MOTOGP

En la barra con Jorge Lorenzo: "El deporte en teoría te hace más saludable y no es el caso de los motoristas: uno va cojo, a mí me falta media falange…"

El tricampeón del mundo recuerda con Enric González el año de su retirada y su nueva vida como inversor y coleccionista.

Enric González, charlando junto a Jorge Lorenzo. /RELEVO
Enric González, charlando junto a Jorge Lorenzo. RELEVO
Enric González

Enric González

Dicen que un hombre sin un plan no llega a ninguna parte. A Jorge Lorenzo (Palma de Mallorca, 1987) nunca le han faltado planes: fue cinco veces campeón del mundo de motociclismo, dos en 250 y tres en MotoGP, y ahora, convertido en un señor bastante millonario y residente en Suiza, aspira a enseñar a la gente cómo ahorrar e invertir.

La conversación, esta vez, se desarrolla en el vestíbulo de un hotel y sin demasiados preámbulos: Lorenzo es un hombre con un plan y atesora cada minuto de su tiempo, porque el tiempo, dice, "es lo único que no puede comprarse". Ha engordado un poco, porque ya no necesita ser un tirillas para que el monstruo de 300 caballos apenas sienta su peso. Y no se sube a una moto ni de broma.

¿En serio?

Tengo una moto eléctrica de mi patrocinador, Vmoto, pero me muevo en coche. Y voy muy tranquilo. Vivo en Suiza y allí las normas de tráfico son estrictas.

¿Le cogiste miedo?

Me costó volver de una lesión muy grave en 2008 y en 2019, cuando me aplasté dos vértebras, decidí que se había acabado. Ahí fue cuando le cogí miedo de verdad. Porque mi moto de entonces, la Honda, era un desastre. Habría acabado matándome.

¿Llevas la cuenta de cuántos huesos te has roto?

Uf, no. Decenas y decenas de huesos rotos y operaciones. Y miles y miles de caídas.

Caídas desde muy pequeño...

Bueno, es que mi padre… Mi padre había querido ser piloto profesional y tenía esa frustración.

Uy, qué peligro tienen los padres frustrados. [El padre, Chicho Lorenzo, es todo un carácter]

Tienen peligro, sí. Pero también es verdad que todo se lo debo a él. Tú no estarías ahora hablando conmigo de no ser por él. De no ser por él, yo sería un tío normal con un trabajo normal. También es verdad que me exigió grandes sacrificios.

¿Cuándo te subiste por primera vez a una moto?

Con tres años. Ya te digo que hubo mucho sacrificio y me jugué la vida desde pequeño. Sólo el 0,5 por ciento de los pilotos que lo intentan llegan a ser profesionales y por tanto debo considerarme afortunado. En mi caso, el sacrificio valió la pena porque pude jubilarme a los 32 años y tener todo el tiempo del mundo. Eso también es un privilegio.

Jorge Lorenzo. Relevo
Jorge Lorenzo. Relevo

Oye, con tres años una criatura apenas anda.

Mi padre es entrenador, empezó conmigo y siguió con otros, niños y adultos. Tiene el récord de enseñar a ir en moto a un niño de un año y once meses, sin ruedines ni nada. Yo empecé con tres, y con tres participé en mi primera carrera.

¿Qué tal te fue?

Quedé el último, jaja, me doblaron todos, porque los otros tenían cinco, siete, hasta diez años. Cuando terminé la carrera le pregunté a mi padre si había ganado, jaja. Eran dos mangas de motocross en una pista adaptada para niños y había tanto barro que en la primera vuelta la rueda no iba y tuve que retirarme. La segunda sí la completé. El último. Eso sí, habíamos practicado tanto las salidas que en cuanto dieron el banderazo arranqué como un tiro y por un momento estuve en cabeza.

"En 2019 habría acabado matándome, le cogí miedo de verdad a la moto"

¿Recuerdas la primera caída?

Ni me acuerdo. Sí de la primera lesión importante: con diez años me fisuré una clavícula.

¿Y esos trompazos no te hacían dudar?

