Cómo la Atalanta pasa de ser la reina de provincias a inspirarse en los Celtics y codearse con la élite
El rival del Real Madrid, líder de la Serie A, es junto al Villarreal, el club con una mayor transformación económica, social y futbolística en el siglo XXI. Bérgamo, con 120.000 vecinos, solo vive para su 'Dea'.
Explicaba Luis Suárez Miramontes, el inolvidable Balón de Oro, que desde que llegó a jugar al Inter de Helenio Herrera, a principios de los 60, existía un club que le llamaba especialmente la atención: la Atalanta de Bérgamo. Primero, porque sus colores eran los mismos que los de su equipo. Y después, porque la ciudad, a 50 kilómetros escasos de Milán, le pareció siempre muy futbolera para sus dimensiones y el número de habitantes por aquel entonces, no muchos más de 50.000. Fueron pasando los años y siempre le sorprendió cómo el club cuidaba la cantera y la cantidad de jugadores que daban el salto a los mejores clubes italianos, y además triunfaban. Era un club ascensor, a caballo entre la Serie A (62 temporadas) y la Serie B (28), pero que tenía una identidad propia.
Eran otros tiempos. En los últimos años, Luisito fue testigo directo de la gran evolución del club a todos los niveles: económico, social y futbolístico. "Antes, sus vecinos eran de la Atalanta, pero casi todos eran más del Milan o del Inter, e incluso los había de la Juve. Pero ahora son todos de la Dea, como dicen allí ellos. Eso sí, siempre fue un estadio pequeño, muy antiguo (1928), pero caliente, con una afición muy visceral. Los ultras de allí alguna gorda montaron en mi época. Ahora dicen que están reformados". Valga este recuerdo del que ya no es el único Balón de Oro del fútbol español, porque también lo son Alexia, Aitana y Rodri, para sintetizar la gran transformación que ha tenido este club lombardo. Ha pasado de ser la reina de las provincias -era el que más veces había jugado en la Serie A sin ser capital regional- a campeón de la Europa League el curso pasado, líder actual de Italia y quinto clasificado, invicto, en la Champions con tres victorias y dos empates.
Que el Real Madrid se vaya a encontrar hoy en el césped a un muy buen equipo y un estadio totalmente renovado, que no ha perdido su ambiente caldo de siempre, se debe, principalmente, a esa transformación que ha sufrido el club y la ciudad desde que en la temporada 2011-12 ascendió de nuevo a la Serie A y comenzó a vivir los años más emocionantes de su historia. Cuando Antonio Percassi, alma mater de la entidad, volvió a comprar el club en 2010, su primera decisión fue regalar una camiseta con los colores negriazules a todos los niños recién nacidos de la ciudad y de la provincia. Una forma original de hacer patria e ir forjando un sentimiento desde la cuna.
Son tantas las aristas desde las que se puede y debe medir este boom llamado Atalanta, que, una comparación de acercamiento con el fenómeno Villarreal en España, podría ser una buen rampa de lanzamiento. Ambas sociedades tienen muchos puntos en común y también, por supuesto, múltiples particularidades. El condicionante que más les acerca, posiblemente, sea el que ambos clubes han llegado a ser lo que son actualmente gracias a dos familias. El Fernando Roig del Atalanta responde al nombre de Antonio Percassi y el Fernando Roig Negueroles, su hijo, al de Luca Percassi, hoy presidente ejecutivo.
La familia Percassi, de futbolistas a propietarios
Nada sería igual actualmente en la Atalanta sin la familia Percassi. Los dos, padre e hijo, Antonio y Luca, fueron jugadores del club y ahora un nieto, Giovanni, ya juega en el equipo Sub-17. El gran patriarca, ahora 71 años, debutó en el primer equipo con 17. Jugó de central desde 1971 a 1977. Un total de 133 partidos, solo seis de ellos en Primera. Entró en una extraña operación de traspaso con el Cesena y allí solo apareció en dos partidos, tomando la decisión de retirarse con 25 años. Confiesa que tuvo una revelación. "Vi una larga cola delante de los nuevos almacenes de la Benetton en Milan y decidí invertir todos mis ahorros ganados con el fútbol en mis propios negocios". Comenzó con la marca de cosméticos Kiko y acabo con un gran emporio, el holding Odissea.
