Carlos Martínez y Miguel Ángel Román: "Claro que hay presiones, pero si te condiciona lo que pueda decir un club, apaga el micrófono y vete"
Las dos voces del fútbol en Movistar Plus+ y DAZN charlan en Relevo acerca de las peculiaridades sobre el oficio de narrador.
Una podría dejarse llevar, cerrar los ojos, imaginarse que acaba de encender la televisión. Es el sentimiento -además de otros muchos- más inmediato que provocan las imponentes voces de Carlos Martínez (30 de julio de 1964, Madrid) y Miguel Ángel Román (22 de diciembre de 1977, Sant Boi de Llobregat, Barcelona).
Afortunadamente, la realidad supera la ficción y la charla es de carne y hueso. Ambos narradores se citan en Relevo. Donde, anteriormente y en la misma sala, Josep Lluís Merlos y Nico Abad; Carlos de Andrés y Javier Ares u Óscar Valentín y Oliver Torres diseccionaron sus diferentes realidades. Durante más de una hora, viajan por sus dilatadísimas trayectorias. El primero de ellos acaba de embarcarse en su temporada número 35 como la voz del fútbol en Movistar Plus+. narrando LALIGA y la Champions. El segundo de ellos hace lo propio en DAZN. Aunque confiesa ser "nuevo en esto del 'madridbarcelonismo', sus 25 años en la profesión le avalan.
En su álbum de fotografías aparecen Michael Robinson -el recuerdo de Carlos Martínez, gallina en piel-, el gol que narrarían una y mil veces y alguna que otra herida, en forma de error que no se olvida, provocada por la responsabilidad, la inmediatez, la exposición o el riesgo intrínsecos en su labor. El primer capítulo del serial versa sobre las presiones externas, una de las preguntas del millón acerca de su profesión -no pienso desvelarla en el tercer párrafo- o qué pasará cuando sus voces dejen de sonar.
Las presiones externas y sus consecuencias
Carlos Martínez confiesa sus inverosímiles inicios: "Yo nunca fui de esos críos con un cacharro grabando partidos ni dando un poco la brasa en casa". Carlos trabajaba en la Cadena SER, nació Canal + y le llevaron para allá. "El primer día, iba a hacer el inalámbrico (el a pie de campo)", recuerda. Pero a José Ángel de la Casa, la persona encargada de narrar el partido, RTVE no le dio permiso y le tocó a él. "Me enteré dos horas antes. No lo debí hacer mal porque por la tarde ya me llamaron para decirme que siguiese haciéndolo", bromea. "Yo empecé a narrar para no dejar la carrera", revela Miguel Ángel Román. Como al 99,9% de los estudiantes de Periodismo, a Román le invadieron las dudas. Se unió a un compañero que llevaba el carrusel deportivo en Radio Lleida y empezó a narrar.
La charla completa, en nuestro canal de YouTube
La conversación cambia de tercio. Carlos y Miguel Ángel pasan de puntillas -no porque no les interese, sino porque les hacen caso omiso- por las críticas en las redes sociales. "No hay ni una sola gota de positividad en nada. A mí me parece, simplemente, una herramienta de terapia para la gente. Además, estoy convencido que, en cuanto se les pasa el calentón y recuperan su vida normal, son gente perfectamente normal", bromea Carlos.
Con el poso que dan los años, ambos han aprendido a convivir con otro tipo de crítica, más profesional y contundente: la procedente de los clubes. "Pues claro que las presiones llegan, claro que las presiones existen. ¿Y cómo no van a existir? Existen para el comentarista político, para el analista económico". "Ese es el juego, siempre, entre el poder y el periodismo", le interrumpe Miguel Ángel. "Pero la cuestión es que somos periodistas. Tú sabrás si te afectan las críticas o las presiones. Si es así, mal asunto. Porque de lo que se trata es de que tú llegues lo más limpio posible a un partido para hacer las cosas lo mejor posible desde el sentido común y desde la prudencia, ni más ni menos", continúa Carlos, que ha sido jefe de deportes de Canal + y de Movistar Plus+ y Digital Plus+ durante más de dos décadas.
"Claro, es que si condiciona lo que tienes que decir, lo que te puedan decir en redes o lo que pueda decir el club por lo que has dicho, apaga el micrófono y vete", sentencia Miguel Ángel.
Miguel Ángel Román confiesa que él nunca ha recibido presiones. "Probablemente, a mis jefes les llamen cada semana, no lo sé, luego se lo preguntaré. Pero a mí, nadie, nunca, desde que empecé a narrar la liga en 2009 me han dicho lo que tenía que decir. Yo siempre le digo a mis jefes: 'Yo contaré lo que pasa. Luego, si cuento algo de lo que pasa, que no gusta a alguien, pues ya capearás tú el temporal", describe.
