Ancelotti pone a Bellingham donde Del Bosque ponía a Zidane

Bellingham a lo Zidane. Ancelotti a lo Del Bosque. No es mal recurso. Ni mala ocurrencia. Todo lo contrario. El inglés, escorado a la banda izquierda como punto de partida, como el francés lo hacía en sus buenos tiempos. No es un posicionamiento fijo. Todo lo contrario. Es un punto de salida para moverse por todo el frente de ataque y llegar al área con la claridad que lo hace. Si ya en anteriores partidos, cuando el '5' conduce el balón, levanta la cabeza, tira de zancada y ejecuta esos movimientos de bailarín del Bolshói, Bellingham nos recordaba bastante a Zidane, en el Diego Armando Maradona la similitud fue mayor porque repitió más que nunca sus movimientos y ocupó la misma zona de influencia.
En medio del partido, tras la conducción del inglés made in ZZ y el remate made in CR que significó el segundo tanto madridista, octavo de su cuenta en nueve partidos, tuve la tentación de poner un mensaje a Vicente del Bosque, consciente de que estaba viendo el partido con atención y aun a sabiendas que anda (bueno, andar no anda) un tanto renqueante por su paso por talleres y por tener que paliar los dolores propios de la intervención de rodilla con antibióticos y antiinflamatorios. Era cuestión de saber, sin molestar, si para él, este inglés de Carlo también le recuerda a su francés.
Sí. También a don Vicente le parece que ambos jugadores tienen bastantes cualidades futbolísticas en común. Abusando de la confianza, me atrevo a publicar su respuesta. "Zidane defensivamente tenía unas mínimas obligaciones que se repartía con Raúl. Ofensivamente tenía libertad para encontrar las zonas donde más daño podía hacer al contrario. Se trataba también de aprovechar las entradas de Roberto Carlos por la banda. Recuerdo que a Zizou muchas veces le decía que no se preocupara cuando se fuera de la banda, que con el brasileño jugábamos con uno más y que para eso estaba".
Pues eso. Que Bellingham hace lo de Zidane. Diagonales. Entradas en perpendicular, como la del segundo gol, apoyos en corto, pases en largo, cambios de orientación. En definitiva todo lo que necesita su equipo en cada momento del juego. El Real Madrid más italiano, ocho victorias en las últimas ocho visitas, sufrió para ganar en Nápoles, pero ganó. Diez partidos oficiales después de comenzar la temporada, ocho de Liga y dos de Champions, Carlo Ancelotti continúa dando puntadas a su once titular y a las posiciones de sus jugadores en busca de la excelencia.
Tras el medio zafarrancho general de Girona, pequeños retoques en el Diego Armando Maradona, viejo San Paolo. Es evidente la importancia que el técnico concede al posicionamiento de Bellingham dentro del colectivo. Después de su prueba como media punta, o lo que es lo mismo como vértice superior del rombo, Carlo ahora apuesta por un inglés que arranca desde la izquierda para moverse después por donde le dé la gana. El rombo del centro del campo parece haber pasado a mejor vida. Vinicius fue más segundo delantero que extremo y, como en Girona, un notable Kroos volvió a juntarse a Tchouameni tanto como éste a los dos centrales y todos juntos fueron de lo mejor del partido.
Un buen Madrid. Sin presumir, pero serio, concentrado, con oficio. Cada uno a lo suyo. Se notaba que era un partido de Champions. Tanto que a Ancelotti no le importó acabar el partido con cinco centrocampistas y pidiendo la hora. Todo lo que tenían que hacer ya lo habían hecho. Y, de paso, durante noventa y tantos minutos, a Vicente del Bosque se le pasaron los dolores. Tenía sus razones. Una, que Bellingham tiene un bastante de Zidane y Zizou para él era un superdotado técnica y físicamente.