CICLISMO

Oier Lazkano desempolva los cerros de Úbeda y se exhibe en la Clásica de Jaén

El vitoriano de 24 años suma la cuarta victoria de la temporada para el Movistar Team, con Tronchon segundo y Tratnik tercero.

Oier Lazkano celebra su victoria en Jaén./GETTY SPORT / MOVISTAR TEAM
Oier Lazkano celebra su victoria en Jaén. GETTY SPORT / MOVISTAR TEAM
Daniel Arribas

Daniel Arribas

Hace ya varias décadas, traduciendo al francés Georges Brassens, Javier Krahe cerró una canción advirtiendo: "Un día nos va a reunir una gran tempestad tras la que no vendrá la calma". Tiempo después, para conmemorar a su amigo ya fallecido, Joaquín Sabina puso voz al verso, premonitorio hoy en su Úbeda natal, por cuyas calles ha concluido la tercera edición de la Clásica de Jaén, la de los caminos de olivos, la del sterrato, convertido este año en barro por las incesantes lluvias, y la de un Oier Lazkano que, tras Lutsenko y Pogacar, predecesores de lujo, ha alzado los brazos en meta este lunes en la localidad jienense.

El vitoriano, 24 años recién cumplidos, se ha impuesto con una exhibición en una prueba que, aunque enmarcada en la categoría 1.1 —la segunda división del ciclismo internacional—, y encajonada en lunes para evitar la competencia televisiva del fútbol, presume ya de ser la antesala oficiosa a una temporada de clásicas cuyos fuegos de artificio estallan en los cinco grandes monumentos: Milán - San Remo (16 de marzo), Tour de Flandes (31 de marzo), París - Roubaix (7 de abril), Lieja - Bastoña - Lieja (21 de abril) y Giro de Lombardía (12 de octubre).

Con el cielo escampando, ajeno a cualquier calma, pronto llegó la primera sacudida del grupo principal, con el ganador, Igor Arrieta y Nicolas Prodhomme tomando un margen de hasta cinco minutos antes de afrontar el primero de los cuatro tramos de tierra, el mismo en el que Wout van Aert, desafortunado esta vez, se vio obligado a cambiar de rueda tras un pinchazo.

Lazkano, gemelos de piedra, maillot impoluto de campeón de España, comandó con asombroso poderío el tridente de cabeza por los cerros de Úbeda, sin negociar esfuerzos ni mirar atrás, como el último Sabina, que embriagado de éxito y empeñado en negarlo todo, escribió: "Ni he quemado mis naves ni sé pedir perdón".

Alegría inmensa del equipo Movistar, que celebra ya a estas alturas su cuarto triunfo de la temporada tras los sellados por Pelayo Sánchez en el Challenge de Mallorca, Will Barta en la Vuelta a la Comunidad Valenciana y Fernando Gaviria en la Vuelta a Colombia. Rodamos juntos, reza un gigantesco hashtag en el autocar del conjunto navarro, azul oscuro casi negro, como el cielo que tronaba esta última noche en Úbeda.

Quizá es tiempo, pensarán algunos, de aclarar tonalidades, recuperar el brillo y, como en el recorrido de la clásica jienense, saber cuándo renunciar al 'todo' para poder disfrutar del camino. Solo así se explica el cambio de suerte en el equipo de la 'M', que parece haberse mirado al espejo para dar un paso atrás que, por qué no, anticipe dos hacia adelante. "Sí, un poquito más de planificación, un paso adelante con la nutrición...", ha apuntado Lazkano tras la victoria, aún con polvo sobre el maillot tras 118 kilómetros de fuga. "Al final, este ciclismo tan avanzado cada vez se parece más a la Fórmula 1. Cada pequeño paso cuenta".

El contrato de Oier Lazkano, en el aire

"No me preocupa aquello que no depende de mí", advertía el vitoriano hace solo unos días a Relevo, en la puesta de gala del conjunto telefónico en Madrid. El motivo, un contrato que, si nada cambia, finaliza al término de la presente campaña. "Yo me centro en los muchos factores en los que todavía puedo dar un salto", sentenciaba, parco en explicaciones. "Al final, las mejoras se consiguen en casa, en cómo te alimentas, en cómo entrenas, poco a poco, cuidándote, yendo a trabajar en altura. Así se mejora. No hay otra forma".