No es lo mismo trabajar como oficinista, o jugar al golf, o al tenis, que practicar un deporte de riesgo. El motociclismo fue, es y será siempre un deporte de riesgo. Vas a más de 300 kilómetros por hora y la única protección es tu propio cuerpo. El mono tiene un grosor de un centímetro, no es nada. Es cierto que se van mejorando los circuitos y las medidas de seguridad, pero, después del toreo, el motociclismo es lo más peligroso que hay. Se hace difícil incluso llamarlo deporte, porque el deporte en teoría te hace más saludable, y no es el caso con los motoristas retirados: uno va cojo, a mí me falta media falange…

Hay que estar un poco loco, ¿no?

Hay gente que dice que estamos locos. Pero no, al contrario. Somos sensatos y sensibles. Porque cuando corres con una moto de 500 centímetros cúbicos, la diferencia entre caerte o no caerte está en medio centímetro de inclinación, en dar o no un punto más de gas, en dar o no un toque al freno… Somos conscientes del peligro en cada momento. Si de verdad estuviéramos locos, nos mataríamos en la segunda curva.

Enric González escucha una de las respuestas de Jorge Lorenzo. Relevo
Enric González escucha una de las respuestas de Jorge Lorenzo. Relevo

Tú tenías fama de ser muy bueno mejorando motos.

Siempre he sido muy sensible a la máquina. Mi padre tenía una pista de alquiler de karts y motos en Mallorca, con diez karts y 15 motos. Yo probaba todas las motos. Como había clientes que se caían, una tenía el manillar torcido, otra el freno bajo, y yo tenía que adaptarme rápidamente a cada una para ir con todas igual de rápido. Así aprendí a notar los pequeños detalles.

¿Cuál ha sido la moto que mejor ha respondido a tu sensibilidad?

Monté la Yamaha durante nueve años. La probé por primera vez, en secreto, en 2007, en un circuito privado de Almería. Yo tenía 20 años. Enseguida comprendí que aunque no habían fabricado la moto para mí, era mi moto. En mis tres primeras carreras como debutante en MotoGP hice tres podios, y la tercera la gané. Todo fue perfecto.

Entiendo que con la última, la Honda, no había nada que hacer.

Siempre he necesitado sentir confianza en la moto, en la rueda delantera, y en esa moto la horquilla era como mantequilla. A la que forzabas un poco, la perdías y te pegabas una leche. Me lesioné por eso, porque esa moto era incomprensible. De hecho, Marc Márquez tuvo que cambiar de equipo. Era el mejor, pero no podía ganar con Honda.

"Antes, los pilotos fumaban y ni se acercaban al gimnasio. Ahora son atletas"

No sería por falta de experiencia de Honda.

Honda es, de lejos, la marca que más motos vende en el mundo. Y es la que tiene más dinero. Pero eso no garantiza la mejor moto de competición. Cuando Honda intentó introducirse en la Fórmula 1, hace diez o 15 años, sus coches terminaban los últimos. Lo importante son las personas. Si no son las mejores, si el jefe no ejecuta correctamente el plan, no hay resultados.

Para ti, ¿quién ha sido el mejor piloto?

Giacomo Agostini consiguió 13 mundiales. No hay quien iguale eso. Algunas carreras las ganaba con un minuto de diferencia y eso hoy es imposible. Ahora, el último queda a menos de 30 segundos del primero. Todo está más igualado. Hay más exigencia. Antes, los pilotos fumaban y ni se acercaban al gimnasio. Ahora son atletas. El piloto que más me ha influido a mí, y el que más hizo crecer la competición a nivel mediático, es Valentino Rossi. Todos sus rivales estamos en deuda con él. Es el Michael Jordan de las motos.

¿Cuántas horas entrenabas?

Soy muy obsesivo, muy perfeccionista. Me costaba encontrar un equilibrio entre el sacrificio y la felicidad. Recuerdo que 2019 consistió en entrenar, comer y dormir. Haciendo las cosas así, al final la vida no tiene sentido.

¿Cuánto tiempo pensaste en si debías retirarte o no?

En realidad, un segundo. Yo estaba pensando que, hostia, igual que hice con la Derbi 125, con la Yamaha y con la Ducati, tenía que ganar al menos un gran premio con la Honda. Entonces me caí en Assen y al levantarme noté que algo no iba bien en mi columna vertebral. En ese momento, en un segundo, decidí retirarme.

