Sergio y la foto más importante de La Cartuja: "Le prometí que veríamos esta final juntos"
La Cartuja, este sábado, será el escenario de un nuevo episodio de esta historia de amor entre un hijo, su padre fallecido y un sueño por cumplir: el de ver al Athletic cantar el alirón.

"Mi aita nos vino a buscar a la ikastola con un antiguo Seat Panda que teníamos y nos llevó a recibir al equipo al aeropuerto de Loiu, cuando todavía se podía acceder a las pistas para estar cerca de los jugadores". Sergio Díaz todavía se emociona cuando echa la vista atrás en el tiempo y se sitúa a principios de aquel mes de mayo de 1984. Su Athletic acaba de proclamarse campeón de la Copa del Rey tras derrotar al Barcelona de Maradona y compañía gracias al recordado tanto de Endika. El paseo de la Gabarra por la ría lo vio desde la casa de sus aitites, situada en un lugar preferencial. A sus 10 años, en aquella ocasión, no pudo asistir al Santiago Bernabéu, estadio al que sí acudió José María Joaquín Díaz, el aita de Sergio, fallecido hace 23 años por culpa de una diabetes. Fue él quien le inculcó su amor por el Athletic, club del que es socio desde hace 40 años. Este sábado, en La Cartuja, vivirá una jornada inolvidable acompañado de sus dos hijos, de Ane, de sus amigos y … de su aita.
La de Sergio y la de su progenitor es la historia de un amor por unos colores, por un sentimiento, por una ilusión, por un sueño que puede verse cumplido este sábado en La Cartuja. Una historia que comienza en el viejo San Mamés, campo en el que los protagonistas de este relato comenzaron a compartir experiencias en rojiblanco. "Tengo 50 años y creo que empecé a ir con él cuanto tenía 8 años. Estuve mucho tiempo yendo con un carnet falsificado. Cambié mi foto por la que había y así comenzó una relación que todavía persiste", declara orgulloso. Su aita era un futbolero empedernido que había hecho carrera en clubes como el Indautxu, con el que llegó a jugar en Segunda División B, o en el Deusto. Sus primeros ídolos, los de Sergio, fueron los Manolo Sarabia, Dani, De Andrés, Zubizarreta y compañía. "Yo siempre iba con mi aita. Teníamos localidades contiguas. Yo era un anexo de él. A partir de los 15 años, yo iba por mi cuenta y él por la suya, pero luego estábamos juntos en San Mamés", recuerda con nostalgia.

