OPINIÓN

Defendiendo tan mal, el Madrid no gana ni la Champions ni la Liga

Defendiendo tan mal, el Madrid no gana ni la Champions ni la Liga

Suele decir Ancelotti en las distancias cortas que en el Real Madrid se tiene que trabajar y se trabaja mucho más el aspecto defensivo que el ofensivo. Pues, visto lo visto contra el Borussia y en lo que va de curso, tendrá que continuar trabajando. Deberá convocar horas extraordinarias para que sus jugadores se apliquen en una faceta que otorga tantos títulos como puede dar el mejor ataque. Y si alguien lo duda, ahí está el ejemplo de la temporada pasada en la que el equipo ganó el triplete gracias, entre otras razones, a los pocos goles recibidos. A saber, 26 en los 38 partidos de Liga y eso que en las cuatro últimas jornadas, ya campeón, se dejó ir. Y 15 en los 13 encuentros de la Champions.

Superado el susto de la Champions, y con el Barcelona en el horizonte, no estaría de más que el técnico italiano hiciera una sentada con sus jugadores para entre todos buscar una solución que evite que cada partido que juega, en la competición que fuere, se convierta en un fusilamiento al portero. En un nuevo deporte llamado 'tiro a Courtois'. En Vigo, la caraja defensiva complicó un partido encaminado y ante el Borussia obligó a una remontada de época. Un equipo que quiere ganar todos los torneos que disputa no puede cambiar tanto de un tiempo a otro con tan solo 15 minutos de descanso.

No puede pasar del repliegue medio-bajo, con todos los jugadores menos uno por detrás del balón, a la presión desesperada en el área enemiga, con el riesgo que conlleva dejar 50 metros libres a tu espalda. Existe, tiene que existir, un término medio. El debate está abierto. ¿Hay que señalar con el dedo de la culpabilidad al entrenador por preferir el repliegue a la presión y por gustarle tanto ver a su equipo bien armadito atrás? ¿O es culpa de los jugadores que se sienten más cómodos metidos en su terreno en espera de las cabalgadas de Vinicius, Mbappé o Bellingham?

En el fondo es lo mismo. Se juntan el hambre y las ganas de comer, pero hasta encerradito en tu campo, como en la primera parte, se necesita un mínimo de intensidad, de concentración, de oficio para no perder todos los duelos y los balones divididos. Culpables y señalados directamente los laterales y los centrales porque quedaron retratados en los goles, pero también imputados los centrocampistas y los de arriba, que ni siquiera se preocupan de vigilar y tapar las líneas de pase cuando el enemigo tiene el balón.

Posiblemente, haya llegado el momento en el que Ancelotti se olvide de las concesiones y otorgue a cada jugador el papel que le corresponde por su rendimiento. Sin pensar en el partido siguiente o en el anterior. Como buen italiano, es el primero que se siente frustrado por cómo está defendiendo su equipo y su problema es que no sabe por qué tanta diferencia entre la temporada pasada y esta.