Jorge Lorenzo durante un momento de la entrevista. Relevo
Jorge Lorenzo durante un momento de la entrevista. Relevo

Efectivamente, la columna no iba bien...

Dos vértebras aplastadas. Llevé un corsé durante tres meses. Luego volví para ver si mejoraban las sensaciones, pero le había cogido miedo a la moto e iba lento, lentísimo. En Silverstone quedé a tres segundos del más rápido.

O sea, que en ese segundo fatídico de Assen no te habías decidido del todo.

En un 90 por ciento, pero quise asegurarme. Y comprobé que con esa moto no podía hacer nada. Me quedaba un año de contrato, renuncié a cinco o seis millones de euros entre lo que me pagaba la fábrica y lo que me pagaban los patrocinadores, y empecé a disfrutar de la vida. Con esa moto podría haberme hecho daño de verdad.

Pues hablemos de disfrutar la vida.

He sido un gran coleccionista de coches. También colecciono relojes. Y cascos y monos de todos los campeones de MotoGP y Fórmula 1 desde 1950, con unas 150 piezas. Soy un coleccionista de fricadas. [Con esas fricadas de competición, Lorenzo abrió en 2016 un museo en Andorra].

¿Cuántos relojes?

Digamos que varias docenas.

¿Y coches?

Llegué a tener una decena. Ahora son menos, porque estoy más pendiente de los relojes.

"Después del toreo, el motociclismo es lo más peligroso que hay"

¿Cuál ha sido el mejor coche que has tenido?

Te diría dos: el Ferrari LaFerrari y el Pagani Huayra roadster. [Aquí conviene una anotación. El Ferrari LaFerrari cuesta más de tres millones de euros y existen 499 unidades. El Pagani Huayra puede costar hasta siete millones. Y, obviamente, no se venden a cualquiera]. Esos coches son como un Picasso o un Dalí en movimiento. Pero no los utilizo. Un coche de 1995 que haya hecho sólo mil kilómetros tiene mucho valor.

¿Hablamos de coleccionismo o de inversión?

De ambas cosas. Soy pragmático en todo lo que hago. Y, aunque compre por pasión, nunca olvido la inversión.

Pero inviertes en otras cosas.

Sí, claro. En el sector inmobiliario, por ejemplo, porque el suelo es limitado y no pueden robártelo. La inversión inmobiliaria suele ser segura.

Hablábamos de disfrutar de la vida..

Es que ahora hago solamente lo que me hace feliz. Pruebo cosas nuevas, como correr en coche. Llevo dos temporadas con Porsche y me divierto, no hay presión. Me encanta invertir y buscar inversiones nuevas que me proporcionen ingresos pasivos [dícese de los beneficios automáticos que no requieren de ningún trabajo]. También soy YouTuber y comento MotoGP. Ahora me planteo abrir otro canal sobre la mentalidad que me convirtió en el mejor durante varios años, sobre cómo invertir y sobre la ventaja de sacrificarse unos años para ahorrar, invertir y poder disfrutar luego de una vida maravillosa.

No sé qué pensará de eso un mileurista.

Se puede empezar desde muy abajo, da igual. Vivimos la mejor época de la historia. Con ChatGTP, con Google, tienes en tus manos toda la información que necesitas. Puedes invertir en las 500 mayores compañías de Estados Unidos, cuyo promedio de crecimiento anual es del 10%, a partir de 100 dólares, aunque una sola acción cueste 3.000 o más. La posibilidad está ahí. Pero si careces de los conocimientos y la educación financiera necesarios, estás perdido y no lo haces. Mi idea consiste en explicar cómo lo hago yo.

¿Y cómo has aprendido tú?

Leyendo mucho, viendo muchos vídeos, experimentando… He procurado adquirir experiencia práctica, dejando la mayor parte de mi patrimonio en manos de profesionales expertos y probando con una pequeña parte, a ver qué tal. Poco a poco he comprendido de qué va el mundo de la inversión. Me gustaría ofrecer a la gente esos conocimientos, esa educación financiera que, por desgracia, no se enseña en la escuela. Como tampoco se enseña a gestionar las emociones, ni a relacionarte con los demás, especialmente con los del sexo opuesto. Los hombres no sabemos cómo hablar con una mujer, ni las mujeres cómo hablar con un hombre. No tenemos ni idea.