene que ponerse una sonrisa en la boca y esperar a que suene ese "Hoy ha venido a divertirse a El Hormiguero...".