Iago Falqué rompe su silencio tras el tiroteo: "Si mi hijo hubiera ido detrás, no estaríamos hablando de un susto"

La vida del futbolista gallego Iago Falqué (33 años) pegó un vuelco el pasado 19 de agosto. Mientras se entrenaba en la ciudad deportiva del América de Cali, con su chófer esperándole en las inmediaciones, su vehículo recibió tres impactos de bala en la desocupada parte trasera. La Policía colombiana ha determinado que se trató de un intento de robo con violencia. "Sé que le petaron en la ventanilla, que el conductor no abrió, que intentó acelerar y que el tipo (el ladrón) se puso nervioso", asegura Iago en conversación por videollamada con Relevo.

Es la primera vez que habla públicamente después de lo ocurrido y aclara que, superado el "shock", ha conseguido tranquilizarse. El incidente no dejó heridos, pero sí un enorme susto que ha llevado a Falqué a rescindir su contrato con el club sudamericano, donde era un ídolo, y regresar a España de inmediato.

Su carrera, plagada de aventuras y experiencias en Barça, Juve, Roma, Tottenham, Rayo, Villarreal o Torino, permanece ahora en stand by... con el consuelo de celebrar que no hayan existido daños personales: "Podría haber ido mi hijo atrás. Si eso hubiera sido así, no estaríamos hablando de un susto. Es lo que más valoro".

Antes de nada… ¿cómo estás?

Bien, dentro de lo que cabe. Fue una situación complicada y me llevé un susto muy grande, aunque yo no fuese en el coche. Ha tenido mucha repercusión. La primera noche estuve un poquito más nervioso, pero poco a poco he logrado relajarme.

Has jugado casi dos años en Colombia. ¿Alguna vez habías tenido problemas de seguridad?

Sólo una vez, en un restaurante. Eran las 23:00. Mi padre salió a fumar, le acompañé, escuchamos unos disparos y vimos a un coche persiguiendo una moto. Fue lo único. Allí no tienes que vivir con miedo, pero sí guardar más cuidado: a ciertas horas de la noche es preferible no salir, si bajas a cenar es mejor que sea cerca de casa y no en la otra parte de la ciudad… Son medidas de precaución. Lo que ocurrió el otro día fue un tema puntual, no significa que ahora no se pueda ir a Cali. Allí he estado superfeliz y he tenido dos años buenísimos a nivel personal y futbolístico. En España damos la seguridad por descontada y no estamos acostumbrados a eso, pero sólo hay que tener un cierto cuidado y estar en sitios cercanos a casa, no salir tanto.

¿El club te dio esas recomendaciones cuando te fichó?

Sí. Me pusieron un conductor colombiano. Él me llevaba a todos lados y me aconsejaba. Al principio nunca te pasa nada. El problema suele llegar cuando le pierdes el miedo a la ciudad, cuando piensas que ya la conoces y que ya controlas. Si tomas las precauciones adecuadas, normalmente no ocurren estas cosas. Este último incidente, que la Policía calificó como un intento de robo por las cámaras y por cómo se dio, no pasa muy a menudo. Tuve la mala suerte de que me ocurriese a mí, o en este caso a mi chófer.

¿En qué momento te enteras de que tu coche ha sido tiroteado?

Yo estaba dentro de la ciudad deportiva, en el gimnasio, y se escucharon como tres disparos. Parecían tiros, pero podían ser un fuego, unos petardos o cualquier otra cosa. No se distinguió muy bien. Cuando vinieron a avisarme de que le habían disparado a la parte de atrás de mi coche... me asusté. Lo primero que quería saber era que mi conductor estaba bien. Aunque yo siempre iba en la parte de delante, al fin y al cabo es tu coche y te asustas, pero estoy tranquilo porque allí la afición me quería mucho y era muy respetado. Fue algo casual.

¿El conductor te estaba esperando para recogerte a la salida del entrenamiento, no?

Exacto. Como yo iba a tardar un poquito más de lo normal, en el tiempo de espera fue a echar gasolina. En 15 minutos se volvía. Parece que lo siguieron desde la gasolinera, pero no se sabe muy bien. Allí el tema de los robos es un poco más común... aunque no tan agresivos.

¿El coche era de tu propiedad? ¿Llamaba la atención?

No, no, no te creas. Allí no es como aquí, no hay coches de gama alta. El que más se utiliza es un Toyota, un Mazda. Intentar llamar poco la atención es más prudente que ir muy ostentoso.

¿Después robaron en el vehículo?

No. Se marcharon. No sé muy bien cómo fue la historia, porque me quedé un poquito en shock. Sé que petaron en la ventanilla, que el conductor no abrió, que intentó acelerar y que el tipo (el asaltante) se puso nervioso. Eso es lo que pasó, supuestamente.

¿Cuál fue tu primera reacción cuando te lo comunicaron?

Te preocupas, porque mi hijo podría haber estado en el coche. Tiene dos años y, si hubiera ido detrás, no estaríamos hablando de un susto, sino de algo mucho más grave. Eso es lo que más valoro. Si hubiera estado solo y no tuviera mujer e hijo seguramente me hubiera quedado en Colombia pese a todo, hubiera vivido con más cuidado o me hubiera cogido un coche blindado, pero privar de libertad al niño… Llegó un punto en el que me lo planteé, pero creí que no era lo adecuado para que él creciera y para la tranquilidad de mi familia.

¿Qué hiciste en las horas posteriores? ¿Te encerraste en casa?

