El héroe del Betis de 1994 que se retiró a los 53 años: "Por ganas, seguiría jugando, aún tengo ese gusanillo"
Juan Luis Amigo, Juanito, recuerda aquel gol a Busquets que le dio la clasificación al equipo verdiblanco ante el Barcelona de Cruyff.

El 3 de febrero de 1994 es una fecha recordada en el Betis. No fue un título, ni siquiera el pase a una final, pero aquella victoria en el Camp Nou ante el Barcelona de Johan Cruyff despertó el orgullo de la afición bética en unos tiempos difíciles. "Media Sevilla preparando las banderas para echarse a las calles y celebrar alborozado la gesta más bonita, más impresionante, más honda del Betis de la última década. Acabó el partido y comenzó la fiesta", escribió José Antonio Sánchez Araújo en la crónica de ABC de aquel partido. "La gente un poco mayor se acuerda de esa jugada, tuvo mucha repercusión. Muchos béticos me han dicho que nunca olvidarán ese día", dice a Relevo Juan Luis Amigo, Juanito, un gallego que sólo estuvo seis meses en el Betis pero que entró en la historia de la entidad y que luego se mantuvo en activo hasta los 53 años.
Aquel grito de gol de Juanito entró en la memoria colectiva del beticismo. Era un Betis que cumplía la penitencia de estar en Segunda División por tercer año consecutivo y que quedó emparejado con el Barcelona en los cuartos de final de la Copa del Rey. Mensajero, Elche, Poli Ejido y Mérida habían sido los rivales del equipo bético hasta ese cruce ante el todopoderoso Barcelona de la época. Tras el 0-0 de la ida en el Benito Villamarín, el Betis visitó el Camp Nou para ofrecer un ejercicio de resistencia que acabó en victoria con el gol de Juanito.
"Recuerdo perfectamente la jugada. Yo sabía que tenía que pelear cada balón para intentar provocar un fallo. Esa jugada fue una más, decidí incordiar a Koeman, que no golpeó bien y lo pude aprovechar", dice el gallego, que hizo bueno el ultradefensivo planteamiento de Kresic. "No salíamos con el balón muy combinativo desde atrás, había que pelear cada despeje. Sabíamos que era un partido de sufrir. Para ganar un partido así tiene que salir todo", añade Juanito.
Ya retirado del fútbol, ¿cómo te va la vida?
Estudié un curso de osteopatía y tengo un gabinete donde doy masajes. Anteriormente, estuve unos años en un equipo llevando la base, pero ahora mismo no. Ya alargué bastante mi vida en el fútbol.
Llegaste a compartir equipo con tus hijos. ¿Era algo que habías pensado que podía suceder?
Cuando llegó la pandemia, el equipo en el que estaba renunció a competir. Estaba ya retirado, pero surgió la posibilidad de compartir equipo con ellos, así que lo retomé un año y me llevé esa experiencia. Nunca me lo había planteado, pero apareció esa opción y me veía con la posibilidad de jugar. Tuve suerte con las lesiones y me veía como uno más hasta que llegué a los 53.

¿Lo tuvieron que animar sus hijos?
A ellos les hacía ilusión, después de un par de años separados volvían a jugar a juntos. Me decían que tampoco era adecuado dejarlo por la pandemia, pero tampoco me tuvieron que animar mucho. Por ganas, seguiría jugando, sigo teniendo ese gusanillo. Lo mato participando en carreras de ruta. Jugué esa temporada y ya cada uno se fue a un equipo y yo para casa.
¿Les tuviste que dar muchos consejos?
No hizo falta (risas). Es algo que se lleva bien, no lo habíamos vivido nunca y no faltaban las bromas en los entrenamientos, sobre todo de mi hijo pequeño que es más bromista. Estar con ellos te hacía más llevadero el día a día. A mí me hacía ilusión, aunque me costó coger el ritmo después de dos años sin jugar. A nivel de sentirme bien no lo disfruté tanto, pero sí por estar con ellos.
Aunque no jugase al fútbol sí hacía mucho deporte...
Desde que dejé el fútbol empecé en el equipo de atletismo del Compostela. Participé en carreras de montaña y asfalto, de diez kilómetros, medias y más, pero no es lo mismo. El fútbol es distinto, te llevas golpes, hay que saltar, esprintar... Es totalmente distinto.
Jugaste 280 partidos en Segunda...
No tengo la cuenta, sé que fueron diez temporadas...
Y sólo un partido en Primera.
Estuve un año y medio pero apenas jugué. Eran otros tiempos, dos cambios nada más y 16 convocados. Era complicado. También fue un Dépor muy bueno. Ese día jugué 10-15 minutos y pensaba que sería el primer partido de muchos, pero se quedó ahí.
"El Betis me ofreció tres años de contrato cuando ascendimos, pero el Dépor no me dio la libertad"
¿Le has dado muchas vueltas a esa circunstancia?
A ver, los intentos que hubo por ficharme de equipos de Primera no se llevaron a cabo. Esa última temporada estuve hasta diciembre y acabé en el Betis. Cuando ascendimos me ofrecieron tres años, pero el Dépor no me dio la libertad. Años después, estando en el Racing Ferrol, también tuve dos opciones de Primera, primero con el Rayo, y luego en una pretemporada con el Compostela, pero tampoco me dejaron. Son cosas que pasan en el fútbol.
La estancia en el Betis quedó marcada por ese gol del 3 de febrero de 1994 en el Camp Nou.
