COPA | ATHLETIC 1 (4)- MALLORCA 1 (2)

Agirrezabala se viste de Iribar y da otra ansiada Copa al Athletic

Los penaltis decidieron una final apasionante en la que el Mallorca se adelantó y Sancet equilibró. El portero, héroe. Morlanes y Radonjic fallaron. Rulo, Muniain, Vesga y Berenguer, no perdonan.

Los jugadores del Athletic levantan la Copa del Rey./EFE
Los jugadores del Athletic levantan la Copa del Rey. EFE
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

Sevilla.- Merecieron la pena estos 40 años de tensa espera. El Athletic ya tiene lo que tanto persiguió sin perder jamás la esencia, sin traicionar a su filosofía y sin darle nunca la espalda a esa fuente que brota cada día en Lezama. Después de campeonar en Copa en 1984 y de perder hasta cinco finales en los últimos 15 años, puede decir orgulloso que de nuevo es campeón gracias a los aciertos en los penaltis de Raúl García, Muniain, Vesga y Berenguer y el papel estelar de Agirrezabala. Un sueño y un alivio que sirven para ver llorar a Iribar, mentor de tantos porteros, levantar otro trofeo y convocar a una multitud de fieles que se reparten por toda España al nuevo crucero que este jueves hará la añorada Gabarra. Costó, porque el Mallorca es una roca y llevó hasta la agonía de las penas máximas, pero este domingo el mundo entero ya sabe que Nico Williams es un tesoro y que Sancet, con su gol, es digno heredero de Endika.

Que el Mallorca saltara a calentar a las 21:10, a un mundo del comienzo y un cuarto de hora antes que el Athletic, con los suplentes incluidos, fue una premonición que pocos entendieron y que resumió como nada la ansiedad competitiva de uno y la experiencia de otro. Y, más que nada, la necesidad de templar los nervios cuanto antes del bando más novato. Raíllo, Darder y compañía salieron de toriles como si los esperaran a portagayola. Y desde ese momento no dejaron de imitar al Correcaminos en defensa y en ataque. Son un martillo pilón. Nadie tuvo que explicarle a Aguirre que las finales se juegan con mucha antelación al pitido inicial.

Sevilla, quizás por una concesión y alivio ante el calor, había dado una lección durante todo el sábado a los que se dividían entre la fe y el pánico. Y era más que necesaria. La ciudad conoce bien la frecuencia de los jarros de agua fría. Y esa sensación convivió mezclada con la ilusión y el festejo de dos aficiones ejemplares, con las estúpidas excepciones de siempre. En esta tierra de arte el Barça vivió uno de los trompazos más sonados con aquella final de Copa de Europa en 1986 contra el Steaua de Bucarest. Ayer, porque son las 1:05 en esta zona de prensa, muchos de los lugareños más veteranos, recordaron aquellos fantasmas a los más jóvenes camino de La Cartuja. En esa noche aciaga la capital y el estadio estuvieron engalanados especialmente por unos colores, como esta vez los rojiblancos, y había un favorito claro en todas las apuestas. La costalada aún resuena. Pero el Athletic se resistió a quedarse sin Gabarra ante el 'Steaua' de Mallorca.

El Athletic estaba avisado y ésa fue su lucha interna desde que apeó al Atlético en semifinales hace un mes con una lección de fútbol: no ganar un título tan deseado, el 24º, antes de tiempo. Por eso Valverde no vaciló lo más mínimo en la pizarra y apostó por su once de garantías con la inclusión de De Marcos y su toque de corneta en lugar de Lekue. Pero ni Vivian ni Paredes dieron la serenidad esperada atrás durante todo el primer tiempo, ni Prados la consistencia deseada, ni Sancet e Iñaki las ocurrencias que pedían el encuentro. Tardaron en despertar y luego lo bordaron. Sólo Nico fue en cada segundo quien es. El rocoso planteamiento del Mallorca tuvo buena culpa de ello. Primero amagó y después, por momentos, se soltó la coleta.

Así fue el 0-1 del Mallorca, obra de Dani Rodríguez.  GETTY
Así fue el 0-1 del Mallorca, obra de Dani Rodríguez. GETTY

El que avisa no es traidor

En el minuto 21 Dani Rodríguez hizo que Palma se apareciera en La Cartuja. Aprovechó una serie de rechaces en el área para tirar de temple, colocar el balón en el único hueco que quedaba y hacer saltar la sorpresa para aquellos que no estaban avisados. Su gol le permitió recoger momentáneamente el testigo de Eto'o en 2003 y poner la guinda a un curso redondo para él, en la que ha rubricado una renovación ganada a pulso. Aguirre, en la banda, miraba a los suyos como diciendo "os lo dije, por fortuna para el fútbol y motivación de los pobres, estas cosas pasan". Es todo un sabio: a esa hora Sevilla era más que nunca Isla Mágica.

La hinchada vizcaína, que ocupó tres cuartos de la grada, y Andalucía al completo, había arrinconado en el Gol Norte a la bermellona, pero en su ejercicio de llevar en volandas a sus guerreros tuvo una paradinha con el 0-1. Ahí se bloqueó como los propios jugadores hasta que el MVP Nico, unas veces en connivencia con Yuri o con la complicidad de Galarreta, se echó la responsabilidad a la chepa. Ver la fluctuación de sentimientos en las gradas en esos instantes confirmó que es una lástima el empeño de la extraordinaria organización en poner la megafonía a todo trapo cada vez que puede, cuando el cuerpo pide naturalidad y respeto a las normas más sagradas. Esto es, escuchar al pueblo, sentir la vida e intentar que la piel de gallina (o la gallina de piel, que diría Cruyff) llegue hasta el corazón.

