OPINIÓN

El Atleti se descompone entre el despropósito y el desquiciamiento

Simeone, hoy, en Cádiz. /AFP
Simeone, hoy, en Cádiz. AFP

El Ramón de Carranza y un Cádiz que llevaba 23 jornadas sin ganar terminaron por desnudar a este Atlético de Simeone. Le quedaba ya muy poca ropa encima, pero la terminó de perder entre tanto error defensivo, tanta impotencia creativa en el centro del campo y tanta incapacidad ofensiva en la zona de ataque. Este equipo lleva tiempo instalado entre el despropósito y el desquiciamiento cuando no se ve respaldado por 60.000 almas que le mantengan en pie sin pedir nada a cambio. ¿Cómo se puede llegar a esta dicotomía? ¿Por qué esta doble personalidad? Imposible saberlo desde fuera, cuando, dudo, incluso, que lo sepan los que están adentro.

Cada partido del Atlético desencadena una cascada de situaciones incompresibles que se va comiendo la iniciativa de cada jugador. Los fallos individuales de los últimos partidos: Reinildo, Hermoso, Witsel, Paulista... son hijos de la falta de confianza. Ya es imposible reconocer si este equipo es carne o pescado. Quiere jugar a algo que no sabe, tener el balón y dominar los partidos y se está olvidando de algo que si sabe, o sabía, replegarse bien, relegar el balón y vivir de los espacios. El equipo continua jugando con una ocupación de los espacios y un sistema de juego (1-5-3-2/1-3-2-5) en el que, claramente, sus jugadores han dejado de creer. Y lo peor, es que en cuanto el resultado es desfavorable y el entrenador decide pasar a la segunda variante táctica (1-4-4-2) tampoco responden a lo esperado. La presión de ir por detrás en el marcador se los lleva por delante.

Miremos a Cádiz. Marcos Llorente ha jugado en tres posiciones distintas a lo largo del partido. Comenzó de lateral derecho en una defensa de cinco elementos; después, tras el descanso, fue ubicado por su entrenador como segundo mediocentro al lado del desarbolado Koke y acabó de interior diestro absolutamente crispado y con la cara desencajada. Y no fue la primera vez, ni será la última. Otro jugador, Rodrigo Riquelme que se incorporó al once en el descanso como interior derecho; en el minuto 70 pasó a interior izquierdo y en el 78 volvió a cambiar de costado para acabar donde comenzó el segundo tiempo...

Desde fuera, es complicado entender la insistencia en formar un centro del campo con De Paul, Koke y Saul. No es casualidad que casi siempre los tres, antes o después, terminen sustituidos. Tampoco, desde fuera, se termina de comprender que tiene que pasar para que en vísperas de dos partidos tan trascendentes como el del Inter y el Barcelona no haya una oportunidad para un jugador (Vermeeren) por la que el club ha desembolsado veintitantos millones de euros. Lo más fácil es sacarle en el minuto 70, ya con el 2-0 en contra, y querer que el belga se haga cargo del equipo y cuando falle dos pases seguidos, decir que está muy verde para la Liga española. ¿Quién le ha fichado?

Simeone «No hay nada que podamos decir»LALIGA

En fin, un panorama, el rojiblanco, muy acorde con su pasado, pero que parecía estar en fase de mutación. Eliminar al Inter y ganar al Barcelona para recuperar moralmente los tres puntos perdidos en Cádiz se antoja utópico, pero los atléticos ya le están poniendo velas a Antoine Griezmann para que se convierta en salvador eterno. Sin él y sin su gente, desde luego, son un conjunto vulgar. Siete derrotas fuera de casa a estas altura de temporada lo atestiguan.