Klopp, Bellingham y la utópica Bundesliga del Dortmund
Los de Terzic se enfrentan este sábado al Bayern, lejos aún de poder competirles en una carrera de fondo.
Por primera vez en años, el Bayern se presentará en el Signal Iduna Park sin ningún exjugador del Borussia Dortmund. Poco más de una década después de que los de amarillo levantasen su última Bundesliga -las últimas diez han sido para los bávaros-, los borussers han cerrado el puente aéreo con Múnich. Sin embargo, aún siguen lejos de poder competir en una carrera de fondo con los de Nagelsmann. Este sábado se verán las caras en Der Klassiker, con ambos conjuntos empatados a puntos.
Años atrás, en Mainz y de la noche a la mañana, Jürgen Klopp pasó de ser jugador a entrenador. "Tenía el talento de un jugador de quinta división y la cabeza de uno de primera", dijo una vez el actual entrenador del Liverpool, que durante su carrera como futbolista se vistió tanto de delantero como de lateral. El Mainz se movía en terrenos peligrosos y la directiva le propuso cambiar el terreno de juego por el banquillo. Salvó al equipo del descenso y llegó a ascenderlo a la Bundesliga.
Pero como todo lo bonito tiene fin, Klopp escribió el último capítulo de su obra en Mainz en 2008. Pero antes de que se abrieran las puertas del Signal Iduna Park, le sondearon para ofrecerle el juego de llaves de Hamburgo. Figuraba en la lista de candidatos al banco y el club le asignó una persona que, sin que él lo supiera, le siguió a todas partes. Lo terminaron descartando. ¿El motivo? Ser fumador o llevar pantalones agujereados, entre otros.
Los pilares de Klopp, intactos
"Esa colilla debería estar en una vitrina, gracias a ella llegué al Dortmund", diría tiempo después el entrenador. Klopp se convertiría en el arquitecto del BVB: juego atractivo, ofensivo y una plantilla repleta de jugadores jóvenes. A día de hoy, los pilares siguen intactos, pero hace años que la ilusión por competir la liga al Bayern se apaga con el paso de las jornadas. Los bávaros marcan territorio desde el mercado de fichajes. En su día desmembraron al Dortmund de Klopp arrebatándoles a Robert Lewandowski, Mario Götze o Mats Hummels. Marco Reus, el último jinete, permaneció a orillas del Ruhr. El Dortmund los cocinaba, mientras que el Bayern los aprovechaba en plena madurez.
En las últimas diez ligas, todas ganadas por el Bayern, el Dortmund ha sido segundo en seis ocasiones. Quedó a tan solo dos puntos de los bávaros en la temporada 2018/19. La tónica habitual, no obstante, es que el Bayern saque sobre la decena o más puntos de diferencia respecto al perseguidor.
Un puente aéreo cerrado
El puente aéreo Dortmund-Múnich está cerrado bajo llave. De los últimos grandes nombres que han pasado por el Signal Iduna Park, Haaland optó por irse a Manchester y Bellingham, con media Europa tras él, no irá a Baviera. Oliver Khan lo ha descartado alegando que ya tienen el centro del campo cubierto. El Dortmund sigue con la misma política de atraer y cultivar talento joven. Los últimos en llegar han sido Schlotterbeck o Adeyemi, que se unieron a los Moukoko, Malen o Reyna. El fichaje de Haller, un delantero consolidado y en el momento óptimo de su carrera (28 años), parecía indicar un ligero cambio de rumbo en materia de traspasos, pero un tumor testicular lo tiene apartado de los terrenos de juego. El Bayern, con la anomalía de Musiala como excepción, invierte en el presente mirando directamente a la Champions.
El Dortmund ha dado el primer paso para acechar al Bayern: cerrarle el grifo. Con pequeños giros de guion en la política de fichajes, como el de Haller, presentaría un nuevo escenario para acercarse a la Bundesliga. Este sábado, oportunidad para calibrar el Dortmund 22/23.