COPA DEL REY

El San Tirso SD, un equipo de aldea que quiere ser un 'hueso' para el Espanyol: "Nos pegan muchos palos por nuestro estilo"

Desde una localidad coruñesa de menos de 1.000 habitantes, este equipo de Preferente sueña con complicarle la vida al Espanyol en la primera eliminatoria de la Copa del Rey.

La plantilla del San Tirso SD celebra la clasificación para la primera ronda de la Copa del Rey/SAN TIRSO SD
La plantilla del San Tirso SD celebra la clasificación para la primera ronda de la Copa del Rey SAN TIRSO SD
Tomás Magaña

Tomás Magaña

Para Google Maps resulta complicado comprender qué buscamos si le pedimos que localice 'San Tirso'. Es posible que nos lleve a Asturias, donde hay varios lugares y parroquias con ese nombre. Incluso si acierta a caer en Galicia existen unas cuantas opciones en distintos puntos geográficos. Porque el hogar del rival del RCD Espanyol en la primera ronda de la Copa del Rey (Riazor, jueves 31 de octubre, 19:00) se conoce como Mabegondo, aunque su denominación oficial sea San Tirso de Mabegondo. Una aldea de menos de 1.000 habitantes, a unos 20 minutos en coche de la ciudad de A Coruña. Su club de fútbol, el San Tirso SD, compite en Preferente y vive la etapa más dulce en sus 84 años de vida. El momento perfecto para soñar con una noche loca, con 90 minutos de vuelo imposible sobre el abismo de cinco categorías que lo separan del Espanyol.

Y es que, en su humildad, el San Tirso se ha acostumbrado a ganar. Desde el pasado mes de junio ha resultado campeón en tres finales de torneos del fútbol modesto: la Copa de A Coruña, la Copa Diputación y la Supercopa de Galicia. Este último triunfo fue el que le abrió las puertas de la ronda preliminar de la Copa del Rey, en la que superó al Selaya cántabro y se ganó el derecho a medirse a un adversario de Primera División. Desde que Gabriel Ares 'Brichu' anotó el lanzamiento decisivo en la tanda de penaltis, el vestuario vive por y para la cita del 31 de octubre con el Espanyol.

"No lo puedes reconocer… pero quizá la gente mete menos el pie o va con un poco más de miedo. Es normal. Todos queremos jugar, nadie quiere lesionarse una o dos semanas antes de ese partido. Es complicado tener la cabeza al 100% en la liga", confiesa David Lameiro, capitán del cuadro coruñés. Si el partido es incluso más especial para alguno de los integrantes del equipo, ese es Lameiro. Este portero de 32 años cumple su décima temporada en el club y lleva ocho meses sin jugar. Se rompió el radio en marzo, durante un partido disputado en Lalín, y ha apurado los plazos para reaparecer en el escenario más exigente de su carrera. "El médico quería fijarme la cita para el alta a finales de octubre", explica. El argumento copero convenció al doctor de adelantar su visto bueno al brazo que sostiene las esperanzas gallegas. A fin de cuentas, David lo pone a prueba a diario. No sólo en los entrenamientos, también en su empleo como mozo de almacén.

Fabio Rodríguez, entrenador del San Tirso, trabaja en el área de logística de una cadena de supermercados. "Me levanto a las tres y cuarto de la madrugada desde hace 20 años. Los días que entrenamos, tres por semana, me acuesto a las once y media de la noche. Después duermo otro rato durante el día, al salir de trabajar. Es duro, pero tener estos horarios me permite estar en el mundo del fútbol", comenta el técnico. Su recorrido en el deporte modesto es atípico. Empezó como árbitro, siguiendo los pasos de su padre, pero hace trece años cambió el silbato por los banquillos: "este partido es un premio. He tenido que picar mucha piedra. No soy un exfutbolista conocido, ni siquiera en la zona de Coruña. Yo fui un jugador corriente de Primera Regional. Empecé a entrenar en un prebenjamín B, en el último equipo de la escuela de fútbol del Ural, y he pasado por todas las categorías para llegar hasta aquí".

El San Tirso recibirá al Espanyol en Riazor... muy a su pesar

Más que un equipo de trabajadores, el San Tirso es un equipo de estudiantes. La media de edad del plantel apenas supera los 24 años. Los únicos que rebasan la treintena son el portero Lameiro (32), el defensa Pablo Vigo (39) y el delantero Denis (30). Fabio, el míster, acaba de cumplir 38. De vez en cuando se encuentra en categorías regionales alguna vieja gloria que quema sus últimos cartuchos, algún veterano con cicatrices de las batallas en la antigua Segunda B, pero nadie en el conjunto de Mabegondo cuenta con ese tipo de currículo. Sí hay unos cuantos chavales que llegaron a probarse en División de Honor infantil, cadete o juvenil. El primer equipo del San Tirso es independiente, pero en las categorías de base el club trabaja apoyado en un convenio de colaboración con el RC Deportivo de La Coruña.

