Pep ya predijo hace ocho años que el Real Madrid era un equipo de atletas. ¡Vaya sí lo es!

Viendo, que es gerundio, al Real Madrid replegarse y desplegarse por el césped de San Mamés, vinieron a mi memoria aquellas palabras de Pep Guardiola, cuando todavía era entrenador del Bayern Múnich y los blancos, entonces también de Ancelotti, ganaron a los rojos, que eran lo suyos, el primer envite de las semifinales de la Champions en el Bernabéu con un solitario gol de Benzema. "En la primera parte igual no dieron tres pases seguidos. La verticalidad es una virtud del Real Madrid, ahí es imparable. Sus jugadores son atletas y si les dejas correr, corres un riesgo. Creo que nos ha faltado un gol; hay otro partido y lo intentaremos en Alemania".
En el 'otro' partido, en el Arena, seis días después, los atletas volvieron a ganar además de superar varios récords del mundo. Golearon (0-4) con dos goles de Sergio Ramos y otros dos de Cristiano Ronaldo. Si el sábado Pep Guardiola vio el partido contra el Athletic habrá certificado su apreciación de entonces y las habrá elevado a la máxima expresión. Este Real Madrid sí que es un equipo de atletas. Mucho más que aquel de la BBC del que todavía sobreviven Carvajal y Modric. Ocho años y pico después los de Ancelotti se llevaron por delante a los de Valverde por varias razones, pero la más meridiana fue la física.
Impresionante su demostración de potencia y poderío. El primer triunfo blanco de la temporada no llegó desde un juego preciosista de paredes, 'caños', sombreros y rabonas. No. Llegó desde el sometimiento físico. Después de 20 minutos de tanteo, de imprecisiones y de ver quien daba menos pases seguidos, el Madrid adelantó líneas, se metió en terreno enemigo y desde el posicionamiento centrado de Tchouameni, el vuelo de Valverde y Camavinga como interiores y la omnipresencia de Bellingham por cualquier parte del campo fue arrollando, empujando al rival hacia su portería para jugar siempre más cerca de la otra área que de la suya.
Sin Courtois, sin Modric y sin Kroos en el once titular, la media de edad del equipo blanco se quedó en los 24,4 años. Y no fue menor porque en el conjunto de salida estaban Carvajal, primer partido como capitán, y Alaba, que a sus 31 años, posiblemente fueran los mejores no muy lejos del inglés portador del '5' de Zidane y que, por momentos, también parece jugar de puntillas, como el divino francés calvo. En espera de que llegue quien tiene que llegar para que no nos pasemos toda la temporada diciendo, escribiendo y escuchando, todos gerundios, que al Madrid le falta un '9', aunque el deseado tampoco lo sea al uso, pero sí te asegure 30 goles por temporada, tras lo visto en San Mamés, el aficionado madridista en particular y el hincha del fútbol en general se tienen que ir acostumbrando a que este Madrid domine los partidos y a los rivales desde su físico y, después, llegue todo lo demás.
Con ese centro del campo (Tchouameni-Valverde-Camavinga-Bellingham) en rombo, en línea, en cuadrado o como se quieran colocar, el juego va a llegar desde la fuerza, desde la resistencia, desde la potencia, desde la intimidación bien entendida... Eso no quiere decir que los mencionados no sean capaces de tirar un regate, una pared o un 'caño', que lo harán porque técnicamente también están bien dotados, pero su principal virtud es la otra: utilizar las armas de sus cuerpos de atletas para recuperar, presionar e imponerse en los duelos individuales. Pep ya lo adivinó hace ocho años largos: el Real Madrid es un equipo de atletas.