OPINIÓN

La última jugada del UAE con Juan Ayuso puede acabar en puerta grande o enfermería

Juan Ayuso cruza la línea de meta el domingo en el final de la etapa del Giro de Italia/Getty Images
Juan Ayuso cruza la línea de meta el domingo en el final de la etapa del Giro de Italia Getty Images

Desde el pasado Tour de Francia, Tadej Pogacar ha disputado trece carreras con el maillot del UAE. Solo en una de ellas -el Gran Premio de Quebec- ha coincidido con Juan Ayuso. El dato podría ser trivial si no supiéramos lo que sabemos, es decir, que el esloveno no ve a Ayuso como un buen escudero y prefiere tenerle lejos a pesar de todo el talento que atesora. Aquella etapa del Galibier le sentenció a los ojos del gran dominador del ciclismo mundial… y creó un cierto resquemor entre sus compañeros. Adam Yates y Joao Almeida no dudaron en criticarle públicamente por no esforzarse lo suficiente. A las pocas etapas, Ayuso, directamente, abandonó.

Se podría decir, por lo tanto, que el UAE es un equipo al que le gusta tener las jerarquías definidas y que no lleva bien la disidencia, pero a la vez tiene tantos buenos corredores que dichas jerarquías tiemblan salvo cuando está el propio Tadej de por medio. Por ejemplo, en este Giro, parecía claro que el líder era el propio Ayuso. Siguiendo la lógica que tanto se le criticó al español cuando intentó escaquearse en los relevos, todo el equipo debería estar volcado a su alrededor. Y, sin embargo, en la llegada a Siena vimos que no es así.

Hagamos un repaso para quien no sepa de qué hablamos: en un remedo de la Strade Bianche, el Giro decidió hacer una etapa llena de tramos de sterrato y la carrera fue un hermoso caos. En una de esas, hubo una caída en medio del pelotón, Primoz Roglic se quedó descolgado y Ayuso, con una herida en la rodilla, logró colarse en el segundo grupo. Delante de él, a poco más de treinta segundos, unos cuantos elegidos: hasta tres corredores del Ineos -destacando el exganador del Tour, Egan Bernal-, dos del Alpecin que venían de una fuga anterior, Wout van Aert… e Isaac del Toro, del UAE.

Según los cánones, del Toro debería haberse quedado a cola del grupo, no dar un relevo y limitarse a seguir los ataques de los demás. Incluso, se le podría haber pedido que bajara al grupo de Ayuso a tirar como loco y aumentar la diferencia con el grupo de Roglic. El problema es que del Toro es demasiado bueno. Un auténtico prodigio mexicano de apenas 21 años, uno menos que Ayuso. ¿Cómo paras a alguien así? ¿Cómo le pides que no luche por la etapa y por la maglia rosa?

Los demás compañeros, también desaparecidos

En el UAE, desde luego, no encontraron la manera y le dejaron hacer. Al final, se quedó solo con Van Aert y perdió la etapa, algo que puede pasar… pero ganó el maillot de líder. Ahora, queda saber si el equipo lo defenderá o no. Según actúe, la táctica de Siena será una genialidad o una torpeza absoluta. En el primer caso, es decir, si del Toro aguanta ahí arriba y se convierte en una segunda baza, el hecho de que tirara con tal intensidad en el tramo llano, llevando a un rodador como Van Aert casi siempre a rueda, algo que podía haber evitado, habrá sido un movimiento acertadísimo.

De lo contrario, si todo sigue tal y como se preveía al principio de la carrera y el triunfo se lo disputan Roglic y Ayuso más le vale a los directores del UAE que la cosa no esté ni emocionante. Porque el caso es que la de este domingo fue una oportunidad que ni pintada para meter una buena diferencia al del Bora, pero no se vio una especial intención por parte del equipo del español. No solo es que Isaac del Toro hiciera la guerra por su cuenta, que, a mí, con la excepción mencionada del sobreesfuerzo en el llano, me parece razonable, sino que nadie le echó una mano atrás tampoco.

Porque el caso es que, con Ayuso, en el mismo grupo, se quedaron también Brandon McNulty y Adam Yates, dos excelentes corredores. Quiero pensar que los dos estaban agotados, porque a McNulty algo se le vio tirando -aunque poco, casi todo el trabajo lo hizo el Bahrein de Tiberi, con ayuda de Ayuso en primera persona-, pero al inglés aún estamos esperando a que le dé el aire. Tampoco hubo un gran trabajo de equipo en la única llegada en alto hasta la fecha, que se llevó Ayuso por pura superioridad, sin nadie que le preparara el ataque.

A repetir lo de Jumbo 2023

Sea como fuere, la situación es extraña: tienes a un líder declarado antes de la carrera. Ese mismo líder se muestra superior al resto en la primera etapa de montaña y de hecho la gana. No sé, parece que a partir de ahí sería lógico que pudiera contar con todos sus compañeros para ayudarle en cualquier circunstancia. Y, sin embargo, como si aquello fuera el viejo Jumbo-Visma, en la siguiente etapa decisiva, nos encontramos al mexicano marcándole el ritmo a Van Aert y a los otros dos compañeros ahorrando energías en el grupo perseguidor.

Es todo muy raro. Puede que creyeran que la herida de Ayuso en la rodilla se podía complicar y quisieran asegurarse esa segunda baza. El problema es que el culebrón va ya para largo y este tipo de cosas no ayudan a firmar la paz. Da la sensación de que, si Ayuso quiere ganar el Giro, lo va a tener que hacer por su cuenta y riesgo, sin demasiada ayuda de un equipo tan descomunal que tiene a cuatro corredores entre los nueve primeros clasificados de la general.

Vamos, que, si lo gestionan bien, lo de la Vuelta de 2023 puede quedar en nada… pero como se les vaya de las manos y la apuesta haya sido la incorrecta, ojo a las consecuencias. Roglic sigue vivo, salvo que en la contrarreloj del martes demuestre lo contrario. Si luchar por una etapa o por un alto puesto en la general era un objetivo mayor, lo dirá el tiempo y las fuerzas de Isaac del Toro, que, por cierto, no lo neguemos, parecen ser muchas.