"El convenio con el Dépor es para infantiles y cadetes", detalla David Castro, vicepresidente del club y trabajador en la industria de la madera, "permite que ellos puedan foguear niños de primer año en categorías altas y nosotros tengamos una cantera en estas divisiones, que sería imposible de otra forma. Además, si un niño que jugó en el San Tirso llega a tener ficha profesional con el Deportivo, tenemos una compensación". El duelo contra el Espanyol supone "algo impensable para una aldea como la nuestra", aunque el beneficio económico para la entidad quizá sea menor de lo que se puede llegar a pensar. "No lo tengo muy claro. Algo nos va a dejar, desde luego, pero ir a Riazor también nos ocasiona gastos. Supone abrir el estadio de un equipo profesional y eso tiene un coste. El objetivo es meter la mayor cantidad de gente y recaudar, pero no sabemos cuánta gente vendrá. Cuando el Victoria jugó contra el Villarreal metieron sobre 5.000 personas, es la referencia que tenemos", apunta Castro.

El San Tirso suele disputar sus partidos como local en O Monte. Un campo modesto, pequeño y estrecho, con césped artificial. Típico de la Regional Preferente, pero no apto para esta instancia de la Copa del Rey según los requisitos de la RFEF. "Ya sabíamos que no podríamos jugar allí. Por dimensiones, por iluminación, por instalaciones, por capacidad… por todo", admite el directivo, que reconoce que jugar en casa "sería mucho más bonito y supongo que competiríamos mejor". Fabio, el entrenador, no lo supone: está totalmente convencido de que así sería. "Nuestro campo es una ratonera. Allí somos un hueso. No digo que fuésemos a pasar, pero algún susto les daríamos. Riazor es un campo grande, con césped de Primera División. No estamos acostumbrados y vamos a sufrir muchísimo", adelanta.

Un equipo pragmático que no cambiará de identidad

Hay una ventaja que sí tiene el San Tirso: no necesitará cambiar de identidad para enfrentarse a un rival manifiestamente superior. Jugará más o menos igual que todos los domingos. "Somos un equipo intenso, hacemos un juego bastante directo y aprovechamos las segundas jugadas. No nos arriesgamos en la salida de balón ni nada de eso. En este partido haremos lo mismo. Mucha gente nos critica, pero lo que hacemos funciona. ¿Para qué vamos a cambiar?", defiende Lameiro, el portero. El diseñador de la estrategia también es consciente de que su propuesta no agrada a todo el mundo. "Somos un equipo que aprieta alto. Agresivos, duros en los contactos y en los duelos. Nos gusta dar el peso del balón al rival. Somos prácticos, trabajadores y ordenados tácticamente. Apretamos, robamos y finalizamos rápido. Es un estilo que a muchos no les gusta y nos pegan muchos palos, a mí el primero. Supongo que será envidia. Yo tengo envidia sana de muchos equipos, pero no critico lo que hacen", expone Fabio Rodríguez.

Los resultados respaldan las ideas del entrenador. Antes de su llegada, el San Tirso nunca había ido más allá de la media tabla en Preferente. En las dos últimas campañas lo ha impulsado hasta la quinta y cuarta posición, además de levantar los trofeos mencionados. "Después de ganar la Supercopa dije a los chavales: ahora lo que hay que hacer es meterse en Copa, veréis como siguen 'barullando'. ¡Y ahí siguen! Pero a mí no me quita el sueño. El que critique, que se lo haga mirar", insiste Fabio. Aunque sabe que se enfrenta a una misión prácticamente imposible, el míster tiene un plan. Y, a falta de referencias válidas a nivel sénior, evoca sus años como entrenador de cantera para preparar el enfrentamiento con un gigante.