El fútbol continuó siendo su otra gran pasión y, ya bien posicionado como hombre negocios, compró el club de corazón en 1990 para vendérselo en 1994 a la familia Ruggeri tras descender a Serie B. Lo recuperó en 2010 y en 2022 vendió por una cantidad aproximada de 400 millones de euros el 55 por ciento de las acciones a Stephen Pagliuca, copropietario de los Boston Celtics de la NBA y del fondo de inversión Bain Capital. La familia Percassi se quedó con el otro 45 por ciento y su hijo Luca, de 44 años, pasó a ser el director ejecutivo del club. Luca también ha sido futbolista. De los juveniles dio el salto al Chelsea con 17 años, pero en el equipo londinense, temporada 98-99, solo jugó dos partidos. Uno de la Copa (Nottingham Forest) y otro de la la Copa de la Liga contra el Arsenal de Wenger en el viejo Highbury (0-5). Vialli era el entrenador blue. Volvió a Italia para jugar en el Monza, Spezia, en dos etapas, Alzaro 1909 y se retiró en 2004 con 24 años.
La sociedad italo-estadounidense está resultando exitosa. Hay un bien común, el club. La experiencia de los Boston Celtics se traslada y se adapta en la gestión económica y deportiva. "Atalanta y Boston Celtics comparten los mismos valores deportivos: espíritu de equipo y un vínculo único con sus aficionados. Creemos que la familia Percassi ha construido unos cimientos muy sólidos sobre los que trabajar juntos para un fortalecimiento global de la marca, con el objetivo de fomentar una mayor diversificación y un crecimiento de los ingresos, permitiendo que el club sea cada vez más competitivo a escala italiana e internacional" dijo Pagliuca, de origen italiano, cuando se firmó el acuerdo. Se está cumpliendo.
Una fábrica de 'formar' y vender futbolistas
En Italia, hasta esta última década en la que compite entre los mejores, como también lo está haciendo en las competiciones europeas, la Atalanta era un club reconocido por su cuidado de la cantera y por saber exportar a buen precio a sus mejores talentos a los grandes clubes de Italia. La historia venía de largo. Desde la década de los 70 con la llegada de la familia Bortolotti, padre e hijo, a la presidencia del club. Percassi pisó sus huellas y fichó del Como a Mino Favini, responsable del sector juvenil desde los 90 hasta la temporada 2014-15 y que tenía un gran prestigio en todo el país. Se le consideraba el descubridor de jugadores como Zambrotta, Montolivo, Pazzini, Kessié, Bonaventura, Andrea Conti, Borgonovo...
Pero la nómina de futbolistas que salió del Centro Deportivo Bortolotti, en Zingonia, a las afueras de la ciudad, hoy con 120.000 metros cuadrados de campos, es mucho más amplia. En el siglo pasado y en el presente. Sus grandes exponentes son Angelo Dominghini, que hizo gran carrera en el Inter campeón de Europa, pero antes de volar a Milan fue el autor de los tres goles de la final de Copa de 1963, único título del club hasta la Europa League de la temporada pasada; Gaetano Scirea, el gran líbero de la Juventus y de la selección italiana campeón del mundo en el 82 que formó tándem en el centro de la zaga con el actual presidente, Percassi, y falleció en un accidente de coche (1989); Roberto Donadoni dejó el club con más de 100 partidos en sus piernas para fichar por el Milan, donde estuvo 12 años; Filippo Inzaghi fue máximo goleador de la Serie A, 24 goles, con el Atalanta en el curso 96-97, lo que le valió el salto a la Juventus; Antonio Cabrini, otro campeón del mundo con la squadra azzurra en el Mundial de España 82, dio también el salto desde la Dea a la Juventus en 1976...