El gol anulado a Nico por los pelos en el 39', después de una pared majestuosa y una definición de estrella, pudo cambiar el panorama por completo. Pero el VAR llegó sobre todo para esto. Justicia divina. El Mallorca se sintió aliviado y pudo llegar al descanso bravo, crecido, más creyente que nunca y con el físico intacto para conservar la renta. El Athletic estresado de los últimos minutos hizo examen de conciencia en las entrañas de los vestuarios y compareció con un nudo en la garganta, pensando que la remontada era posible pero también imaginando cómo sería el domingo si la Virgen de Begoña no echaba una mano.

Sancet empató el encuentro al inicio de la segunda mitad con mucha delicadeza.  GETTY
Sancet empató el encuentro al inicio de la segunda mitad con mucha delicadeza. GETTY

Una reacción de categoría

Valverde no esperó a congraciarse con las musas y en el intermedio mandó a Vesga a guiar a los leones y sentó a Prados. Sin embargo, la verdadera reacción la aportó el Mallorca. Un balón en profundidad de Muriqi a Larin volvió a dejar en mal lugar en una carga al cruce a Vivian, de manera similar a como le sucedió ante Colombia con la Selección. Fue un pequeño pero en un central que volvió a demostrar que su jerarquía va para largo. Agirrezabala salió a su rescate, al del Athletic y al de una manada a la que ya no le quedaban uñas. Hasta que Nico, quién si no, aprovechó una recuperación al límite del reglamento para ponerle un balón al espacio a Sancet con la misión de que le mostrara al mundo, y a De la Fuente allá en el palco, que la calidad se le cae de los bolsillos. El mediapunta pasó del anonimato en la final al santoral.

Los jugadores y los aficionados del Athletic celebran el histórico título de Copa. ATHLETIC

En ese 50' comenzó otro partido. Y el Athletic, por primera vez, tenía mejor pinta. El Mallorca perdió el sitio, entregó definitivamente el balón y le costaba salir a la contra. Con su excesiva preocupación por destruir antes que crear empezó a llegar tarde a los duelos y su adversario, ahora ya sí el león que todos conocemos, afiló sus garras, consagró a Nico como un extremo de muchos quilates y se tiró a degüello a por una victoria de prestigio. La Cartuja ya no era tal, con un Mallorca grogui y encogido que se vio obligado a mover el banquillo en busca de personalidad y soluciones. A orillas de la medianoche ya se jugaba directamente en el verde de San Mamés.

El cansancio, fruto del esfuerzo y de la llegada de la primavera con todo su esplendor, empezó a castigar las piernas con la amenaza de la prórroga en el horizonte. Y ahí, con un banquillo de nivel y trienios de su lado, Valverde mostró su ambición en una Sevilla donde ya perdió una Copa con el Barça. Quitó a Ruiz de Galarreta para meter a otra de las perlas de la cantera, Unai Gómez, el mediapunta ya hizo las funciones de interior en cuartos de final y al que el técnico tenía en sus oraciones tras aquella resurrección. Con su apuesta se desniveló menos de lo que soñaba una final en la que comenzaron a aparecer las lesiones. Hubo que esperar a la prórroga para que Nico y Muriqi volvieran a avisar y para que Muniain, Berenguer y Rulo, exalumno aventajado de Aguirre y el único campeón copero de la plantilla, metieran más carbón en la caldera. Hasta que en los penaltis, gracias a un acierto pleno y los gazapos de Morlanes y Radonjic, la reventaron. Como harán merecidamente, tras derramar litros de lágrimas, con la noche de Sevilla y en un días con La Gabarra. La ocasión no es para menos. Zorionak, Athletic.

Ficha técnica

Goles: Athletic: Sancet (50); Mallorca: Rodríguez (21)

Tanda de penaltis:

Athletic: Raúl García (gol), Muniain (gol), Vesga (gol), Berenguer (gol)

Mallorca: Muriqi (gol), Morlanes (fallo), Radonjic (fallo), Sánchez (gol)

Amonestaciones: Athletic: Paredes (27); Mallorca: Muriqi (90+1), Radonjic (119)

Alineaciones:

Athletic: Julen Agirrezabala - Oscar De Marcos (cap), Dani Vivian, Aitor Paredes, Yuri Berchiche (Iñigo Lekue 105+1) - Iñaki Williams (Álex Berenguer 91), Iñigo Ruiz de Galarreta (Unai Gómez 80), Benat Prados (Mikel Vesga 46), Oihan Sancet (Iker Muniain 91), Nico Williams - Gorka Guruzeta (Raúl García 91). DT: Ernesto Valverde.

Mallorca: Dominik Greif - José Copete (Matija Nastasic 105+3), Giovanni González, Martin Valjent (Pablo Maffeo 91), Antonio Raillo (cap), Antonio Latorre (Siebe Van der Heyden 111), Samuel Costa - Sergi Darder (Manu Morlanes 62), Daniel Rodríguez (Nemanja Radonjic 74) - Vedat Muriqi, Cyle Larin (Antonio Sánchez 62). DT: Javier Aguirre (MEX).