De esclavos del club a trabajadores con derechos: la dura evolución del futbolista español
Atados a un club de por vida, sin poder reclamar su sueldo y sin Seguridad Social: aunque hoy ser futbolista parece un privilegio, la conquista de sus derechos laborales ha sido una lucha de casi medio siglo

Hubo un tiempo en que los futbolistas firmaban un contrato con un club… y quedaban atados a él de por vida. Un tiempo en que reclamar un sueldo que no te habían pagado podía costarte la carrera. Un tiempo en que ser deportista profesional no significaba ser considerado trabajador. Aunque son aspectos que a día de hoy pueden parecernos algo impensable, ese tiempo no queda tan lejos.
Relevo se reunió con Chus Landáburu, centrocampista del Barcelona, Atlético de Madrid, Real Valladolid y Rayo Vallecano en los años 70 y 80, que vivió en primera persona toda esta evolución. Entre múltiples memorias de épocas pasadas, el palentino recuerda con especial interés su lucha por sus derechos desde su salida del club culé.
Los clubes podían renovar a sus jugadores en contra de su voluntad
Tras tres temporadas de altibajos como azulgrana, donde sumó más de 80 partidos y 20 goles, Chus abandonó la ciudad condal para volver a la capital. "Me dieron la carta de libertad, porque entonces existía lo que se llamaba el derecho de retención. Tú firmabas como profesional con un equipo y estabas atado a ese club de por vida, siempre que quisiera el club. Aunque tú quisieras irte, no podías. Para poder marcharte te tenían que dejar marchar". El llamado derecho de retención estipulaba que, cuando un futbolista terminaba contrato con un club, este podía renovarle cada año un año más de manera unilateral subiéndole la ficha un 10%.
La situación médica tampoco era mucho mejor. "Antes, si te lesionabas y tenías que retirarte, te quedabas en la calle. No tenías ni pensión de invalidez ni derecho a nada", recuerda Landáburu. Los futbolistas estaban en un limbo legal, sin ser reconocidos como trabajadores, sin Seguridad Social ni respaldo laboral. Hasta que se constituyó la Asociación de Futbolistas Españoles en 1978, en plena efervescencia democrática.
La huelga de las “botas caídas” que lo cambió todo en 1979
Las cosas cambiaron el 4 de marzo de 1979 con la huelga de las "botas caídas", como cuentan a Relevo fuentes oficiales de AFE consultadas. Los futbolistas españoles se manifestaron por primera vez, paralizando la liga, obligando a las autoridades a negociar y marcando un antes y un después en el fútbol español. Ese mismo año se logró la inclusión en un régimen especial de la Seguridad Social. Aunque inicialmente no incluía jubilación ni desempleo, sí garantizaba asistencia sanitaria y prestaciones por invalidez.
"En 1981 se reguló por primera vez la relación laboral especial de los deportistas profesionales, eliminando el derecho de retención, pero manteniendo una compensación por formación que tenía que pagar el nuevo club al club anterior", algo que después también acabó eliminándose, como nos cuenta la asociación.
"Los futbolistas no eran considerados trabajadores"
"Antes de promulgarse el Decreto de 1981, los futbolistas no eran considerados trabajadores y su relación se regía principalmente por los reglamentos federativos y por el derecho civil", explican. La incorporación al Régimen General en 1986 completó el cambio: los jugadores, por fin, cotizaban como cualquier otro trabajador y se reconocían sus derechos de jubilación, desempleo o incapacidad.
Eso sí, a día de hoy queda una asignatura pendiente: muchos exjugadores que cotizaron en las antiguas Mutualidades Deportivas ven ahora que esos años no cuentan para su jubilación, salvo en casos excepcionales. La AFE mantiene abierta esta lucha ante el Ministerio de Trabajo para que se reconozcan esas cotizaciones. "La AFE fue un cambio radical para los futbolistas y para el fútbol", resume Chus.
"A un compañero le debían dinero y su gran baza era amenazarles con contárselo a José María García"
Pero la desigualdad entre clubes y jugadores no se limitaba a los traspasos. Ni siquiera podías reclamar un salario que no se te había pagado sin jugarte el futuro. "Si presentabas una demanda en un juzgado civil, perdías la licencia. Los futbolistas no podíamos reclamar ni lo que nos debían", denuncia el exfutbolista.
Tanto es así, que Landáburu nos cuenta una curiosa anécdota al respecto: "Recuerdo un compañero que vino de un equipo que le debía dinero y su gran baza para reclamar su dinero era amenazarles con decírselo a José María García. José María García era el gran defensor de los futbolistas y de los deportistas en general frente a los directivos", cuenta del mítico periodista.
Aquí, la AFE también consiguió tras la huelga de 1981 otro avance crucial: la creación de las Comisiones Mixtas, un mecanismo federativo que permitía reclamar salarios y sin exponerse a sanciones, al ser considerados trabajadores y poder recurrir a juzgados laborales. "Y aunque hoy existen tribunales laborales a los que acudir, las Comisiones siguen siendo una herramienta útil: en la temporada 2023/24 se tramitaron 811 reclamaciones por un total de cinco millones de euros en deudas", desvela la AFE.
En relación con los impagos, también se establecieron sanciones para los clubes que no cumplían con sus obligaciones con los jugadores. Antes, "los contratos, legalmente, eran papel mojado. El club tenía todos los derechos, pero la Federación no se metía en si te había pagado o no", matiza Chus. En la actualidad, las sanciones por impagos están a la orden del día: desde impedir que un club tramite licencias para nuevos jugadores hasta su descenso de categoría. En la temporada 2023/2024, según datos de la Asociación de Futbolistas Españoles, siete equipos fueron descendidos por no pagar a sus jugadores.
Las nuevas luchas: 72 horas de descanso entre partidos, eliminar las cláusulas de rescisión y los derechos por maternidad
Pese a todo, la batalla por mejorar las condiciones laborales no ha terminado. Además de las luchas mencionadas, la AFE trabaja para blindar el derecho al descanso de los futbolistas, con la implantación de 72 horas innegociables entre partidos, y para hacer frente a las limitaciones actuales de la libertad contractual, frente a limitaciones como las elevadas cláusulas de rescisión. También pelea para ampliar los derechos de maternidad y conciliación en el fútbol femenino.
Aunque la vida de los futbolistas de élite sea privilegiada hasta tal punto que en ocasiones genere polémica, la historia de sus derechos es una historia de lucha, de avances y de desafíos pendientes. Una historia que empezó con la huelga de las "botas caídas" y que, más de 40 años después, sigue persiguiendo nuevos objetivos.