¿Por qué hay tantos ciclistas que se operan de la arteria ilíaca? Todo empieza con una pierna dormida
Cracks mundiales como Van Vleuten, Ferrand-Prévot, Kruijswijk o Aru han pasado por el quirófano para resolver la obstrucción de los vasos sanguíneos que riegan las piernas.
Todo empieza con una pierna dormida. Cuando el ciclista se acerca al esfuerzo máximo, la palanca que le une con la biela para propulsar a la bicicleta deja de responder. Después viene el dolor, y las preguntas, y una respuesta que nadie quiere oír. Sigue una delicadísima operación de horas y horas en las que se reconstruyen uno o varios vasos sanguíneos. Luego hay dos meses de dudas e incertidumbre al término de los cuales la moneda normalmente sale cara, pero a veces ofrece la cruz para indicar el final de una vida profesional que, labrada durante años, queda en agua de borrajas.
Para Johan Jacobs (1997, Winterthur), los primeros signos ocurrieron en junio de 2022, en la crono de la Vuelta a Suiza. "Llevaba varios años sintiendo algo, pero no sabía lo que era y lo achacaba más bien a las caídas", cuenta el rodador de Movistar Team, entonces una promesa en plena progresión. "Ese día pensé que sí, que tenía un problema. Fui al hospital a que me viera un cirujano vascular. En la resonancia detectó que sufría una ligera endofibrosis de la arteria ilíaca, pero consideró que no era nada preocupante y lo dejó ir".
Endofibrosis de la arteria ilíaca. La obstrucción de uno de los vasos sanguíneos que riegan las piernas. "Una enfermedad de origen biomecánico", describe Dani Castillo, médico del conjunto WorldTour australiano Jayco-AlUla. "Según la posición en el sillín y cómo esté ajustada la bicicleta, se puede producir una irritación constante de la pared de la arteria ilíaca que acaba por producir una inflamación de la capa interna de la mucosa de la arteria, que se vuelve como consecuencia más rígida y puede generar un trombo". La pierna correspondiente a la arteria obstruida sufre carencia de oxígeno y entra en isquemia muscular. Se duerme. Duele. Limita. Desespera.
"Yo seguía entrenando y mis números entrenando eran buenos, pero en las carreras me faltaba chispa", continúa describiendo Jacobs. "En un momento dado empecé a sentir dolor también entrenando. Cada día era peor que el anterior. Dejó de gustarme montar en bicicleta". Y entonces llegó el día clave: la crono por equipos del UAE Tour de esta temporada. "Yo era muy importante para el equipo en esa crono, porque era uno de los ciclistas con más motor. Durante los primeros cinco minutos me sentía fenomenal… y, de repente, tuve que dejar de pedalear. Decepcioné a mis compañeros, decepcioné a mi equipo, me decepcioné a mí mismo. Y decidí darle otra vuelta al tema de la arteria iliaca".
Esta afección es una pesadilla recurrente en el pelotón. Desde los 90 se documentan casos y casos. En el pelotón femenino, campeonas de todo como Pauline Ferrand-Prévot, Annemiek van Vleuten ó más recientemente Marianne Vos han tenido que pasar por el quirófano. En el masculino hay casos notables como el neerlandés Steven Kruijswijk o el australiano Stuart O'Grady, que conocieron su cénit tras resolver este problema; y otros, como Fabio Aru, que continuaron decayendo.
Good to hear that Fabio Aru's surgery on the iliac artery of his left leg went well. 👍 According to Gazzetta dello Sport, a month of total rest for him now and another 3 of recuperation. Hopefully, we'll see him back in La Vuelta. pic.twitter.com/sWnnEWWRN4
— Mihai Simion (@faustocoppi60) April 2, 2019
"He vivido seis casos en mi equipo: dos hombres y cuatro mujeres", comparte su experiencia Castillo. "Por tema anatómico, la arteria ilíaca izquierda es más propensa a la endofibrosis que la derecha, pero puede suceder en cualquiera de las dos. A veces se puede recurrir a un tratamiento conservador, sin operación, pero normalmente se requiere una cirugía que es parecida a lo que se hace con las coronarias en el corazón, reemplazando el vaso sanguíneo que está fibrosado por un tubo de teflón sanitario o por otro vaso sanguíneo extraído del cuerpo. Los resultados son muy buenos, con relativamente pocas complicaciones, pese a que en la cirugía vascular no existe el riesgo cero. La recuperación es relativamente rápida: en unas cuatro semanas están pedaleando ya".
El último paciente de Castillo es Zdenek Stybar, respetado clasicómano checo ganador de una Strade Bianche y una etapa en el Tour de Francia que, a sus 37 años, ha visto la temporada de su retirada frustrada por la dichosa endofibrosis de la arteria iliaca. "Nos operamos el mismo día, 4 de mayo", refiere Jacobs. "Hicimos una apuesta, a ver quién regresaba a la competición antes… y resulta que lo hicimos la misma semana, yo en el Tour de Limousin y él en la Arctic Race of Norway". Tres meses y medio de parón.
"Mi cirujano me lo expuso muy claramente", continúa Jacobs. "O seguía como si nada un año más y daba por terminada mi carrera deportiva, o me operaba de inmediato". Eligió el bisturí. "Y me dijo que hasta ahora nadie se le había muerto en la mesa de operaciones, pero yo podía ser el primero", recuerda con una risa incómoda. "Fue una intervención compleja, porque además de la endofibrosis también tenía un pliegue en la arteria, algo así como el típico doblez que impide que el agua fluya con normalidad en una manguera".
En ese punto, Jacobs se levanta el maillot y muestra una cicatriz larguísima que baja desde el ombligo hacia la pelvis. "Me abrieron por aquí, y me sacaron unos 20 centímetros de arteria. Era extrañísimo; la zona obstruida se había cerrado un montón y era casi la mitad de ancha que la zona sana. Te puedo enseñar una foto, si quieres, pero no te gustaría verla". Y luego señala otra cicatriz, en la rodilla izquierda, igualmente escalofriante. "De aquí me extrajeron un trozo de vaso sanguíneo para reconstruir la arteria ilíaca".
Cinco horas duró el proceso. "Tardé tres días en volver a andar, y seis semanas en volver a pedalear", cuenta Jacobs. "Tuve que aguantar tres semanas más haciendo salidas de menos de una hora, así que fueron unos dos meses perdidos". Sin embargo, ahora está muy feliz con la decisión de operarse. "Me siento un ciclista nuevo", exclama radiante. "Aconsejo a todos los que sufran de endofibrosis que pasen por quirófano. Porque en el ciclismo siempre te van a doler las piernas, pero la sensación tras librarse de este problema es tan diferente…"