CICLISMO

1.000 kilómetros y una odisea: así firmó Santiago Buitrago el primer podio colombiano de la historia en Lieja

El bogotano de Bahrain Victorious compitió en La Decana este domingo después de completar el Tour de los Alpes entre el lunes y el viernes… y acabó tercero

El podio de la Lieja-Bastoña-Lieja 2023. De izquierda a derecha: Santiago Buitrago (Bahrain Victorious, 3º); Remco Evenepoel (Soudal-Quick Step, 1º); y Tom Pidcock (Ineos Grenadiers, 2º). /ASO / MAXIME DELOBEL
El podio de la Lieja-Bastoña-Lieja 2023. De izquierda a derecha: Santiago Buitrago (Bahrain Victorious, 3º); Remco Evenepoel (Soudal-Quick Step, 1º); y Tom Pidcock (Ineos Grenadiers, 2º). ASO / MAXIME DELOBEL
Fran Reyes

Fran Reyes

Son las cuatro de la tarde del viernes cuando la quinta y última etapa del Tour de los Alpes concluye en Brunico, provincia de Bolzano. Después de 750 kilómetros plagados de puertos y alta montaña, Santiago Buitrago concluye la ronda italo-austriaca en octava posición y se monta en un coche del equipo Bahrain Victorious que le lleva al aeropuerto de Treviso. Al cabo de tres horas de carretera, se monta en un vuelo dirección Bruselas. Cuando aterriza, otro coche de Bahrain le recoge para llevarle a su hotel, a las afueras de Lieja. A las dos de la mañana entra en su habitación. Su odisea ha concluido: está listo para participar en La Doyenne.

El domingo a las 10:30, Santiago Buitrago (1999, Bogotá) toma la salida como segundo espada de su Bahrain Victorious, que confía en Mikel Landa como jefe de filas tras su podio en Flecha Valona y pone a su disposición a hombres del calibre de Matej Mohoric, Pello Bilbao o Wout Poels. En la Côte de Wanne, todavía a 85 kilómetros de meta, el alavés cede del pelotón que está siendo cribado por Soudal-Quick Step. De repente, Buitrago es el referente único del conjunto bareiní. Y, aunque pasa un mal momento en la inmediata Côte de Stockeu, lo solventa y continúa al par de los mejores cuando la carrera entra en su fase definitiva.

Es en la mítica y temible ascensión a La Redoute que el ganador, el maillot arcoíris Remco Evenepoel, se desmarca. "Sabíamos que iba a atacar fuerte porque justo su compañero Van Wilder había acelerado el ritmo, y aun así no pudimos seguirle", cuenta el propio Buitrago. "Pero yo me sentía con buenas piernas". Por eso, cuando la revelación irlandesa Ben Healy arrancó en la siempre decisiva Roche-aux-Faucons, el colombiano emergió y se pegó a su rueda. Dientes apretados, aguantó hasta el páramo en el cual el británico Tom Pidcock, vigente campeón de la Strade Bianche, empalmó con ellos.

Los tres cooperaron sin dudar para llegar a meta con la ventaja necesaria para jugarse en la recta final las dos plazas de podio flanqueando a Evenepoel. "Ahí sabía que el más rápido era Pidcock, pero es difícil saber cómo van a responder las piernas después de 250 kilómetros". En su caso, sumando Alpes, 1000. "Iba a ser difícil batirlo al sprint. Intenté sorprender arrancando a falta de 300 metros para meta, pero hoy salió así y ya está". Tercero en la Lieja-Bastoña-Lieja, la Decana de las clásicas, el más viejo de los Monumentos. Nada más. Nada menos.

¿Sabes que eres el primer colombiano que sube al podio de Lieja, Santi? "¡No lo sabía!", exclama con sus ojos achinándose todavía más de lo normal en una sonrisa. "Esta carrera la había visto mucho por televisión; era una de mis clásicas favoritas. Tuve el privilegio de participar en 2020, sin poder terminarla. Subir al podio en mi segunda participación es increíble". Y entonces hace gala de la humildad que le caracteriza: "Para mí es un honor compartir el podio con Evenepoel y Pidcock".

Recién llegado de una concentración en el Teide que se ha hecho notar para bien esta semana, Santiago Buitrago encara ahora su puesta a punto final antes de su gran objetivo de la temporada: el Giro d'Italia, que arranca este 6 de mayo. "Este podio es una motivación extra", apunta. Su objetivo en la 'corsa rosa' será "mejorar el año pasado", cuando ganó una etapa escapado (final en alto en Lavarone) y acabó 12º en la general final a base de batallar. Con las piernas que ha demostrado en Lieja, los aficionados colombianos tienen motivos para la ilusión.