ALEMANIA

Shinji Okazaki, de ganar la Premier League a entrenar en su propio equipo en la sexta división alemana: "Tuve mucha suerte de encontrarme con Míchel"

El exjugador del Leicester City, que también jugó en España, habla con Relevo sobre su carrera y su nueva vida en el Basara Mainz, club que él mismo fundó para ayudar a los futbolistas japoneses en Alemania.

Okazaki, en su nuevo rol./FC BASARA Mainz
Okazaki, en su nuevo rol. FC BASARA Mainz
Sergio V. Jodar

Sergio V. Jodar

"He estado allí, hay un muy buen restaurante de sushi", dice Okazaki (Japón, 1986) al poco de empezar una videollamada que conecta Mainz y Alicante. El exfutbolista, retirado en febrero de este año, atiende a Relevo para contar una historia que hasta por separado sería interesante. Por un lado, está él, exdelantero con una larga trayectoria en varias ligas europeas que ganó la Premier League con el Leicester y ahora entrena en la sexta división alemana. Por otro lado, está la historia del Basara Mainz, equipo germano-japonés que se creó hace diez años para ayudar a los jóvenes futbolistas del país nipón para integrarse en Alemania. La historia, obviamente, gana cuando se juntan las dos partes: Shinji Okazaki, campeón de la Premier League, entrena ahora al Basara Mainz, equipo que él mismo fundó hace diez años.

Lo hizo, en realidad, con la ayuda de Takashi Yamashita, a quien conoció en Mainz en 2013, donde Okazaki jugaba. Venía de estar dos años en el Stuttgart sin conseguir aclimatarse. "Alemania y Japón son muy diferentes en todo: la cultura, el idioma, la forma de ser… Llegué con 24 años y no pude adaptarme", confiesa el exejugador. En 2013 fichó por el Mainz, donde le fue mucho mejor, y fue ahí cuando conoció a Yamashita, que tenía una empresa para intentar conectar a jóvenes jugadores japoneses con ganas de triunfar en el fútbol alemán, pero casi siempre fracasaban por los problemas de aclimatación, tal y como relata Okazaki: "Estuve hablando con Yamashita y mencionábamos los mismos problemas y las mismas dificultades. Él me decía que los jugadores eran muy jóvenes, les costaba adaptarse y volvían a Japón decepcionados porque es un reto. Eran los mismos problemas que había tenido yo, así que le propuse crear un club". Así fue como se fundó el Basara Mainz en 2014.

Okazaki siguió con su exitosa carrera como jugador: cuatro años en el Leicester City, donde contribuyó con sus cinco goles a ganar la Premier League, y hasta una aventura de tres años en España con suerte dispar: no pudo debutar en el Málaga por problemas económicos, ascendió a Primera con el Huesca y no gozó de la continuidad que hubiera querido en Cartagena. Tras un último periplo en el fútbol belga, le esperaba de nuevo el equipo que él mismo había fundado, pero mucho más arriba en la escala de divisiones de Alemania. Al ser un club nuevo, tuvo que empezar en la undécima división, pero el Basara Mainz cosechó cinco ascensos consecutivos para llegar a la sexta división, donde permanece desde 2019. "Yamashita se quedó haciendo de todo: manager, entrenador… y este año me dijo que yo podía ser el entrenador del Basara Mainz, y es una gran oportunidad para mí", explica el exariete.

Diez años después, el equipo de Okazaki continúa con la misión de ayudar al desarrollo de los futbolistas japoneses, que quieren que sirva también para exportar la cultura japonesa. "Se habla mucho del sushi y en España se conoce el Anime, pero Japón es mucho más", analiza el nipón con una sonrisa. Su intención, además, es ir un paso más allá, ya que también quiere ayudar en la otra dirección: enviar a futbolistas alemanes a la liga japonesa: "Los alemanes sí que lo ven como una oportunidad y quiero ayudarles, además sería muy positivo exportar el proyecto, aunque de momento no lo estamos haciendo porque necesitamos tiempo para que nos conozcan".

Con doce jugadores japoneses y seis alemanes en la plantilla, el Basara Mainz puede considerarse un equipo germano-japonés. Su página web y sus redes sociales, por ejemplo, están en el idioma del país del sol naciente. No obstante, hay otras muchas nacionalidades: bosnia, argelina, turca, surcoreana… El club, por tanto, también tiene un objetivo deportivo. Ahora mismo, bajo los mandos de Okazaki, el Basara Mainz es séptimo en la sexta división, aunque para ascender necesita cumplir otros requisitos y, principalmente, muchas manos, tal y como detalla el protagonista: "Sponsors, patrocinadores, estructura, staff de entrenadores, marketing, campos de entrenamiento, aficionados… Necesitamos gente y sobre todo que nos conozcan. Muchos futbolistas japoneses aún no saben que existimos. Es un reto, obviamente es difícil porque somos un club amateur y la sexta división es estar muy abajo, pero si podemos seguir creo que es una gran oportunidad".

