Kompany, el alumno que no salía del despacho de Guardiola, cautiva al Bayern: "A los jugadores les dice que no le van a entender..."
El entrenador del equipo alemán se presenta en Montjuïc ante el Barça de Flick. Su vida, ligada a Mánchester y a Bélgica.
Vincent Kompany es "un golpe de suerte para nosotros", declaró no hace mucho Karl Heinz Rummenigge a Kicker. "Alta presión, velocidad, un juego divertido que recuerda a los tiempos de Jupp Heynckes, Pep Guardiola, Carlo Ancelotti o Hansi Flick, cuando celebramos este tipo de fútbol", añadió el que es oficialmente miembro del consejo de administración del conjunto bávaro, pero que en verdad es algo más, probablemente una parte del histórico equipo alemán que este miércoles visita Montjuïc (21:00). "Se trata de un doble efecto que no se produjo la temporada pasada", afirmó Rummenigge: "Este es el gran logro de Vincent Kompany, que convenció a los jugadores con su forma de entender el juego".
No negó el que fuera extremo que hubo contacto con Pep Guardiola antes del fichaje. Kompany, exentrenador del Anderlecht y del Burnley antes de llegar a Múnich, fue el primer capitán de Pep en el Manchester City. El director deportivo, Max Eberl, le pidió a Rumennigge que organizara una reunión y lo hizo porque durante los tres años que pasó Pep en la Bundesliga ligaron una buena relación. "Le pedí a Pep que necesitaba un análisis que fuera auténtico y honesto", explicó Rummenigge, refiriéndose a la llamada telefónica de casi dos horas que mantuvo con Pep y con Eberl.
Nació en Uccle, uno de los 19 municipios de Bruselas. Su padre, Pierre, es un inmigrante congoleño que, además, es su agente. Tiene un hermano llamado François que juega en el Sportkring Sint-Niklaas de la Tercera División de Bélgica. Él empezó en las inferiores del Anderlecht, llegó al primer equipo en 2003, jugó tres temporadas, tres más en el Hamburgo, llegó a Mánchester en el 2008 y fue elegido mejor jugador de la Premier en 2012.
Se ganó el respeto de compañeros y rivales, pero también de los árbitros, de tal manera que se dio el caso que en un City-Liverpool con el título en juego hizo una falta siendo el último hombre y el "árbitro perdonó una clara roja", admiten los citizens. "Tal es el respeto que se le tenía a nuestro capitán en la Premier". "Yo lo primero que pensé cuando llegué a Mánchester es que me había encontrado con un profesional como la copa de un pino", le reconoció Aymeric Laporte.
El discurso que dejó huella al conseguir el título universitario
En aquellos años, el belga se convirtió en discípulo aventajado de Pep para lo bueno y lo mano. "Es obsesivo, por lo malo. En Burnley llegaba el primero y no es que se fuera el último, tenía un hotel y se quedaba a dormir", recuerda alguno de sus colaboradores en aquella época. Burnley está a 30 minutos de su casa, así que era detallista al máximo, lo controlaba todo. Allí y en el Bayern cuenta con tres asistentes básicos, un preparador físico, Floribert N'Galulaotro; Bram Geers, que le ayudaba en el diseño de los entrenamientos, en el manejo de los resúmenes del trabajo y utiliza drones; y su mano derecha, su chófer, Rodyse Munienge, su amigo y su todo. Sin él no es nada, diríamos. "Su Estiarte", dicen. Pero el gran soporte de Vincent Jean Mpoy Kompany es Carla Higgs, a la que conoció en Mánchester.
Nacida en el humilde barrio de Hale, era seguidora del City -como toda su familia, con la que viajó a Estambul, por supuesto- y se casaron el 11 de junio de 2011. Allí, en casa de sus suegros, vivió el primer título de la era Guardiola. Nadie lo esperaba -Silva estaba en Valencia, con su esposa y Mateo, su hijo recién nacido; De Bruyne en Bélgica…- porque el West Brom ganó en Old Trafford, así que llamaron al capitán y le preguntaron qué hacían: les citó en el Pub Railway, el de la esquina, donde se toma las pintas el suegro.
Vinnie es licenciado en Administración de Empresas por la Manchester Bussines School, donde logró una calificación de mérito y una distinción por su proyecto final. Se graduó y dedicó el título a Jocelyne, su madre belga. En el discurso de graduación lanzó un mensaje a los jóvenes presentes en la sala: "Sigue educándote, sigue aprendiendo para ser el dueño de tu propia vida", dijo. En su día el club le ofreció un puesto en los despachos, pero él prefirió trabajar en el césped y el invierno del año 2019 aceptó una oferta del Anderlecht para ejercer de jugador y entrenador.
