FÚTBOL

El árbitro agredido en Ceuta rompe su silencio: "Mi familia no quiere que siga pitando"

Antonio Pozo habla con Relevo tras sufrir una agresión de un grupo de jugadores del CD Polilla. "No voy a sentir miedo cuando vuelva a saltar a un campo".

Antonio Pozo dirigiendo un partido esta temporada /Pakito Arrebola
Antonio Pozo dirigiendo un partido esta temporada Pakito Arrebola
Isabel Pacheco

Isabel Pacheco

A Antonio Pozo le va a costar olvidar lo que vivió el sábado de camino a casa. "Sentía que me estaban esperando", confiesa el colegiado en una conversación con Relevo. Tras dirigir el encuentro de División de Honor Juvenil entre el CD Polillas Ceuta y el Calavera, el árbitro fue víctima de una agresión a manos de cuatro jugadores del equipo local y del padre de uno de ellos. "Más que miedo sentí vergüenza de que esto tenga que pasarme en un campo de fútbol. Hacer algo que te gusta y que te increpen de esa manera... Es vergüenza y decirte a ti mismo: '¿Merece la pena el arbitraje?", cuenta.

"Mi familia no quiere que siga pitando aquí"

 

Porque al ceutí, que este lunes recibió en su ciudad natal la visita del presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, y del presidente del Comité Técnico de Árbitros, Luis Medina Cantalejo, no es la primera vez que le pasa: "No se lo deseo a nadie".

«Vivo a 600 metros y puedo ir caminando a casa»

"Te voy a esperar fuera, hijo de puta". Esas palabras, recogidas en un anexo al acta arbitral del CD Polillas Ceuta - Calavera, pusieron en alerta al colegiado. "Cuando terminó el partido expulsé a un jugador del equipo local por dirigirse hacia mí de una manera que no debería dirigirse hacia un árbitro o a cualquier persona que imparta justicia en el campo. Se lo tomó como algo personal, como que yo tenía un continuo seguimiento hacia él desde la temporada anterior. Cuando llegamos a la zona de los vestuarios, él y su progenitor empezaron a increparme. Tomé el protocolo de cerrar el vestuario y llamé a la Policía Local", recuerda.

Calmados los ánimos y pensando que el clima estaba "más relajado", Antonio le comunicó a los agentes que podían marcharse. "Vivo a 600 metros del campo y puedo ir tranquilamente caminando a casa'", les dijo. Lo que no sabía el colegiado es que la pesadilla estaba a punto de empezar.

 "Mientras iba a la zona donde el delegado federativo y el miembro de la federación tenían aparcado el coche, sentí que me estaban esperando. Me sentí un poco inseguro y decidimos que el delegado federativo me llevara a casa en su coche. Y ya pasó lo que tenía que pasar", rememora.

"Sentía que me estaban esperando"

Debido a que el tema está judicializado, Antonio prefiere no describir lo sucedido. Recogemos entonces lo que el colegiado adjuntó en el acta del encuentro: "Encontrándome dentro del vehículo donde me desplazaba hacia mi domicilio, escucho una voz que dice: "Ahora", saliendo del callejón un vehículo de color gris que nos corta el avance, bajándose del vehículo 4 acompañantes y el conductor que identifico como el padre de dicho jugador expulsado anteriormente y los jugadores del equipo Polillas Ceuta que identifico claramente (…). Se baja mi acompañante para poder calmar a dicha persona y jugadores, salgo del vehículo para intentar abandonar la zona y el jugador X me agarra y me retiene. Él y los jugadores arriba mencionados y el padre del jugador X se abalanzan sobre mí y me propinan puñetazos, patadas llegándome a tirar al suelo, teniendo que intervenir vecinos de la zona y los dos acompañantes que me acompañaban en todo momento, para poder abandonar la zona".

Su familia quiere que deje el arbitraje

Un moratón en el labio inferior, rajas en la parte superior y contusiones en la espalda fueron el resultado de aquellos golpes en el cuerpo de un Antonio que, tras lo sucedido, acudió al hospital. Su preocupación, pese a todo, no estaban en los dolores: "Esa noche me la pegué entera dándole vueltas a ver si se lo decía a mis familiares o no. No sabía que iba a tener tanta repercusión y se lo tuve que comentar a mis seres queridos y a mi pareja. Fue un poco complicado. Mi familia no quiere que siga pitando. Me ha pasado dos veces y me he librado de un gran golpe. No sé si algún día pasará otra vez o no. Dios quiera que no".

Pregunta: ¿Y por qué ocurren tantos episodios de agresión hacia los árbitros en Ceuta?

"Sinceramente, no sé si será por un tema de nosotros, los árbitros, o no sé qué pasa. En marzo a un compañero también le intentaron agredir. No sé si será algo de los clubes, si es culpa nuestra… Te pones a pensar y no sabes de qué puede tratarse. Nos ponemos a hablar entre nosotros y es que no lo sabemos".

Su pasión por el silbato y la visita de Rubiales

A sus 29 años, Antonio lleva ya cinco inmerso en el mundo del arbitraje. "Merece la pena. Es un mundo muy bonito y me compensa", dice quien pese a haber sufrido ya dos episodios violentos, el primero la temporada pasada, no se plantea colgar el silbato. "No voy a sentir miedo cuando vuelva a saltar a un campo de fútbol. Soy cabezón y voy a seguir". Pese a la entereza que hoy muestra, los dos primeros días no fueron fáciles: "El domingo fue el día más duro. Tenía muchos dolores y ahí es cuando más vueltas le di a la cabeza. Ahora estoy más animado, aunque no estoy saliendo mucho, prefiero quedarme en casa y salir sólo para comprar".

Luis Rubiales, Antonio Pozo y Medina Cantalejo, este lunes en Ceuta  RFEF
Luis Rubiales, Antonio Pozo y Medina Cantalejo, este lunes en Ceuta RFEF

Este lunes, para su sorpresa, recibió la visita de Luis Rubiales y de Medina Cantalejo. "Me impresionó mucho que vinieran a verme a Ceuta. Me transmitieron su apoyo y que sí es lo que me gusta que siga adelante", cuenta. Llamadas, mensajes y más llamadas, Antonio no se ha sentido sólo. Apoyado en todo momento por la Real Federación de Fútbol de Ceuta, hubo una llamada que le emocionó especialmente: "Fue la del entrenador del Calavera. Las palabras que tuvo conmigo. Que no me quitaran la ganas ni la ilusión de avanzar. Da alegría que la gente reconozca tu trabajo. Es lo que me hace seguir".

"El arbitraje es bonito"

"Defender la figura del arbitraje la veo mal por todas las noticias que están saliendo (caso Negreira). Pero el arbitro es una persona humana y nos equivocamos. No somos robots. No debería de llegarse a ese extremo. Sería lo último que tendría que pasar en la vida". Pensando en recuperarse, Antonio no podrá estar este fin de semana en un terreno de juego. Ahora tiene que esperar a la resolución del juicio. "A un chaval que ahora tenga dudas le diría que se meta en el mundo del arbitraje. No todo es violencia. Que no tenga ningún miedo". Y pide un deseo: "ojalá esto sea un punto de inflexión".