"Mi objetivo es ganar el Mundial. Como jugador no lo conseguí, pero como entrenador tengo tiempo hasta que me muera"

Shinji Okazaki Exjugador y entrenador del Basara Mainz

 La cantidad de tareas que hay que hacer y el compromiso con el club que fundó es lo que hace que, de momento, Okazaki no quiera mirar más allá en su carrera de entrenador recién estrenada: "Cuando volví para entrenar al Basara Mainz tenía muchos planes: estar unos años, conseguir el título de entrenador UEFA, entrenar de forma profesional, ir a otro club… pero ahora me he olvidado de esto porque quiero centrarme en el equipo para gestionarlo todo, no solo como entrenador. Si de aquí a diez años tenemos una buena estructura y estamos en una buena categoría, empezaré a pensar en mi carrera como entrenador".

Aunque no piensa en ella, Okazaki se toma licencias para soñar sobre dónde le gustaría entrenar. "Claro que me gustaría entrenar en Premier, en Bundesliga, en España… pero después de haber conseguido éxito aquí", apostilla Okazaki, que sí que tiene un objetivo futuro entre ceja y ceja: "Mi meta es ser campeón de un Mundial. Como jugador no pude, pero como entrenador tengo tiempo hasta que me muera", bromea entre risas.

A Okazaki se le podía aplicar esa frase de gurú barata que dice 'cuidado con los sueños porque pueden cumplirse'. La del Basara Mainz es una historia bonita que ahora empieza, pero él ya coprotagonizó una de esas historias que jamás se olvidarán en el fútbol. En la temporada 2015/2016, un grupo de jugadores a los que no habían apuntado los focos ganó la todopoderosa Premier League. Aunque Okazaki no solía formar parte del once inicial, sí que fue importante en algunos partidos, como contra el Newcastle, donde un gol de chilena suyo dio una victoria providencial. Para él, fue un título que le marcará toda la vida: "Nunca había sido campeón antes, y lo fui en la Premier League. Éramos jugadores de un nivel medio, ni éramos famosos. Cambió mi vida porque me enseñó que no hay que rendirse, cuando me acuerdo de aquella historia me motiva mucho para mi carrera como entrenador", asegura Okazaki.

Después de ganar la Premier League, no obstante, el destino aún le tenía reservado un título que él pone al mismo nivel, eso sí, tras un fichaje frustrado por motivos económicos: "En Japón soñamos con la liga española y se ven mucho los partidos. Quería jugar en España, pero no sabía cómo hacerlo porque fue difícil recibir ofertas. Tenía 33 años y solo tuve la oferta del Málaga. Estaba muy motivado y lo que pasó fue una decepción". Sin embargo, llegó el fichaje por el Huesca, donde le esperaba "una gran ciudad de gente muy amable", tal y como él mismo dice, y un ascenso a primera división donde esta vez sí se sintió importante con sus 13 goles. "Fue muy especial y lo considero un éxito muy importante en la carrera igual que la Premier League, no me importa la categoría. Fue increíble lo que hicimos todos y yo me siento muy orgulloso de lo que hice y de que los aficionados me eligieran como el mejor jugador de la temporada", narra con una sonrisa de oreja a oreja.

En Huesca, además, se encontraría con Míchel, uno de los entrenadores que le marcó. "Fue un técnico muy importante en mi vida, tuve mucha suerte de tenerle de entrenador en Huesca, la adaptación podría haber sido difícil pero fue una gran persona", elogia Okazaki. De hecho, a la hora de hablar de los dos preparadores de los que tuvo más influencia, repite el nombre de Míchel y añade el de Tuchel: "De Ranieri también aprendí mucho, sobre todo en cuanto a personalidad, pero Tuchel y Míchel fueron los mejores entrenadores de mi carrera, por su carácter, por su táctica, por su manera de entrenar y por su tipo de fútbol".

Tras el ascenso con el Huesca, cumplió su sueño de debutar en Primera, y aún tuvo tiempo para una última experiencia en España, en las filas del Cartagena. Marcó dos goles, pero confiesa que le hubiera gustado jugar más de delantero centro en la competencia con Rubén Castro, a quien, remarca, "respeta mucho". Aunque quería seguir jugando en España, no recibió nuevas ofertas y se enroló en una última experiencia, el Sint-Truidense belga. Aun así, el capítulo por España aún está por cerrar. Primero, para ir a visitar a Míchel, con quien le gustaría reencontrarse. Y, segundo, quién sabe si para entrenar algún día. "Quizás de aquí a unos años si consigo el título, pero necesito tiempo", reconoce. Las historias bonitas se cocinan a fuego lento.