Uno de los 'capos' de los ultras del Nápoles de Maradona: "Nos defendió siempre, éramos pequeños y nos hizo grandes"
Relevo habla con Bostik, dueño de la bodega dedicada a Diego y uno de los jefes de los ultras de su época.

Nápoles-. "Maradona, no sólo para mí, para todo Nápoles, es un dios, es el mejor. Nos ha dado todo: nos hizo ganar no sólo futbolísticamente, es un grande". Habla Antonio Esposito, más conocido como Bostik, el dueño de la bodega en cuya plaza se encuentra 'Largo Maradona', el mural dedicado al argentino. "Voy al estadio e iba siempre, era un jefe de los ultras cuando estaba Diego. El ambiente ahora es bueno, pero antes era mejor. Antes estábamos más unidos, quizás", explica.
Bostik recibe a Relevo sentado en medio de la plaza que ahora es uno de los sitios de culto para los devotos de Maradona. Ahí, los visitantes encuentran un mural enorme pintado en los 90, camisetas a la venta, fotos del 10 por las paredes y un altar dedicado a él desde que falleció el 25 de noviembre de 2020. Bostik, sentado en una butaca en un lateral de la plaza, lo controla todo. Es el jefe.
"Todos vienen aquí. Kvara, Osimhen, presidentes, exjugadores, Insigne, Mertens... La semana pasada vino Nainggolan. El Pampa Sosa, que es argentino, Lobotka, el presidente de la Roma, del Barca, de la Sampdoria... Es como un ritual, un sitio sagrado. Un argentino un día me dijo 'ya vi este sitio, puedo morir en paz'", cuenta Bostik. "Pueden venir 30 o 40 mil personas a la semana. Lo gestiono todo yo, tengo demasiada pasión por Diego". Un Maradona al que trató personalmente: "Conocí a Diego, tengo fotos con él que te puedo enseñar. Era una persona exquisita, demasiado humano, más allá del fútbol".

¿Cómo surge la idea de pintar este mural? "Con el segundo Scudetto, honramos al Diego por el regalo que nos hizo. Era abril de 1990. Lo pintó Mario Filardi, un chiquillo de aquí, que ahora murió. Tenía sólo 20 años, estudiaba dibujo", cuenta el que en otra época fue uno de los jefes de los ultras napolitanos cuando Maradona reinaba en la ciudad del sur de Italia. "Maradona es como una religión, un dios de la ciudad, es nuestro rey. Nos defendió siempre. Futbolísticamente éramos pequeños así (hace un gesto con la mano), vino él y nos hizo grandes…", añade.
Un barrio conflictivo en el pasado
La plaza está situada en los Quarteri Spagnoli, un barrio que en el pasado fue uno de los más conflictivos de Nápoles y que cada día más se ha convertido en una atracción turística. Entre callejuelas estrechas, pitidos de motos con hasta tres tripulantes y puertas de casas abiertas, asoma esta plaza presidida por el enorme mural en honor a Maradona.
En uno de los laterales, la bodega dedicada a Diego y cuyo dueño es Bostik. Ahí presume de fotos de todos los ilustres que han visitado el lugar, entre los que se encuentra Joan Laporta. También tiene camisetas firmadas y dedicadas por Maradona y otros futbolistas que han querido aportar su pequeño grano de arena a este 'museo' improvisado. "Todo eso que está en el altar ya estaba aquí arriba, después de que falleció Diego puse todo abajo", explica Antonio.
Otro de los detalles curiosos es que en la cara del mural de Maradona hay… una ventana. Un problema para los visitantes, porque si el dueño de la casa la abre, quedaría un hueco. Eso no va a ocurrir: el inquilino del piso al que pertenece la ventana ha prometido que jamás la abrirá.
El lugar es de obligada visita para todos los aficionados al fútbol, pero mucho más para los argentinos. "Vinieron 20.000 argentinos aquí el día de la final, llenamos todo de banderas y fue una gran fiesta". Presenciaron cómo Messi conquistó un Mundial en el templo de Maradona. Los dos más grandes del fútbol argentino, aunque Bostik tiene claro quién fue mejor: "Messi es un gran jugador, pero él es así (hace un gesto con la mano). Maradona es así (repite el gesto, en esta ocasión mucho más grande). ¿Entiendes?". Ha quedado claro: en Nápoles, manda Diego.