El despertar más largo de Eusebio Sacristán: "Tenía dos opciones, morir o seguir viviendo"
El exfutbolista y exentrenador revive el cambio que dio su vida el 30 de diciembre de 2020, cuando un accidente le hizo entrar ocho días en coma inducido y cuyas secuelas empieza a superar.
Un 30 de diciembre de 2020 una noticia fugaz, de esas que hielan, atravesó las redacciones. Eusebio Sacristán (La Seca, Valladolid, 1964) había entrado en coma inducido tras un golpe fortuito. Intervenido de urgencia por un coágulo cerebral, ha cruzado un túnel del que ya escapa 27 meses después.
La pérdida de capacidades motrices, cognitivas y de habla le han obligado a un esfuerzo titánico en un tiempo récord, con diversas rehabilitaciones diarias que ya le permiten jugar partidillos de fútbol y pádbol, y dar consejos a los niños de la Fundación que lleva su nombre. "Ha sido muy duro, no me salían las frases, no podía relacionarme", relata, aún con secuelas de lo sufrido.
Exfutbolista de Valladolid, Atlético de Madrid, Celta y Barça, con el que fue campeón de Europa en 1992, su carrera se había detenido en junio de 2019 cuando dimitió como entrenador del Girona, tras haber pasado también por los banquillos de Barça B, Celta y Real Sociedad. Si de niño se planteó el objetivo de ser futbolista y ganar la Copa de Europa y lo logró, ahora busca marcarse el que le permita recuperarse del todo. "Poco a poco las cosas van apareciendo ya en mi mente", explica, con ojos de esperanza.
Es paradójico porque crea la Fundación Eusebio Sacristán para ayudar a los niños y resulta que, tras el accidente, la fundación le ayuda a usted.
Sí, sí, me ha venido muy bien. En mi recuperación ha habido muchos momentos en los que no era capaz de hablar con los demás porque no estaba preparado para ello. Me veía con dificultades en mi manera de poder hablar con los demás. Con los niños, iba por las tardes y podía estar una hora con ellos. Pensaban que era uno más de ellos. Me lo pasaba bien, no tenía nada complicado en esa hora que estaba allí.
Durante la recuperación no se podía relacionar con nadie. ¿Qué pasaba por su cabeza?
No era capaz de hablar, no me salían las frases para relacionarme. Estaba en mi mundo, mi única capacidad era pensar. "¿Voy a recuperarme totalmente para poder tener una relación normal con los demás o voy a tener un problema en el que siempre voy a estar así?", me preguntaba. "¿Qué puedo hacer para volver a recuperarme, para volver a estar bien, para poder tener una relación con los demás, poder hablar con todo el mundo con normalidad?", me insistía. Me dediqué a darle vueltas a mi vida, a lo que había sido mi vida desde niño.
"Solo pensaba: '¿Voy a recuperarme para poder tener una relación normal con los demás?"
Exfutbolista y exentrenador¿Cómo fue esa vida de niño?
Lo que quería era estar siempre en mi pueblo, La Seca, dando patadas al balón. O las daba yo solo contra la iglesia, que vivía al lado, o con el resto de niños. En cuanto salíamos de la escuela íbamos a jugar partidos de fútbol. Cogíamos el balón, jugábamos y en mi cabeza siempre estaba la idea de llegar a ser futbolista.
¿Pensar en ello le ha ayudado en este proceso de recuperación?
Sí. Seguí con mi objetivo de ser futbolista. Y llegué al Valladolid, con 19 años. Y a la conclusión que he llegado es que tuve un objetivo y lo conseguí. También quería ser campeón de Europa y lo logré, con la selección Sub21 y con el Barça. Todo lo que he pensado en este tiempo es que la vida son mentalidades y cuando uno tiene sus mentalidades. Las llega a conseguir, aparecen en tu vida. Así que, en esta dificultad tan importante que tengo, lo que tengo que hacer es tener mentalidad y esperanza de que puedo llegar a conseguir recuperarme. Y es lo que me mueve ahora, tener una vida alegre de cara al futuro. Todos los que tengo a mi alrededor son importantes para mí y siguen con esa fuerza, me transmiten la idea de que cada vez estaré mejor.