Sin olvidar a los Bellini, One club man con 431 partidos; Giuseppe Meazza, Tacchinardi, Milani, Albertini, Vieri, Alemao, Caniggia... que, en un momento u otro de su carrera, se vistieron de neroazzurro. A nivel de entrenadores, además de Gasperini, el técnico más influyente de la historia del club, por su banquillo pasaron Marcello Lippi, Conte, Prandelli, Mondónico...
El Favini del siglo XXI ha sido Giovanni Sartori. Otro 'iluminado' que caza el talento a su paso. Lo había hecho en el Chievo Verona con anterioridad conduciéndolo a Europa y lo hizo en la Atalanta entre 2014 y 2022. Solo su mala relación con el técnico, Gasperini, le impidió continuar en la entidad. Ni se hablaban. Aseguran que el entrenador no le dejaba entrar en el vestuario y que él no disimulaba tampoco el enfrentamiento. De su mano, y de la del técnico, obvio, surgió el gran equipo que alcanzó Europa y hoy se mantiene en la elite con una plantilla totalmente renovada... Sartori se fue al Bologna y el equipo esta temporada rossoblu está jugando la Champions después de 60 años sin hacerlo.
El gran mérito del actual Atalanta es que vende futbolistas y no deja de ser consecutivo. Se reinventa al minuto. Un ejemplo se ha dado esta misma temporada con la lesión de Scamacca, el hombre destinado a ser el gran goleador del equipo. Se lesionó al principio de temporada y a los dos días ya tenía su sustituto, el argentino Retegui... que ahora es el máximo goleador del campeonato con 12 goles. En las últimas temporadas, el club ha vendido bien y caro. Recordemos traspasos de más de 20 millones de euros. Esta misma temporada Koopmeiners a la Juventus por 55. Le había costado 14 en 2021. Atrás quedan los 74 de Hojlund y los 22 de Diallo al Manchester United; los 52 de Romero al Tottenham; los 39 de Kulusevski a la Juventus; los 32 de Kessié y los 24 de Andrea Conti al Milan: los 32 de Bastoni, los 27 de Gosens y los 20 de Gagliardini al Inter; los 24 de Mancini y los 22 de Tristante al Roma...
'Mola Mia', una ciudad volcada con la 'Dea'
Bérgamo, con 120.000 habitantes, recordemos, el epicentro de la COVID, la primera ciudad y provincia más atacada por la pandemia, vive ahora entregada a su club de toda la vida. Reconocida en toda Italia como la Dea (la diosa), el nombre de Atalanta pretende recordar a una heroína de la mitología griega. La identificación de la ciudad con el club es infinita. Allí no dicen 'vamos al estadio', dicen 'vamos a Atalanta'. Reconocida históricamente como la ciudad de la Iglesia por sus profundas raíces católicas, los bares nocturnos, discotecas incluidas, están mal vistos y no proliferan. La propiedad de su periódico local, el Eco, es mayoritaria de la Curia de Bérgamo y está siempre muy cercana a las tesis eclisiásticas. Ahora, sin embargo, el gran estandarte de la ciudad y de la provincia es el club y se resume en una frase que se ha convertido en un himno: "Mola mia. Non mollare mai" (No te rindas nunca). Un homenaje a la fortaleza y el coraje con el que se identifica al pueblo bergamasco históricamente. Un pueblo silencioso, duro, trabajador, un pueblo de albañiles que ha construido gran parte de los barrios del Milán.
La vida del club, fundado en 1907, es un variopinto cuadro en el que no han faltado los escándalos. Allá por 1958 se descendió al equipo porque había, supuestamente, comprado a un defensa del rival, el Padova. Lo más curioso fue que la denuncia que permitió conocer lo sucedido surgió de la mujer del futbolista tocado, que quiso vengarse de él de esta manera. En 2011, año del ascenso, la Federación sancionó al club con seis puntos de castigo por la participación del capitán del equipo en una red de compraventa de encuentros. A éste se le suspendió con tres años y medio por pertenecer a la citada red. En el otro lado del cuadro, hay que destacar por encima de todo, su apuesta por la cantera. Siempre tuvo al Ajax como espejo, aunque también Lezama y la manera de trabajar en la cantera del Athletic ha estado entre sus modelos a seguir.