La gente de mi edad se acuerda de esa jugada, que tuvo bastante repercusión. Hace muchos años de ese día, pero fue especial para mí. Llevaba mucho tiempo sin jugar, era mi primer partido de titular con el Betis, el escenario... Se dio todo. Recuerdo perfectamente la jugada. Sabía que tenía que pelear cada balón e intentar provocar un fallo, era el plan en el que creíamos. Esa acción fue una más, decidí incordiar a Koeman, que no golpeó bien y pude aprovechar para marcar.
Fue un Betis muy defensivo, lo que os obligó a correr mucho a la gente de arriba.
No salíamos con el balón desde atrás muy combinativo, había que pelear cada despeje. Sabíamos que era un partido de sufrir. Teníamos una plantilla con gente poderosa físicamente. Ese día Diezman también estuvo muy bien. Para ganar un partido así tiene que salir todo redondo.
Para los béticos aquel partido quedó en el recuerdo. ¿Lo has sentido así todos estos años?
Pienso que en aquellos tiempos era más complicado sorprender a equipos como el Real Madrid o el Barcelona que hoy, que se juega a partido único en el campo del pequeño. Nosotros jugamos dos encuentros, empatamos a cero en el Villamarín y había que ir allá. También hoy los equipos de Segunda y hasta de Primera RFEF son más profesionales que la Segunda de entonces. Muchísimos años después me he encontrado a aficionados que lo me han recordado y que me han dicho que no olvidarán nunca ese día. La afición del Betis también es muy especial y me han seguido recordando. Quizá ahora con las canas no me conocen todos.
Fueron seis meses en el Betis, pero vivió esa experiencia de la Copa y el ascenso a Primera.
Sí, cuando llegué a Sevilla llegamos a estar sextos. Con Kresic no íbamos mal del todo, pero llegó Serra Ferrer y con la inercia de un nuevo entrenador tiramos hacia arriba e hicimos un grandísimo final temporada. Fue una experiencia para vivirla, aquellas eliminatorias con el Barcelona y luego con el Zaragoza en semifinales, y ascender. Un ascenso con el Betis es algo para recordar toda la vida.
¿Te quedó la espina de no poder jugar con el Betis en Primera?
Cuando me ofrecieron los tres años de contrato me hizo mucha ilusión. Se lo planteé al Deportivo, pero tajantemente me dijeron que no. No insistí demasiado, pensando en que iban a contar conmigo. La sorpresa llegó casi al final de la pretemporada cuando me dijeron que no. Ya entonces tenía muchas puertas cerradas y acabé jugando con el Racing de Ferrol en Segunda B.
"Me he encontrado a aficionados del Betis y me han seguido recordando aquel día"
Allí también ha sido un ídolo en varias etapas.
Estuve en tres, viví ascensos, descensos, años en Segunda... Sigo viviendo en la zona y siento ese cariño de la gente hacia mí. Ese año de Segunda B jugamos la fase de ascenso y nos quedamos cerca de llegar a Segunda.
Y en 2006 decidiste dejar el profesionalismo, que no el fútbol...
Acabamos descendiendo después de una racha malísima de perder partidos. Tuve alguna opción para seguir como profesional, pero me suponía viajar lejos de Galicia. Tenía mis hijos pequeños y me replanteé mi vida. Había un equipo en Galicia, el Narón, que siempre estaba arriba en Tercera, había muchos excompañeros allí y pasé años muy buenos.
El fútbol ha sido tu vida, ¿no lo echas de menos?
Es mi vida y mucha gente no entiende que ahora no esté vinculado, que no entrene a algún equipo, pero a mí lo que me gustaba era jugar y competir. Echo de menos eso, el entrenar y competir cada domingo. Luego, hay cosas que me gustan y otras no tanto. El fútbol como deporte me gustaba durante los 90 minutos de un partido.
También ha cambiado mucho en todos estos años.
Cambia muchísimo, pero no sólo por el paso del tiempo. Cuando empecé en el Compos salí del juvenil, jugué en Tercera, en Segunda... Cada año que pasaba el vestuario era diferente, más profesional y cuando uno terminaba de entrenar o jugar se iba para su casa. En mis primeros años nos reuníamos al acabar, pero eso se va perdiendo. Quizá es ley de vida cuando el aficionado va escalando a profesional.
¿Qué recuerdos le deja el fútbol?
En el Betis tuve la suerte de coincidir con Cuéllar, con el que luego jugué en el Narón en Tercera y fue una experiencia inolvidable. También estaban Aquino o Gordillo, gente con mucho nombre y experiencia. En el Dépor, que ya empezaba a ser SúperDepor, fue distinto. Lo viví más como compañero de vestuario y no en el campo con la suerte de jugar. En el Compostela coincidí con Gudelj o Fabiano, que tenía mucha experiencia en Primera. Han sido tantos años y tantos equipos que tuve la suerte de coincidir con muchos jugadores.
Por último, ¿cómo ve esta eliminatoria entre Barcelona y Betis?
Al Barcelona ya lo hemos visto lo que es capaz de hacer, te crea muchas ocasiones y peligro, pero el Betis también tiene jugadores para hacerle daño. A un patido todo puede pasar y a estas alturas hay bajas por ambos lados, cansancio...
¿Cree que la euforia de la Supercopa puede distraer al Barça?
No creo que el entrenador los deje. Puede haber algún jugador cansado, por el viaje y la tensión de un partido contra el Real Madrid, pero aun así es un poco más favorito por cómo está jugando y por jugar en casa.