"Ahora lo que me mueve es tener una vida alegre en el futuro"
Exfutbolista y exentrenadorUno de sus miedos era no volver a comunicarse con sus hijos.
Verme con ellos me ayudaba, han sido mis personas de confianza. Ellos y mi familia. Mi hermana Tere ha estado viviendo conmigo en este tiempo. Y las personas que me acompañaban y tenían una relación conmigo más continua eran mis hijos Alejandro, Paula y Seema. Han estado a mi lado siempre dándome su apoyo. Aunque me costaba relacionarme y decirles cosas con normalidad, tenía su ayuda. Eso me decían siempre, que mejoraría, pero yo pensaba: "¿Voy a mejorar? ¿Cómo va a pasar eso? ¿Es seguro? Es que ahora no lo veo". Y ellos me decían: "Cada vez estarás mejor, cada vez estarás mejor".
Pasa varios días en coma y luego se va a Barcelona a recuperarse.
Estuve ocho días dormido. Tenía dos posibilidades, podía morir o podía seguir viviendo. A partir de aquel momento y después de ocho o nueve días me recuperé. Fue todo muy duro. Yo creo que al principio no me di cuenta de nada. Tenía mis pastillas, tenía un proceso en mi mente... No me recuperaba rápido y a medida que lo iba haciendo me iba dando cuenta de que lo tenía es una dificultad para hablar con normalidad con los demás. Poco a poco las cosas fueron apareciendo en mi mente con más claridad. Empecé a pensar qué me podía pasar en el futuro y ha sido un proceso muy complicado para mí. Ahora me voy sintiendo mejor. Podía haber acabado mi vida, pero no. Tuve la oportunidad de seguir viviendo, y para que me pueda alegrar de eso mi fuerza es la recuperación.
No debió ser fácil...
Ha sido un proceso en el que he estado siempre muy apagado, muy triste, muy dolido. Aunque ha habido situaciones que son alegres y positivas, ha habido mucho tiempo en el que mi vida me costaba. Me costaba encontrar cosas que me diesen alegría, porque lo negativo que tenía en mi mente era muy duro, muy negativo para mí.
"Me costaba encontrar cosas que me dieran alegría, porque lo que tenía en mi mente era muy negativo para mí"
Exfutbolista y exentrenador¿En qué ocupa su tiempo ahora?
Me estoy dando cuenta que tenemos una Fundación que está haciendo cosas importantes para el deporte y quiero estar cerca, porque me hace ilusión. Además, tengo una bodega en Toro (Zamora), Quinta Quietud. Me gusta el mundo del vino y cuando estaba acabando mi carrera de jugador me metí en él. Lo tenía un poco de lado pero ahora tengo más tiempo para seguirla más de cerca.
Usted enamoró a Cruyff...
En 1987 salgo del Valladolid, me ficha el Atlético de Madrid, estoy allí un año y en ese momento se acuerda de mi el Barça para ficharme. A Johan Cruyff le gustaban los jugadores técnicos, de los que se pasaban el balón entre ellos. Yo lo era, no era muy agresivo ni muy rápido.
¿Con qué se queda de su etapa de entrenador?No llegué a ganar títulos, no los llevé a ser campeones, pero sí que les ayudé a jugar de una manera que a mí me gustaba. Y entrené a chavales que en su carrera han ido consiguiendo objetivos. Eso lo cumplí.
¿Qué sabor le dejó su última experiencia profesional, en la que como entrenador descendió con el Girona?
No sabía por qué había descendido, en un club donde había estado bien, había estado cómodo entrenando... Analizándolo, caí en que a final de temporada empecé a tener miedo, me dio mucho miedo descender. Y a los jugadores les transmití ese miedo.
No me menciona la posibilidad de volver a entrenar...
En un momento dado, si me voy sintiendo mejor, puede aparecer la posibilidad de que pueda volver a entrenar. Ser entrenador fue muy importante para mí. Estoy en ese proceso de darle vueltas a todo lo que hay en mi vida en estos últimos años. Estoy pensando a ver qué es lo que me vuelve a ilusionar.
Seguro que lo tiene claro.
Sí. Intentar tener una vida normal con los demás.