La plantilla del San Tirso celebra un triunfo en el vestuario SAN TIRSO SD
La plantilla del San Tirso celebra un triunfo en el vestuario SAN TIRSO SD

"Recuerdo lo que pasaba cuando iba a jugar contra el Celta en A Madroa con los niños. Nos enfrentamos a la generación de Damián Rodríguez, Miguel Rodríguez, Hugo Álvarez, Hugo Sotelo… todos los que ahora están en el primer equipo. La pelota volaba, no la veíamos. Pero competimos bien: en infantiles perdimos 1-0 y en cadetes fue 2-0, en el tramo final del partido. Estábamos sometidos, sufriendo, haciendo mucho trabajo sin balón. Pero el equipo crecía con el paso de los minutos, mientras que el rival se iba precipitando y cayendo en el ansia. Así lo vamos a enfocar. Cada diez minutos que aguantemos serán una conquista", reflexiona el preparador. Los jugadores tienen la lección bien aprendida. "Diría que tenemos un 2 o 3% de posibilidades. Tenemos que estar seguros atrás, cometer los menos errores posibles, correr hacia adelante cuando podamos y hacerlo bien, sin que nos pillen a la contra", respalda David Lameiro, listo para la tormenta que el Espanyol intentará desatar sobre su portería.

Entrenador y jugadores coinciden en otro detalle: todos preferirían que los 'pericos' formasen con el equipo titular. Cada parte, por sus propias razones. "Que vengan con todo. Con el once titular, que jueguen a tope. Es la experiencia que te llevas. Pero ya hemos estado mirando y juegan el jueves contra nosotros y el domingo contra el Barça. Igual reservan alguno", apunta el portero. "Me preocupa que vengan en una racha negativa y paguemos los platos rotos", añade Fabio, "si viniesen los futbolistas más contrastados puede que jugasen a medio gas, pero los que jueguen irán a muerte. No podemos estar metidos en el área, porque nos van a someter y nos van a marcar de todas formas. Nos desgastaríamos mentalmente y encima estaríamos a 80 metros de la portería rival. Se haría muy duro. Pero tampoco nos podemos exponer demasiado. Tendremos que intentar estirarnos y plantear un bloque medio. Al menos aguantar así un tramo de partido, mientras haya piernas. Después ya…".

Se lo dije a los jugadores en el primer entrenamiento después de conocer el rival: soy consciente de que para siete de vosotros voy a ser un cabrón.

Fabio Rodríguez Entrenador del San Tirso SD, rival del Espanyol en Copa del Rey

Con el 'carpe diem' por bandera: lo único que importa es disfrutar

Como es habitual en estos casos, los integrantes del San Tirso se reunieron para ver juntos el sorteo de emparejamientos de la Copa del Rey. Lameiro lo vivió "con un nudo en el estómago. Quería que tocase cualquiera, pero que pasara ya". Desde que del bombo salió la bola del Espanyol, para estos jugadores es imposible pensar en otra cosa. "En cualquier momento libre, lo primero que te viene a la cabeza es el partido. Cualquier amigo que te encuentras te pregunta por esto. Es que yo nunca pensé que podría tener esta oportunidad. Ni me lo planteaba. Esto es una vez en la vida, no va a volver a pasar y tenemos que aprovecharlo al máximo", subraya el cancerbero.

Fabio Rodríguez es consciente de las ilusiones y las expectativas de los chicos. "Estas semanas hemos tenido la cabeza en Babia, pero es normal. Ha tenido un peaje en la competición doméstica y lo asumimos. Yo miro la parte positiva: cualquier equipo de nuestra liga se cambiaría por nosotros. Esto ocurre una vez en la vida. Es historia", puntualiza. Sin embargo, desde la perspectiva del entrenador, hay un lado amargo detrás de tanta felicidad. La plantilla cuenta con 23 futbolistas y tendrá que dejar a varios con la miel en los labios, sin pisar el verde en el partido más importante de sus vidas. "Se lo dije a los jugadores en el entrenamiento, cuando ya sabíamos quién sería el rival: soy consciente de que para siete de vosotros voy a ser un cabrón. Preferiría hacer dos equipos, once y once, uno para cada parte. Todos participarían, pero esto es lo que hay. Yo tengo que decidir. Es la parte más cruel", acepta el técnico, resignado.

Sea como sea, el único objetivo innegociable para jugadores, entrenador y dirigentes es el de disfrutar. Entender la experiencia como un premio, saborear cada instante de una noche única. A partir de ahí, todo lo que consigan será escribir una línea más en una leyenda que compartir con hijos y nietos. "Quiero que podamos generar alguna ocasión, tener opciones de meter un gol. El año pasado ningún equipo de Preferente consiguió marcar a un equipo de Primera y me gustaría lograrlo", señala Fabio. "Yo me llevo una camiseta de portero, seguro. Joan García y Pacheco son dos pedazo de porteros. No sé cómo repartiremos las camisetas, creo que los jugadores quieren hacer un sorteo. Pero yo diría que ellos hagan sorteo y que nos dejen a nosotros a los porteros", bromea Lameiro. De ganar nadie habla en serio, pero… "al final es fútbol. Nunca se sabe", dice el guardameta. "A ver si hacen una alineación indebida", ríe el entrenador.