Alberto Ruiz, la sensación del Real Madrid que va a entrenar en Ave
El mediapunta, MVP y máximo goleador del torneo, ha sido uno de los jugadores más destacados del torneo de alevines.
Alberto Ruiz - Santa Quiteria Intallaque ha sido una de las grandes sensaciones de LaLiga Promises. Por cómo se mueve en el campo, su visión de juego, su forma de regatear... pocos dirían que el mediapunta del Real Madrid, que fue nombrado MVP y máximo goleador del torneo tras ganar la final al Barça por 0-2, tiene sólo 12 años. "El niño es un espectáculo", coinciden varios padres de equipos rivales en la grada. Durante la celebración con sus compañeros, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez habló con él por teléfono para felicitarle. Y es que sus nueve goles no son lo único que hacen diferente a un futbolista que, acompañado de su padre, se coge todas las semanas un AVE para ir a entrenar a Valdebebas. Cuando muchos chicos de su edad están metiéndose a la cama, Alberto vuelve a casa.
Natural de La Solana (Ciudad Real), el día a día de Alberto Ruiz se aleja de la realidad de la del resto de sus compañeros. Mientras que la mayoría de canteranos del club blanco hacen vida en Valdebebas, el dorsal número 10 sigue, desde hace años, la misma rutina. Desde La Solana, un pueblo de 15.300 habitantes, su padre, el exfutbolista Manolo Sancho, conduce dos días a la semana hasta Ciudad Real. Tras 40 minutos en coche cogen el AVE con destino Madrid Puerta de Atocha y una vez en la conocida estación madrileña les toca poner rumbo a la Ciudad Deportiva del Real Madrid.
Una ruta peculiar de cuatro horas (dos de ida y dos de vuelta) y que siguen casi a diario desde 2019. A ello hay que sumar además el viaje de los sábados, día de partido y que realizan directamente en coche desde La Solana.
Su presentación en Valdebebas y la petición de su padre
Tenía sólo ocho años cuando el Real Madrid llamó a su puerta. Una prueba en Valdebebas, cuando todavía era jugador del Atlético Puertollano, hizo que el club blanco le reclutara para su cantera. Lo que en un principio iba a ser una simple experiencia con un viaje de vuelta se convirtió en un sueño con muchos kilómetros de por medio.
Porque el Madrid no pondría impedimento y Alberto, como cualquier chico de su edad, siguió con su vida en el pueblo a la vez que evolucionaba en el Benjamín blanco. Rodeado de sus amigos, el niño que por las mañanas era uno más en clase fue creciendo futbolísticamente ayudado también por los consejos de su padre, que llegó a jugar en Segunda B con el Tomelloso y que fue su primer técnico en La Solana.
Manolo, que vio algo especial en su hijo, lo apostó todo por él y aparcó sus labores de entrenador para dedicarse plenamente a su desarrollo. No le importó el sacrificio y las rutas en AVE, además de para hacer los deberes, se convirtieron en un espacio en el que padre e hijo intercambian, desde hace años, confidencias e impresiones.
Con una proyección con margen de mejora, en el Madrid valoran mucho a un jugador que además de por su juego, destaca por ser buen compañero. Así se lo han inculcado desde pequeño una familia que prefiere que siga alejado de los focos y creciendo sin redes sociales. Porque aunque avanza a pasos agigantados, de momento Alberto seguirá siendo un chico normal de La Solana que seguirá cogiendo ese AVE hasta Valdebebas.