La Policía me lo aconsejó. Cuando descartaron todas las hipótesis, investigaron y dijeron que era un robo, me marché de Cali por la presión de mi familia. Querían que me fuese de allí. Estuve unos días en Miami para aclararme y ver qué era lo mejor, lo que quería y lo que no. En frío, junto a mi mujer, decidimos que me volviera a España.

¿Te costó tomar la decisión?

Al principio sí tenía claro lo que hacer: volver. Después, poco a poco, me fue dando un poco más de tristeza. Yo allí estaba muy contento, adaptado, la gente me quería mucho y tenía una gran relación con el club. Mi contrato se acababa en diciembre, pero seguramente hubiese renovado y continuado allí. Esa era mi idea y la del América. Lo pensé, lo valoré… y finalmente decidí que ante todo está la seguridad. Tocaba venirse.

¿El club intentó convencerte para que te quedases?

Sí. Me dieron todo el tiempo necesario para que decidiese. Han sido muy comprensivos. Saben que soy europeo y que estamos acostumbrados a otro tipo de cosas. Siempre me han apoyado mucho, me han ayudado y me han facilitado las cosas. En los peores momentos me dieron confianza y apostaron por mí; en los buenos, también. Ellos querían que me quedara, me lo dijeron, pero entendían la situación que estábamos viviendo tanto mi familia como yo. Garantizar la seguridad es muy complicado. Fue una decisión mía.

Imagino que habrás recibido cientos de mensajes y llamadas estos días...

Al día siguiente, cuando me levanté... imagínate. La gente ve la noticia y se queda muy impactada. Se tiene una imagen de Cali equivocada. Allí se vive bien, se está bien; hacía muchísimos años que esto no le pasaba a ningún jugador de ningún equipo en Colombia. Ha sido mala suerte. Con la percepción que se tiene de allí y al enterarse de un episodio así, me escribió muchísima gente muy asustada.

¿Este episodio marca el fin de la vida futbolística de Iago Falqué? ¿O todavía piensas en seguir jugando?

Tengo que valorar. Todo esto ha llegado en un momento complicado, cuando vuelvo de una fractura de tibia que me había tenido varios meses parado. Así los equipos tienen más miedo, son un poco más observadores. Tendría que valorar, dependiendo de si hay algo que realmente me ilusiona y si encuentro algo que me motive. Dependerá básicamente de eso. Cuando estabas tan cómodo en un sitio, encontrar algo que te ilusione de esa manera no es fácil.

¿Tendría que ser en España o estás abierto a volver a marcharte?

No, estoy abierto. Llevo toda la vida de un lado para otro. Pero, si te soy sincero, todavía no he pensado mucho en eso. Después de todo, del shock y de la rescisión… quiero pensar y ver cómo me encuentro. También tengo otros proyectos en mente.

¿Cuáles son esos proyectos?

Tengo la ilusión de tener un equipo propio de fútbol. Son cosas siempre relacionadas con el deporte, pero son proyectos que están ahí… e igual me decanto más por ese camino. Veremos. De entrenador no me veo, quizá más en la parte dirigencial.

En tu comunicado de despedida dijiste que el América de Cali era el sitio donde más habías disfrutado jugando al fútbol, a pesar de que en el Torino eres leyenda. ¿Por qué?

(Piensa). Hay que vivirlo para entenderlo. Es por la pasión que tiene esa gente por su equipo. Para ellos es prácticamente la vida. Eso lo percibí. En España o en Italia tú quieres mucho a tu equipo, pero hay otras cosas que son primarias; allí, lo que sentía es que lo primero en la vida de la gente es ir a ver al América. Yo venía de un período difícil, de un año complicado en el Benevento, y allí recuperé las ganas y la ilusión de jugar. Tuve momentos muy muy buenos. Lo sentí así. Cuando llegas a una cierta edad, uno también disfruta de otra forma. Cuando eres joven tienes más ambición, buscas otras cosas, eres más inconformista; yo, a mis 33 años, estaba disfrutando como cuando uno empieza en esto. Tienes esa pasión, después se convierte en un trabajo. Yo estaba en ese punto de mi carrera de disfrutar mucho de lo que hacía.

El presidente del América ha dicho que tenía atado a un central español y que el jugador ha renunciado después de ver lo ocurrido contigo...

Es entendible… Cuando me llamaron del América, he de reconocer que al principio también me dio un poco de respeto. Cuando llegué allí me di cuenta de que había tomado una gran decisión. La noticia está muy fresca y a la familia le entra el miedo. Espero que el América no salga perjudicado de esto, porque mi idea siempre fue ayudar a que al club se le conociese más en Europa y que los europeos le perdiesen el miedo a irse.

¿Cuál ha sido el mensaje más especial que has recibido en los últimos días?

He recibido muchos muy bonitos, de gente que sabía que estaba ahí y a la que le tengo mucho cariño. Quizá me quedaría con uno del capitán del América, Adrián Ramos (ex de Dortmund o Granada). Me escribió y me dijo que tenía en él a un amigo para toda la vida. El fútbol se acaba, para mí y para todos, pero las relaciones y dejar una buena imagen es lo más importante. He sido un privilegiado por haber vivido tantas experiencias. He cambiado mucho, seguramente por mi carácter, por mi inconformismo. Con él tiempo vas aprendiendo. Seguramente en algún sitio podría haber tenido un poco más de paciencia, pero se va aprendiendo a base de golpes. Este ha sido uno más, pero ya todo ha quedado atrás.