Una diabetes grave con la que estuvo malviviendo José María durante diez años se lo llevó por delante en 2001 y con su marcha se truncó el sueño de poder disfrutar juntos de una final como era la ilusión de ambos. Sin embargo, ese adiós fue el comienzo de otro bonito cuento de hadas cuyo final está aún por escribir. "No sé en qué momento, no me acuerdo si fue en el cementerio, pero lo que sí le prometí es que si en alguna ocasión el Athletic llegaba a una final, de otra manera distinta a la que yo hubiera querido, la vería junto a él. Y la única manera de que eso ocurriese era llevando una foto en la que estuviéramos los dos", explica Sergio.
Y así sucedió. "Llegó la final de 2009 y, después de muchas penurias por conseguir una entrada, conseguí una pagando 300 euros en un palco VIP con un amigo mío. Y cuando llegué al palco lo primero que hice fue colocar la foto en el mejor sitio posible para que mi aita pudiera ver la final", afirma. "Vimos 40 minutos de la hostia, el tiempo que aguantó el Athletic ganando 0-1 con gol de Toquero. A partir del gol de Touré aquello se convirtió en un infierno y, finalmente, perdimos", lamenta este athletikzale de pro.
"En la final de 2009 pagué 300 euros por una entrada en un palco VIP y lo primero que hice fue colocar la foto en el mejor sitio posible para que mi aita pudiera ver la final"
Seguidor del Athletic y socio desde hace 40 años."No conseguimos el título, pero de aquella manera, aunque es cierto que no fue la que hubiera gustado, pude ver la final con mi aita. Luego llegaron otras tres, porque las dos últimas se jugaron sin público, pero esa foto me acompañó al Calderón, a Bucarest y al Camp Nou", confirma con orgullo. Este sábado, a sus 50 años, volverá a vivir una nueva final. Viajará, en esta ocasión, con sus dos hijos, Martín, de 13 y Paule, de 16. Personalmente hablando, el arranque de 2024 no ha sido el mejor, pero la familia Díaz-Martínez Intxausti comienza a ver la luz al final del túnel. "Después de un inicio de año difícil, nos hemos vuelto a plantar en una final en la que se me juntan un montón de cosas. La foto con mi aita no va a faltar. Es lo primero que voy a meter en la maleta. Además de ir con mi aita de esa forma, voy a ir con mi hijo. Vamos a estar tres generaciones y es algo increíble", asegura.
En este sentido, Sergio lo tiene claro: "Si me diesen a elegir algo en el día de hoy, sería eso, pero en vivo, poder vivirlo con los dos. Pero como no se puede, ahí estaremos los tres", se resigna. La ilusión es enorme, como en la mayoría de los athletikzales que se desplazarán en las próximas fechas hasta Sevilla. "Vamos a intentar vivir un bonito fin de semana y a ver si es posible, por fin, que tanto mi aita, a través de esa fotografía, yo y mi hijo veamos ganar al Athletic y alzar la Copa a Muniain, que sería la hostia. Llevamos un montón de tiempo esperando esto y tiene que ser. No me imagino no ganar y no me lo quiero imaginar", declara.
"La foto con mi aita no va a faltar. Es lo primero que voy a meter en la maleta. Además de ir con mi aita de esa forma, voy a ir con mi hijo. Vamos a estar tres generaciones y es algo increíble"
Seguidor del Athletic y socio desde hace 40 añosUn plan de viaje en familia y con 26 amigos más
Sergio será uno de los miles athletikzales que comenzará su viaje hasta Sevilla en las próximas horas. El viernes por la mañana Sergio, Ane, y sus dos hijos viajarán en coche con el objetivo de llegar al mediodía a la capital andaluza. "Allí nos vamos a juntar con 26 amigos", asegura. Entre ellos, Josu y su hijo Paul. "Estamos juntos desde la guardería. Llevamos, como quien dice, toda la vida juntos. Mismo cole, misma clase misma cuadrilla… Imagina las sensaciones que vamos a vivir en La Cartuja", proclama este seguidor del Athletic. Junto al suyo, otros dos coches partirán desde Algorta. "Llevamos comida, como buenos euskaldunes, de casa. Llenaremos el coche de banderas rojiblancas con la idea de llegar a Sevilla a las tres, dar una vuelta por la zona de Triana y el centro", relata.

El plan será muy diferente al de 2009. "Vamos con hijos y no será como en Valencia, que aquel viernes fue terrorífico. Llegamos al hotel a las nueve de la mañana el sábado. Será algo más tranquilo", bromea. "La idea es levantarnos pronto el día de la final, darnos un chapuzón en el hotel y después estar por el centro. Hemos quedado los 30 en un sitio para comer, que ya tenemos reservado y con el menú cerrado. Estaremos de tertulia, iremos a la Fan Zone a primera hora de la tarde y dos horas antes, ir hacia La Cartuja", anuncia.
La final de este año también será especial, como hemos señalado anteriormente, por la presencia de su hijo Martín, que para alegría de su padre está en la órbita del Athletic Club. "No está en las categorías inferiores, pero sí le han llamado dos o tres veces para entrenar. Ese es otro motivo de alegría. Después de un inicio terrorífico de año, este tipo de cosas pequeñas, porque en el fondo son pequeñas, a uno le dan vida y ganas de seguir hacia adelante", valora.