COPA | REAL MADRID 2 - OSASUNA 1

Moncayola, el orgullo y el reflejo de una final

El improvisado lateral diestro sufrió con Vinicius en el primer tiempo y mejoró cuando Osasuna dominó la pelota. "Es imparable", admitió sobre el brasileño.

Moncayola junto a Arrasate al finalizar el partido./AFP
Moncayola junto a Arrasate al finalizar el partido. AFP
Samuel Silva

Samuel Silva

La duda quedó resuelta cuando Osasuna anunció su alineación: Moncayola sería el encargado de vigilar a Vinicius. Fue el duelo de la final y el reflejo de todo un partido. Un improvisado lateral diestro para frenar al extremo más en forma del mundo. En apenas dos minutos ya se comprobó que el enfrentamiento estaba desequilibrado, que Moncayola necesitaría las ayudas de sus compañeros, además de mucha paciencia.

Una arrancada de Vinicius, indetectable para el lateral osasunista en el inicio del partido, fue el origen del 1-0 de Rodrygo. Y varias internadas más del brasileño casi desquiciaron a Moncayola, que incluso se cargó pronto con una tarjeta. "Es imparable y con amarilla, más. Otra vez será", señaló escuetamente el osasunista, al que le tocó bailar con la más fea.

La mejora de Osasuna en el partido también fue la de Moncayola en el partido. "Tuvimos más el balón y así defendimos mejor", destacó Arrasate para exponer esa mejora del equipo osasunista en la segunda mitad, cuando el lateral sufrió menos con un Vinicius que había sido un tormento en el primer tiempo. "Es un jugador muy desequilibrante, nos ha costado defenderlo, y con la amarilla nos ha condicionado", dijo Lucas Torró, que también era el encargado de hacer ayudas para intentar frenar al brasileño.

Osasuna tiró de orgullo, como también Moncayola. "Lo hemos tenido cerca en la segunda parte. Hemos dado la cara, pero no nos ha llegado", comentó el lateral diestro, que sintió ese apoyo de la afición osasunista, incluso en los peores momentos. "Ha sido lo mejor del partido", admitió el osasunista, que supo resistir todo el segundo acto con esa tarjeta que le dificultaba esa tarea de defender al extremo más en forma del mundo.

Pero Osasuna acabó entre lágrimas. Con esa vuelta de consolación que demandó su afición para reconocerles el esfuerzo y el orgullo de toda una ciudad. El pulso ante el Real Madrid tuvo color brasileño. El de Vinicius sobre Moncayola, fiel reflejo de lo que fue la final de La Cartuja.