En el cuerpo técnico de Guardiola lo intuyeron desde el primer día. "Tenía madera de capitán, de líder, pero era uno de esos futbolistas que ya ves venir que será entrenador, por cómo se interesa por los porqués", siempre dijo Mikel Arteta. "Era muy pesado", recuerda en Mánchester alguno de los colaboradores de Pep. "Subía a menudo, acabado el entrenamiento a preguntar 'y esto, ¿por qué?', '¿y aquéllo por qué lo hacemos?'. Muchas veces le veías entrar o salir del despacho de Pep. Sobre todo el primer año, pero muchas", se puede leer en el capítulo del libro Pep's City, The macking of a Superteam (Backpage Press, 2019).
"Le dije que un partido podría parecer fácil pero que si se te caía una gota de sangre..."
Entrenador del Bayern MunichA imagen y semejanza del de Santpedor, trabajar con Pep le cambió el cerebro. "Solía decir a los jugadores a principio de temporada que no le entenderían porque a él le pasó con Guardiola, pero que con el paso de los meses entenderían y verían el fútbol de otra manera si le hacían caso porque a él, con el paso del tiempo, le había sucedido para bien", explican.
La "gota de sangre" con la que ilustró a Guardiola en Mánchester
Lesionado a los diez minutos del partido de vuelta de las semifinales de la Champions 2015, cuando Pellegrini aún era entrenador del City, se operó en Barcelona, volvió a Mánchester y lo primero que hizo Pep fue hablar con él. "Fue una de las primeras reuniones", explica en el libro de Pol Ballús. "Recuerdo que no hablamos mucho de fútbol", sigue Kompany. "Le expliqué cómo era la gente de Mánchester, clara y directa… Le dije que un partido podría parecer fácil pero que si te caía una gota de sangre al suelo el rival reaccionaba como un tiburón". En esos primeros días de Guardiola en Mánchester, él lideró el vestuario. "Dos días antes de irnos a China, montó una barbacoa y cambió un entrenamiento sin preguntar a Pep".
Admite que volvió a su despacho muchas veces más. "Me gustaba que Pep tratara de convencerme si no estaba seguro de algo. Lo hablábamos y lo discutíamos". "Habla cinco idiomas, es listo e inteligente y lo que buscaba era aprender. Hablábamos mucho, mucho de futbol, venía a buscarme en los desayunos o en las comidas y preguntaba y preguntaba", dice Domènech Torrent, que explica una anécdota: "Un día le encontré en la sauna, estuve tanto rato que casi me asfixio".
"Tenía inquietudes de entrenador, lo notabas desde el primer día", admite Carles Planchar, jefe de analistas del Manchester City que, como toda la afición del City, no olvidara jamás la tarde contra el Leicester que marcó su primer gol desde fuera del área en diez años. Tenía que ganar sí o sí el City para alzar el título y no había manera; en esas la cazó desde el pico del área y lanzó un obús mientras el campo y sus compañeros gritaban: "No shoot Vini no shoot". Pero chutó y entró por la escuadra, fue el 1-0 y el título quedó visto para sentencia. Un momento icónico del City de Pep.
La prensa alemana 'protestó' por sus conferencias de prensa
El belga ganó antes de irse cuatro Premier (2012, 2014, 2018, 2019), dos FA Cup (2011, 2019), cuatro EFL Cup (2014, 2016, 2018, 2019), dos Community Shield (2012, 2018). Es un mito en Mánchester.
Habla alemán, pero no dice nada, cosa que desespera a los periodistas que siguen al Bayern, acostumbrados a las rajadas de Tuchel. Y tranquiliza a los dirigentes del Bayern, que saben que el belga solo hablará de fútbol en las conferencias, pero como les importa poco o nada, una comisión de los habituales de la sala de prensa se reunió con responsables del club bávaro, que accedió a que le acompañarán miembros del área deportiva, normalmente Christophe Freund.
Más obsesivo que Pep –"puede pasarse horas analizando un partido o un entreno"-, dan por hecho que sabe cómo meterle mano al partido de hoy. Kompany jugó cuatro veces contra el Barça, dos en el Camp Nou y no ha ganado nunca en Barcelona, aunque un día metió un gol.
En cualquier caso, llegados a este punto, en el Bayern están encantados con él, porque sigue, dicen, la vieja lógica de Gerd Müller, muy arraigada en el club, aquel '9' al que llamaban el Torpedo: si iban 5-0, quería meter 6. Puede que hoy le baste con ganar en Montjuïc.