OPINIÓN

Se acabó lo que se daba... y a este Real Madrid no le daba para ganar al Barça

El Barça celebra uno de los goles de Raphinha. /REUTERS
El Barça celebra uno de los goles de Raphinha. REUTERS

Pleno del Barça. Cuatro Clásicos de cuatro. 16 goles a favor. Inapelable. Este Barça, futbolísticamente, es muy superior al Real Madrid y lo ha demostrada cada vez que se han medido frente a frente. Se pueden buscar y encontrar otras razones, pero la principal no es otra. Los de Flick, a pesar de sus carencias defensivas que tendrá que mejorar irremediablemente, arrollan con sus virtudes ofensivas. Lo saben. Y por eso no cambian.

La teoría del técnico alemán es la de Johan Cruyff: marcar un gol más que el contrario. Los azulgranas, hoy por hoy, son conscientes de que con sus señas de identidad: ataque constante, presión alta, recuperación inmediata, ocupación del campo contraria con siete y ocho jugadores... les da para ganar a la mayoría de sus rivales. Hasta el punto de estar convencidos de que lo del Inter y la Champions fue un accidente, pero, posiblemente, no lo fuera y fue provocado por su propia ambición y la falta de experiencia de algunos de sus hombres.

Flick y la capacidad de reponerse. LaLiga

Enfrente del ya casi campeón se vio un Real Madrid que acaba la temporada como la empezó. Dubitativo. Titubeante. Maltratado por las lesiones, es verdad, pero también magullado por su irregularidad, por su falta de continuidad en el juego. Por sus altos y sus bajos. También, como el Barça, sus defectos se asoman en el balance defensivo, pero, para su desgracia, no tiene la capacidad de crear juego que tiene su eterno rival. En MontjuÏc, se acabó lo que se daba... y es evidente que a este Madrid no le daba para ganar al Barca... ni a muchos otros. Escribimos de 14 derrotas en los 59 partidos disputados.

Que los de Ancelotti llegaran al último cuarto de hora de encuentro con posibilidades de empatarlo... e incluso de ganarlo -ocasiones tuvieron- era una situación puntual, ficticia, no generada en el hecho de haber controlado el partido y haber sido superior. Se encontró con dos goles que no eran hijos del juego, sino productos de un penalti y de una acción aislada de contraataque. Que lo que estábamos viendo no era algo real se comprobó en los 30 minutos siguientes: dos paradones de Courtois consecutivos a remates de Yamal y Gerard... y cuatro goles y alguno más que pudo llegar.

Con dos goles de ventaja y la posibilidad de subirse al título de Liga, los futbolistas blancos comenzaron a desaparecer del terreno de juego. No uno, ni dos, ni tres... Casi se tarda menos en contar los que mantuvieron el tipo: Courtois, Mbappé y, si acaso, Valverde, castigado a perseguir a Dani Olmo por donde allá se moviera. Nada de Bellingham. Menos de Güler. A Vinicius, solo se le puede imputar el pase del segundo gol. Perdido Ceballos. Inconsistentes los centrales. Contenidos los laterales.... Por todo ello se puede decir que ese equipo tenía mérito de llegar al final cerca de la pomada y tener, incluso, dos mano a mano con Szczesny un gol anulado. En la segunda parte, el Barça podría haber marcado otros cuatro. Ocasiones había tenido para ello, pero fue víctima de su errónea manera de interpretar este juego en determinadas ocasiones... Cuando ganas 4-2 no puedes seguir buscando el quinto con seis y siete jugadores, abandonando a su suerte al resto de compañeros.