CICLISMO ADAPTADO

Ricardo Ten, el arcoíris que saltó del agua: "Me reté y me superé"

Triple campeón paralímpico de natación, este fin de semana ha ganado tres títulos mundiales en ciclismo adaptado en pista.

Ricardo Ten, en el podio de los mundiales de ciclismo adaptado en pista. /Ivan Arlandis
Ricardo Ten, en el podio de los mundiales de ciclismo adaptado en pista. Ivan Arlandis
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Era campeón de España, de Europa, del mundo y paralímpico de natación adaptada. Lo había ganado absolutamente todo. Pero como ocurre con muchos deportistas de alto nivel, el todo te arrastra a veces a la nada, al vacío.

"Perdí la motivación y notaba que me faltaba ambición para seguir", recuerda Ricardo Ten en una conversación con Relevo. Así que con 42 años, después de los Juegos de Río 2016, decidió salir de la piscina. ¿Retirarse? Nada de eso: cambió el bañador por las mallas y este fin de semana a los 47 años se ha enfundado tres maillots arcoíris en los mundiales de ciclismo adaptado en pista.

Tres oros como tres soles en omnium, persecución individual y scratch. "Ni yo me esperaba esto", admite nada más aterrizar en Valencia. Y eso que su presencia estuvo en duda por un accidente que tuvo unas semanas antes del Mundial. El hombro derecho se llevó la peor parte del golpe y por momentos pensaba que no iba a poder competir.

Además, el escenario no era uno cualquiera, estaba cargado de simbolismo. El Velódromo Saint-Quentin-en-Yvelines, donde voló, será el escenario dentro de dos años de las pruebas de ciclismo en pista de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024. Y ahí va a querer brillar Ten: "Desde luego".

Ricardo Ten, durante el Mundial de ciclismo adaptado en pista.
Ricardo Ten, durante el Mundial de ciclismo adaptado en pista.

La vida le cambió a los ocho años

Ten nació en Valencia el 11 de agosto de 1975 y la vida le dio un giro de 180 grados cuando tenía ocho años. Se electrocutó con unos cables y estuvo casi un año ingresado, curándose. Tuvo quemaduras por todo el cuerpo y cuando salió del hospital, lo hizo sin brazos y sin una pierna.

Dice Ten que, dentro del drama que supuso, no lo fue tanto por el hecho de ser niño. Que cuando fue padre se dio cuenta de lo que sufrieron los suyos en aquel momento. Que todo ocurre por algo. Que quería seguir haciendo deporte, que la ilusión y los sueños no están en los brazos ni en una pierna. Que la pasión va por dentro.

A los 15 años empezó a competir en la natación paralímpica y en 1996 ya estaba en los Juegos de Atlanta, donde se colgó una plata y un bronce. Mordió tres oros y dos bronces más hasta Londres 2012 y después de Río 2016 decidió que la piscina ya no tenía muchas más alegrías que darle. "Después de 21 años compitiendo al máximo nivel, ves que la línea ya no es ascendente, que el nivel va bajando y que la gente que viene por detrás te pone en tu sitio", cuenta.

"La natación es un deporte muy duro y exigente física y sobre todo mentalmente. Es muy repetitivo y no te puedes comunicar. Al final decidí que mi etapa como nadador se había acabado, pero como la competición me apasiona, decidí probar con el ciclismo", añade. Ya lo había practicado de joven y le gustaba. "Me adapté muy rápido y así hasta ahora".

Por el camino celebró un bronce en los Juegos Paralímpicos de Tokio, donde fue el abanderado español en la ceremonia inaugural, y ahora mira ya a París 2024. "Me reté y me superé", dice. Quedan todavía dos años, pero la espera no será igual con tres maillots arcoíris en el armario.