Están convirtiendo el Balón de Oro en Eurovisión
La calidad de la gala fue inversamente proporcional a la de la votación en los premios.

Ojalá volver al pasado y el Balón de Oro se entregase como antaño. Antes, France Football daba el premio en mano al ganador, normalmente en su casa, sin los lujos de la gala y, sobre todo, sin tener que protagonizar ningún papelón como el visto en el Teatro del Chatelet de París. Es difícil de explicar cómo un madridista se puede ir a dormir indignado después de que Karim Benzema emocionase a todos recibiendo el premio acompañado de su hijo y su madre. Ni esa bonita imagen limpió la mancha de unos premios que son balas para todos aquellos que los tachan de "ridículos" o "innecesarios".
Es verdad, la revista no tiene la culpa de que un periodista en Camboya no quiera elegir a Courtois entre sus puntuados, o de que otro en Barbados piense que la temporada de Vinicius, después de tres títulos, 22 goles y 20 asistencias, no sea tan buena. Pero sí tiene la culpa de darle voto a gente que vive completamente al margen de la élite futbolística. Que vota por nombre, por amiguismo o por mera intuición. Solo así se puede entender que el brasileño haya acabado octavo y el belga, séptimo. No me van a convencer que hacer el premio más internacional lo hace más justo. Me niego, porque no es así. Solo sirve para desvirtuarlo y convertirlo en un meme para los trolls de Twitter.
También deberían darle una vuelta al premio a mejor club del año. Florentino se ha debido revolver en su silla cuando en la pantalla salía el Real Madrid como tercer clasificado. Sí, tercero. Por detrás del Liverpool y del Manchester City, ganador. Es decir, alguna cabeza pensante ha decidido que un club que ha ganado dos copas menores el año pasado y otro que solo ganó la Premier League fueron mejores que otro que levantó LaLiga, la Champions League y la Supercopa y que, además, eliminó a ambos en la máxima competición continental. "Sí, pero el fútbol femenino...", es la excusa. El Manchester City femenino quedó eliminado en la fase previa de la Liga de Campeones pasada... ¡contra el Real Madrid! Esto por no hablar del nuevo Bernabéu o de acabar el año con las cuentas en números verdes, algo que no ha hecho nadie en Europa. ¿Qué más puede hacer el equipo blanco? ¿Quién decide? ¿Al Khelaifi?
Mañana hablarán de realización espectacular, discursos emocionantes o del glamour de una alfombra roja por la que pasaron los mejores del mundo. Pero lo cierto es que el Balón de Oro sigue perdiendo valor. Es una caída en picado. Está sufriendo una extraña transformación en Eurovisión, una gala que cada vez más gente ve por los 'jajas' que por el ganador. Por favor, señores de France Football: menos lujos y más criterio.