"Cuántos compañeros míos de pronto les ha llegado: 'Es que me han dicho esto'... y yo les he dicho: ' ¿Sabes la cantidad de años que llevan quejándose de ti? Muchos', bromea Carlos Martínez quitándole hierro al asunto. "Que la gente quiera defender lo que le parece que es justo para sus intereses, me parece lo más normal. Otra cosa que cada uno de nosotros, como periodistas, tenemos que analizarlo todo [...] Pero las presiones existen, existirán y estarán razonablemente bien, por lo menos, como yo las entiendo. Yo no tengo ninguna receta que me parezca universal, el mundo no es como yo lo veo. Como yo lo veo es que forma parte de un juego absolutamente aceptable. Lo que pasa es que, otra vez, con el follón de las redes sociales y tal, otra vez, parece que es que vivimos en un estado de presión en el que estamos mediatizados. Pues no sé si hay alguien que lo esté". "Estamos vendidos a todos, además, cada semana...", ironiza Miguel Ángel.
La pregunta del millón
Los temas se agolpan y Román continúa la frase: "No, no... una semana al Barça, otra al Real Madrid". "Bueno, fundamentalmente a estos dos y en función de cómo les vaya la vaina", espeta Martínez. El asunto estrella irrumpe en la conversación: "Mira, cuando me preguntan de qué equipo soy... yo siempre digo lo mismo, oye, que es que sólo de la liga puedo ser de 18 equipos más. No, es que eres de Sant Boi, entonces, como vives allí... ¿Tú crees que en Barcelona sólo hay gente del Barça? ¿O que en Madrid sólo hay gente del Madrid? Esto es una locura, es maravilloso", cuenta -medio en broma, medio en serio- Román. "Es que, además, es completamente ridículo. Porque a mí me enfada ese tema de tú tienes que ser de un equipo porque cuando era pequeño eras de tal y eso no se quita nunca...", coge el relevo Martínez.
"A mí esa afirmación me enfada porque parece que minusvalora mi profesionalidad. Y me voy a explicar. ¿Cómo que no puedo ser de un equipo? ¿Cómo que me va a afectar? Yo tengo un montón de compañeros que en el salón de su casa pueden gritar con los goles de no sé qué equipo. Pero entiendo que, cuando ejercen su profesión, tienen la suficiente profesionalidad como para que eso se les haya olvidado por completo. Y luego si llevas pegados tantos tiros como yo, ya te aseguro que no sabes cómo me da igual intentar una cosa o la otra. Mi curro, como el tuyo, cuando tenemos un partido por delante, no es estar pensando que el Madrid se queja de esto o el Barça se queja de esto o el Atlético de Madrid se queja de que no le tratan igual y el Sevilla contra el Betis y el Betis contra el Sevilla y el Valencia depende de quién va primero...", sentencia Martínez.
«Que pongan a uno que no es tartamudo en el puesto y...»
Durante la conversación -y de forma repetida- tanto Carlos como Miguel Ángel Román humanizan la profesión. Además, insisten en la palabra humildad, como si de un mantra se tratase. "Somos muy prescindibles", confiesa -contundentemente- el segundo de ellos. "Vamos, por supuesto. Es una cosa extremadamente simple", dice Carlos. "La humildad es una de las características que debemos tener a la hora de afrontar un partido. Si consideramos que nosotros somos más importantes que lo que pasa, pues estamos cometiendo un error muy grave", remata Miguel Ángel.
"Es que no tenemos importancia. Nadie dejaría de ver los partidos porque fueran con ambiente, si en la vida se hubieran narrado. Y, sin embargo, nosotros sin lo que pasa ahí abajo no somos absolutamente nada. Nosotros, simplemente, ponemos la gota de color y acompañamos al espectador en el viaje de emociones que es un partido", reflexiona Carlos.
Ni a Miguel Ángel ni a Carlos les abruma ni les asusta la idea de que algún día sus voces dejen de sonar. "Yo siempre digo que el día que Carlos Martínez se retire, que -probablemente- es unas de las voces más míticas de la historia de las retransmisiones, no habrá manifestaciones en la calle pidiendo que vuelva. Y cuando me retire yo, menos todavía", ironiza Miguel Ángel. "Yo lo remato diciendo que pongan a uno que no sea tartamudo en el puesto y a los tres días no pasa absolutamente nada", sentencia Carlos.
En los próximos días, iremos publicando los próximos capítulos.