De dejar el fútbol y meterse a DJ a triunfar ahora en Asia: "La historia es curiosa. Muy pocos la conocen"
Alberto Rodríguez acaba de proclamarse campeón de la liga india con el Mohun Bagan de José Francisco Molina.

Cuando Alberto Rodríguez queda a cenar con sus amigos casi siempre se pone sobre la mesa el mismo tema de conversación. "¡Quién te iba a decir a ti que después de dejar el fútbol estarías ahora jugando en la otra parte del mundo! Las vueltas que da la vida", le recuerdan los suyos cada vez que tienen ocasión. A sus 32 años, el defensa canario acaba de proclamarse campeón de la liga india con el Mohun Bagan, solo un año después de haberlo logrado con el Persib indonesio. Primer español que conquista dos ligas en distintos países de Asia en dos años consecutivos, son pocos los que le habrían vaticinado un escenario tan exitoso lejos de nuestras fronteras, él que siendo un adolescente llegó a dejar el fútbol para meterse a DJ.
"La historia es curiosa. Muy pocos la saben", se arranca el propio Alberto durante una videollamada con Relevo. Con una sonrisa que delata que el exfutbolista del Lugo es feliz a miles y miles de kilómetros de casa, los inicios no fueron fáciles para quien perdió la ilusión por el balón.
"Soy de esos niños que empezó a andar con una pelota. Toda mi vida ha estado ligada al fútbol. Estuve en buenas canteras de la isla y siempre destacaba entre niños que eran mayores que yo. Cuando tenía 19 años y jugaba en el Arucas, tuve opciones de irme a jugar a la península o de unirme a la Unión Deportiva Las Palmas, que se puso en contacto conmigo. Lo que pasó es que mi representante de aquel entonces me prometió ciertas cosas y me decía que tranquilo, que íbamos a ir a otro sitio. Le dije que no a varios equipos y cuando llegó el momento de la verdad no tenía nada", recuerda.
"Me pilló en la adolescencia y mentalmente me afectó mucho el verme sin nada. Me embajoné mucho. Tenía la expectativa de crecer y dar un paso más en mi carrera. No quería volver al equipo en el que estaba. En ese momento no tuve a nadie cerca que me dijera: 'tranquilo, eres joven y aún hay muchos trenes'. No quise jugar más porque mi cabeza me decía que ya no tenía opciones".

Con un futuro prometedor por delante, Alberto decidió colgar las botas con solo 19 años. Una decisión inesperada y que cogió a muchos por sorpresa. "Para mi padre fue un palo". El joven encontró en la música un refugio donde desconectar y pasar el rato. "Siempre me había gustado la música y me compré una mesa de DJ. Practicaba con un amigo al que también le gustaba y pinchábamos en fiestas de amigos y en locales de conocidos. Ganábamos dinero, pero era dinero para el día a día. Estuve así casi dos años", recuerda.
El clic en Burgos que le volvió a unir con el fútbol
Alejado en todo ese tiempo del balón, un viaje a Burgos lo cambió todo. "Tenía a un amigo que jugaba en el Burgos y fuimos a verle otros chicos y yo. Cuando estábamos viendo el partido en el estadio, ahí fui cuando mi cabeza volvió a hacer clic y dije: 'esto es lo que a mí realmente me gusta y lo que necesito'. Hablaba con los amigos y les decía que yo podía tener las condiciones para estar ahí. Fue el momento que me impulsó de nuevo".
Con 22 años y tras ese viaje a Burgos que le había removido un poco, Alberto empezó otra vez a jugar al fútbol. "Me metí de nuevo en el equipo de mi pueblo. De ahí me fui de nuevo al Arucas, que en aquel tiempo estaba en lo que antiguamente era la Tercera División. Después me fui al Villarrubia, un equipo de Ciudad Real y a la temporada siguiente me vine al Tamaraceite, que tenía un buen proyecto. Ascendimos a Segunda B y de ahí fue de donde me fichó el Lugo en 2021. Después del parón me lo tomé todo de manera más seria y sabía que quería llegar ahí". Con 28 años consiguió su sueño de llegar al fútbol profesional.
"En ese momento fue como: 'ya has conseguido uno de los grandes sueños que tenías'. Ahora hay que seguir currando para lo que venga". Y lo que vino fue una propuesta para unirse a un equipo de Indonesia que, a sus 30 años, no podía rechazar. "Cuando mi agente me llamó para comentarme lo del Persib, me pilló un poco de sorpresa. Yo quería quedarme en España y estábamos mirando otras opciones en Segunda División. Era irme a la otra parte del mundo y a una liga que desconocía. Hablé con otro compañero español que había estado allí y con el entrenador, que en ese momento era Luis Milla. La parte económica era también importante porque me triplicaban el sueldo de aquí. Quieras o no, ese es otro impulso que hace que te pienses mucho el irte para allá".
Una temporada en el Persib, al siguiente curso Alberto se marcharía a la India para jugar en el Mohun Bagan. "Es un sitio seguro y la gente es muy noble. Según por donde vayas es cierto que puedes ver mucha pobreza y gente que vive en la calle, pero nosotros, al estar como en una burbuja, nos movemos por otros sitios".
A nivel deportivo, el equipo ha conquistado la liga y el trofeo de los playoff. "El último partido que jugamos en casa había casi 65.000 personas en el estadio. Tácticamente, el fútbol no es como en Europa, pero la gente lo sigue mucho". Su entrenador es el también español José Francisco Molina, ex director deportivo de la Federación Española de Fútbol y portero del Atlético o el Deportivo.
Ilusionado por todo lo que viene, Alberto siempre recordará con buenas palabras aquella experiencia a los mandos de una mesa de mezcla. "La tengo por aquí en casa para el día de mañana. Fueron unos años diferentes que me ayudaron a crecer en otros aspectos y darme cuenta de que lo que yo realmente quería era jugar al fútbol".